En el sur de Brasil, en una región que una vez formó parte del supercontinente Gondwana, los científicos han descubierto un fósil que podría cambiar la comprensión del surgimiento de los dinosaurios. Se trata de Gondwanax paraisensis, un reptil cuadrúpedo que habitó la Tierra hace aproximadamente 237 millones de años, durante el período Triásico. Este hallazgo es considerado uno de los fósiles más antiguos del mundo, y proviene de una capa de roca que data de una era en la que no solo aparecieron los dinosaurios, sino también otros grupos como los mamíferos, cocodrilos y tortugas. Según EFE, la Universidad Federal de Santa María afirma: “El fósil resalta la importancia de Brasil en el escenario internacional del estudio del origen de los dinosaurios”.
El fósil ha sido clasificado como un nuevo silesáurido, un grupo extinto de reptiles cuyos vínculos con los dinosaurios han sido objeto de debate entre los paleontólogos. Mientras algunos expertos sugieren que los silesáuridos eran dinosaurios primitivos, otros creen que eran simplemente sus precursores. El Centro de Apoyo a la Investigación Paleontológica en Brasil afirmó a Reuters que “comprender las características de estos precursores podría arrojar luz sobre lo que fue crucial para el éxito evolutivo de los dinosaurios”. Esta controversia sigue alimentando la investigación científica sobre la evolución temprana de los arcosaurios, el grupo que dio lugar a los dinosaurios.
Gondwanax paraisensis medía aproximadamente un metro de largo y pesaba entre tres y seis kilogramos. Aunque no se han recuperado restos dentales, lo que complica la identificación de sus hábitos alimenticios, los paleontólogos estiman que pudo haber sido herbívoro u omnívoro, como la mayoría de los animales relacionados con él. Este pequeño reptil vivió en un mundo mucho más cálido que el actual y habría recorrido lo que hoy es el sur de Brasil, una región que en aquel entonces formaba parte de Gondwana, el enorme continente en la parte sur de Pangea.
El descubrimiento de Gondwanax paraisensis es relevante porque podría ofrecer nuevas pistas sobre los factores que contribuyeron al éxito evolutivo de los dinosaurios. Como lo expresó el paleontólogo Rodrigo Temp Müller, responsable del estudio publicado en Science Direct el 4 de octubre: “Al ser tan antiguo, nos da pistas sobre cómo surgieron los dinosaurios”. El fósil pertenece a una época crucial en la evolución de varias especies que posteriormente dominarían la Tierra, como los dinosaurios y los mamíferos.
El contexto geológico de este fósil es también un aspecto significativo. Gondwanax paraisensis fue hallado en una capa de roca del período Triásico en la localidad de Paraíso do Sul, en el estado de Río Grande do Sul, una zona reconocida por el descubrimiento de los dinosaurios más antiguos del mundo, lo que le valió un reconocimiento en el Libro Guinness de los Récords en 2021. Esta región ha proporcionado fósiles de suma importancia para la paleontología, siendo un área clave para la investigación de la formación Santa Maria, famosa por albergar restos de dinosaurios y otras especies prehistóricas.
El proceso de descubrimiento fue igualmente extraordinario. El fósil fue encontrado en 2014 por el médico y aficionado a la paleontología Pedro Lucas Porcela Aurelio, quien lo donó a una universidad local en 2021, lo que permitió a los científicos iniciar tres años de investigación. Aurelio describió el momento en que desenterró el fósil como algo “extraordinario”, afirmando a Reuters que “ser el primer humano en tocar algo de hace 237 millones de años es indescriptible”.
Uno de los aspectos más intrigantes de este hallazgo es el debate filogenético que rodea a los silesáuridos. A pesar de los avances científicos, aún no hay consenso sobre si estos reptiles eran verdaderos dinosaurios o simplemente sus precursores. Este fósil aporta nuevos datos sobre la diversidad morfológica de los silesáuridos, y su coexistencia con otras especies, como Gamatavus antiquus en el mismo ecosistema, sugiere que estas especies ocupaban nichos ecológicos diferentes. Como detalla el estudio publicado por Müller: “La combinación única de características sugiere comportamientos distintos para estas especies”, lo que habría permitido su convivencia en el mismo hábitat hace millones de años.