Un auto propulsado por hidrógeno y construido con materiales reciclados podría ser el próximo en romper récords de velocidad. Un grupo de estudiantes del Warwick Manufacturing Group (WMG), en la Universidad de Warwick, han trabajado en un ambicioso proyecto que busca no solo destacar en el mundo del automovilismo, sino también promover prácticas sostenibles. El prototipo, conocido como Waste2Race, ha sido fabricado utilizando una combinación de piezas de repuesto y materiales reciclados, como fibra de carbono reutilizada y hasta un retrovisor hecho de residuos de remolacha.
El auto de carreras, basado en el diseño de un Le Mans Prototype 3 (LMP3), se construyó con el objetivo de demostrar que la ingeniería sostenible y la velocidad pueden ir de la mano. Una de las piezas más innovadoras es su volante, completamente natural, mientras que la batería utilizada fue recuperada de un auto de carretera accidentado, aportada por ENRG Motorsport. Los estudiantes de WMG, junto con el apoyo de la industria, esperan tener el auto completamente listo para competir y desafiar récords en los próximos 6 a 12 meses, presentando así una visión más ecológica para el automovilismo del futuro.
El Waste2Race no solo es innovador por su diseño sostenible, sino también por la fuente de su energía: hidrógeno producido a partir de aguas residuales. Este combustible proviene de un subproducto generado por la empresa de servicios públicos Severn Trent Water, que ha trabajado junto a los estudiantes para proporcionar una solución energética innovadora y respetuosa con el medio ambiente.
El uso de hidrógeno como combustible, obtenido de un proceso de tratamiento de aguas residuales, representa una alternativa limpia frente a los combustibles fósiles tradicionales, alineándose con los principios de la economía circular. De esta manera, el proyecto no solo busca batir récords de velocidad, sino también generar conciencia sobre cómo los residuos pueden ser reutilizados para crear tecnologías más limpias. Según Richard Walwyn, director de Inteligencia e Innovación de Activos en Severn Trent, la colaboración con la Universidad de Warwick refleja su compromiso con el desarrollo de tecnologías que impactan positivamente en el medio ambiente.
Con su auto propulsado por hidrógeno, loa estudiantes esperan competir por varios títulos, entre ellos los de salida en parado y en vuelo. Estos desafíos de velocidad, que miden el rendimiento desde una posición de reposo o ya en movimiento, son altamente competitivos y representan el máximo logro en términos de ingeniería automovilística.
Este auto aún está en las últimas fases de su desarrollo pero los estudiantes de WMG confían en que estará listo para mediados del 2025. Este es el año en que planean llevar el Waste2Race a las pistas y demostrar que la sostenibilidad no está reñida con la velocidad. Los récords que intentarán batir son símbolos de la capacidad técnica del auto y del potencial de los combustibles limpios, como el hidrógeno, para redefinir el futuro del automovilismo de alto rendimiento.
El automovilismo, habitualmente visto como un deporte de alto consumo energético y poco alineado con la sostenibilidad, se enfrenta a un desafío con iniciativas como el Waste2Race. Este proyecto busca demostrar que la ingeniería de competición puede evolucionar hacia modelos más respetuosos con el medio ambiente sin sacrificar el rendimiento. El uso de materiales reciclados, combinados con tecnologías innovadoras como el hidrógeno generado a partir de aguas residuales, es un ejemplo claro de cómo se pueden integrar prácticas ecológicas en un sector históricamente dominado por los combustibles fósiles y la obsolescencia programada.
El proyecto también se alinea con el creciente interés en la sostenibilidad dentro del mundo del automovilismo. La idea de crear autos de competición que utilicen tecnologías limpias cobra fuerza, sobre todo en un contexto donde eventos como las 24 Horas de Le Mans ya han anunciado que permitirán la participación de autos con pila de combustible de hidrógeno a partir de 2026. Estos cambios están encaminados a reducir la huella ambiental del automovilismo y abrir nuevas oportunidades para tecnologías más limpias en una industria que históricamente ha sido resistente a este tipo de transformaciones.
El éxito de Waste2Race no sería posible sin la colaboración entre distintas entidades de la industria y la academia. Este proyecto destaca por la sinergia entre empresas y estudiantes que, trabajando juntos, están llevando los límites de la innovación en sostenibilidad dentro del automovilismo. La participación de empresas como Ginetta, fabricante británico especializado en autos deportivos y de competición, ha sido clave al proporcionar una selección de piezas de repuesto y sin uso para el prototipo. Además, la firma ENRG Motorsport ha contribuido con una batería recuperada de un auto accidentado, reforzando el enfoque en la reutilización de componentes.
El propio Grupo de Investigación de Materiales y Fabricación Sostenibles de la Universidad de Warwick, dirigido por el profesor Kerry Kirwan, ha sido un pilar fundamental en este proyecto. Según el profesor Kirwan, esta colaboración es un ejemplo perfecto de cómo la curiosidad y el ingenio de los estudiantes, junto con el apoyo de las empresas, pueden romper barreras y redefinir lo que es posible en términos de sostenibilidad. La unión entre el mundo académico y la industria está permitiendo que surjan soluciones innovadoras que no solo son factibles, sino que podrían tener un impacto transformador en el futuro del automovilismo y más allá.
El interés por el hidrógeno como fuente de energía limpia está ganando terreno en la ingeniería automotriz y en otros sectores de la industria. Proyectos como el Waste2Race son parte de un esfuerzo mayor que están emprendiendo empresas y fabricantes de automóviles como Toyota y Alpine, que ven en el hidrógeno una alternativa viable para el futuro de las competiciones automovilísticas. La tendencia es clara: grandes nombres de la industria están explorando cómo esta tecnología puede reemplazar los combustibles fósiles y reducir la huella de carbono de los autos de alto rendimiento.
Recientemente, BMW anunció que su primer auto de hidrógeno estará disponible en 2028, una señal de que la tecnología está madurando y que su adopción será cada vez más común. Además, eventos icónicos como las 24 Horas de Le Mans ya han dado pasos importantes al anunciar que, a partir de 2026, abrirán la competencia a los vehículos con pila de combustible de hidrógeno. Este cambio en las reglas de una de las carreras más prestigiosas del mundo marca un antes y un después en el deporte, y resalta la importancia de seguir desarrollando y adoptando fuentes de energía sostenibles en el automovilismo.
El auge del hidrógeno como combustible no se limita únicamente a los autos de carreras. Esta tecnología se está investigando activamente para aplicaciones en sectores donde se requiere energía para mover maquinaria pesada. Los trenes, aviones y equipos de construcción son algunos de los principales campos en los que el hidrógeno está demostrando ser una alternativa limpia y eficiente a los combustibles fósiles.
Los investigadores y fabricantes están apostando por el hidrógeno debido a su capacidad para generar energía sin emisiones de carbono, siempre que el proceso de obtención sea igualmente limpio, como sucede con el uso de aguas residuales en el proyecto Waste2Race. La versatilidad del hidrógeno lo convierte en una opción atractiva para diferentes sectores industriales que buscan reducir su huella de carbono, y su adopción es un paso importante hacia la descarbonización global. En un momento en el que el mundo está cada vez más enfocado en combatir el cambio climático, tecnologías como ésta son vistas como una solución viable para las necesidades energéticas del futuro.