En un avance que promete abrir nuevas posibilidades en el tratamiento de la pérdida de visión, un equipo de investigadores del Hospital Oftalmológico de la Ciudad de Kobe en Japón, se enfocó en un método que podría cambiar el panorama de la oftalmología: la utilización de células madre humanas para tratar el agujero macular en un mono.
Este logro representa un paso adelante en la búsqueda de tratamientos eficaces para problemas visuales relacionados con el envejecimiento, como el agujero macular, una afección que hasta ahora presentó retos significativos para la medicina oftalmológica. Los resultados se publicaron en la revista Stem Cell Reports.
Se trata de un avance marca un hito en la búsqueda de tratamientos efectivos para trastornos visuales vinculados al envejecimiento, como el agujero macular, una condición que ha planteado grandes desafíos a la medicina oftalmológica. Los hallazgos fueron publicados en la revista Stem Cell Reports.
El agujero macular es una condición que se desarrolla cuando el vítreo, el líquido gelatinoso que rellena el ojo, se encoge y se separa de la retina a medida que envejecemos. Este proceso puede desgarrar la mácula, la región central de la retina, que es clave para la visión central y el procesamiento de la luz, según el medio especializado Futurism.
Debido a que la mácula es la parte más activa del ojo, cualquier daño a esta área provoca una pérdida progresiva de la visión. Esto afecta directamente la capacidad de ver con claridad los detalles en el centro del campo visual.
Los resultados del trasplante de células madre humanas en el mono mostraron una mejora notable en su capacidad visual, lo que destaca el potencial de este enfoque. Antes del procedimiento, el mono solo podía fijar su mirada en el 1,5% de los puntos en una prueba visual que medía su capacidad para enfocar en distintos lugares de una pantalla, informó otro medio especializado, New Scientist. Esta limitación indicaba el grado severo de deterioro que sufría debido al agujero en su retina.
Seis meses después del trasplante, la mejoría fue evidente: el primate fue capaz de fijar su mirada en entre el 11% y el 26% de los puntos en varias pruebas de seguimiento. Este progreso muestra que el tratamiento logró restaurar parte de la estructura retinal afectada y también tuvo un impacto positivo en la función visual del animal, permitiéndole recuperar cierta capacidad para enfocar.
El problema de tratamientos actuales
Los tratamientos actuales para los agujeros maculares implican trasladar células de la periferia de la retina hacia la mácula dañada. Sin embargo, este método tiene limitaciones significativas: aunque puede cerrar el agujero, con frecuencia causa pérdida de la visión periférica, según informó el medio científico Live Science.
Ante estas dificultades, el uso de células madre se perfila como una solución innovadora, ya que permite introducir nuevas células en lugar de redistribuir las existentes. Esto abre la puerta a una reparación más completa y menos invasiva.
Limitaciones del trasplante
A pesar del éxito inicial, hubo una leve complicación al inicio. El organismo del primate rechazó al parche trasplantado, un evento esperado en los procedimientos de este tipo, según Live Science. Afortunadamente, el equipo médico actuó con celeridad administrando esteroides que controlaron la respuesta inmunológica adversa.
Además, el estudio dejó interrogantes abiertos sobre los mecanismos exactos que explican la mejora en la visión. Uno de los aspectos que los científicos aún no pudieron determinar es si las nuevas células visuales que se formaron en la retina del animal provenían directamente de las células madre implantadas o si estas, de alguna manera, estimularon la regeneración de las células nativas del ojo del mono, informó Futurism.
Este tipo de dudas plantea la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor cómo funcionan las células madre en la reparación del tejido ocular.
Este desconocimiento se hace especialmente relevante cuando se considera la posibilidad de aplicar este tratamiento en humanos. Aunque los resultados obtenidos en el mono son prometedores y muestran que el trasplante celular mejora la visión, los científicos deben entender con mayor profundidad cómo estas células interactúan con el tejido retinal para garantizar la seguridad y eficacia del procedimiento en humanos.