La NASA reveló sus planes para llevar a cabo una misión tripulada a Marte en la década de 2030, con la esperanza de que esta expedición pueda desentrañar algunos de los misterios geológicos del planeta rojo. El viaje de ida y vuelta tomaría entre seis y siete meses cada trayecto, cubriendo hasta 402 millones de kilómetros en cada dirección. Los astronautas podrían pasar hasta 500 días en la superficie de Marte antes de regresar a la Tierra para una misión cuyo objetivo principal es la exploración y el descubrimiento científico.
El programa Artemis de la NASA, diseñado para retornar a los humanos a la Luna esta década, sirve como un campo de entrenamiento para esta misión interplanetaria. Se espera que el Artemis III, programado para 2026, lleve nuevamente humanos a la superficie lunar, específicamente al polo sur de la Luna, donde se cree que existen grandes reservas de agua en forma de hielo. La NASA ha expresado que los astronautas de Artemis podrían establecer hábitats en la superficie lunar y pasar varios meses explorando, con el fin de adquirir las habilidades necesarias para futuros exploradores de Marte. Este acercamiento pretende facilitar el entendimiento de cómo operar en entornos hostiles y preparar la tecnología necesaria para el ambicioso viaje a Marte.
Cómo es Marte, el planeta rojo que la Tierra quiere seguir explorando
En cuanto a los misterios geológicos sobre Marte, el planeta se formó hace aproximadamente 4,6 mil millones de años junto con el resto del sistema solar. Durante los primeros 3,8 mil millones de años, Marte era muy similar a la Tierra, con océanos abundantes, lagos y ríos. Sin embargo, la superficie de Marte en la actualidad está completamente desprovista de agua líquida, aunque se han encontrado evidencias de la existencia pasada de estas masas de agua.
La investigación reciente del rover Curiosity en el cráter Gale aporta nueva información sobre cómo el antiguo clima marciano pasó de ser potencialmente adecuado para la vida, con evidencia de agua líquida abundante en la superficie, a condiciones inhospitalarias actuales. La NASA informó que el doctor David Burtt sentenció que los valores isotópicos de los carbonatos en Marte indican cantidades extremas de evaporación y sugieren un entorno antiguo donde estos carbonatos probablemente se formaron en un clima que solo podría soportar agua líquida transitoria.
Un panel denominado Human Exploration of Mars Science Analysis Group fue instaurado por la NASA para definir y evaluar las preguntas científicas clave que una misión humana a Marte debería abordar, preguntas que no pueden ser respondidas por misiones robóticas más económicas. Entre las cuestiones prioritarias se encuentra si hubo vida en Marte, y cómo el planeta perdió su abundante agua líquida y parte de su atmósfera a lo largo del tiempo.
La diferencia de elevación en las dos mitades del planeta es otra área de interés para los científicos. Un tercio de Marte, principalmente en el hemisferio norte, es de 3 a 6,4 kilómetros más bajo en elevación, conocidas como las tierras bajas del norte, las cuales tienen relativamente pocos cráteres de impacto. El resto del planeta, las tierras altas del sur, está lleno de antiguos cráteres. Enviar astronautas para estudiar estos rasgos puede ayudar a los investigadores a entender cómo y cuándo ocurrieron eventos importantes durante la historia temprana de Marte.
La NASA se encarga de explicar que el análisis isotópico de los minerales ricos en carbono en el cráter Gale proporciona informaciones únicas sobre el cambio climático que experimentó Marte. Los valores de isótopos de carbono y oxígeno hallados son los más altos registrados para cualquier material marciano, sugiriendo procesos extremos detrás de su formación. La doctora Jennifer Stern de NASA Goddard comentó sobre los diferentes regímenes climáticos que podrían haber formado estos carbonatos, señalando que “un régimen cíclico húmedo-seco sugeriría alternancia entre ambientes más habitables y menos habitables.”
Finalmente, el informe de la NASA menciona que la nave espacial Orion y el cohete Space Launch System ya realizaron un vuelo de prueba exitoso como parte de la misión Artemis I en noviembre de 2022, lo que representa un importante paso hacia el retorno de los humanos a la Luna y, eventualmente, al cumplimiento de la misión a Marte en las próximas décadas.