En medio de paisajes extremos y desolados, donde las rocas volcánicas, desiertos áridos y capas de hielo eterno dominan el terreno, los astronautas se preparan para misiones espaciales. Aunque pueda parecer sorprendente, la Tierra ofrece entornos tan hostiles y particulares que sirven como laboratorios naturales para entrenar a los futuros exploradores del espacio. En lugares como islas remotas del Ártico canadiense o los paisajes similares a la superficie lunar de Islandia, los astronautas practican técnicas de supervivencia, simulan caminatas espaciales y desarrollan habilidades necesarias para enfrentarse a los desafíos que supone vivir fuera de nuestro planeta.
Estos lugares, conocidos como “análogos espaciales”, permiten a los astronautas familiarizarse con condiciones extremas y aisladas, semejantes a las que encontrarán en misiones a la Luna o a Marte. A través de estos análogos terrestres, los equipos no solo perfeccionan sus habilidades técnicas y geológicas, sino que también entrenan para trabajar en equipo y desarrollan resistencia psicológica, factores esenciales para las misiones de larga duración en el espacio exterior.
Entrenamiento en paisajes volcánicos de Islandia
Islandia ha sido desde hace tiempo uno de los destinos favoritos para el entrenamiento espacial. Sus vastos campos de lava, cráteres y paisajes desérticos hacen de este lugar una simulación casi perfecta de la Luna. Durante el programa Apolo en la década de 1960, los astronautas describieron sus prácticas en Islandia como una de las experiencias más cercanas a caminar por la superficie lunar. Hoy, la tradición continúa con el programa Artemis de la NASA, que también ha elegido la geografía volcánica islandesa como un campo de entrenamiento fundamental para preparar a los astronautas que regresarán a la Luna.
El paisaje islandés ofrece condiciones únicas: rocas basálticas de origen volcánico que se asemejan a las que se encuentran en la Luna, con estructuras y formaciones similares a las que los astronautas podrán explorar en futuras misiones. Según Cindy Evans, directora de entrenamiento de geología de Artemis de la NASA, Islandia “tiene el paisaje, la apariencia y la escala de las características que los astronautas observarán en la superficie lunar”. Además, los astronautas aprenden a identificar y recolectar diferentes tipos de rocas, como basaltos y brechas, usando herramientas geológicas tradicionales como martillos y palas.
Este entrenamiento no solo busca desarrollar habilidades científicas, sino también ayudar a los astronautas a acostumbrarse a moverse y trabajar en terrenos irregulares y accidentados, anticipando los desafíos que encontrarán al caminar por la superficie lunar o incluso marciana. Con estas experiencias, Islandia se convierte en un entorno valioso para simular no solo la exploración, sino también la toma de decisiones en situaciones desconocidas y el manejo del equipo necesario para misiones espaciales.
Entrenamiento submarino en los Cayos de Florida
Si bien el espacio exterior es un entorno inhóspito y sin oxígeno, no es necesario salir del planeta para encontrar condiciones comparables. El océano se considera uno de los ambientes más similares al espacio en cuanto a hostilidad y desafíos para la supervivencia humana. Bajo el agua, el cuerpo humano enfrenta dificultades similares a las del espacio: ausencia de oxígeno, necesidad de trajes especiales y la falta de gravedad. Por esta razón, la NASA ha establecido una base submarina para el entrenamiento de astronautas: la estación de investigación y hábitat Aquarius.
Aquarius, ubicada a unos 5,6 kilómetros de Key Largo y a unos 20 metros bajo la superficie del mar, sirve como un laboratorio análogo para el espacio. En esta estación, los astronautas llamados “acuanautas” simulan vivir y trabajar en el espacio, enfrentando condiciones de aislamiento, limitación de recursos y comunicación restringida. Durante su estancia en Aquarius, los acuanautas realizan actividades comparables a las de una misión espacial: prueban trajes, ensayan maniobras de caminatas espaciales y trabajan en equipo para resolver problemas técnicos y de supervivencia.
La microgravedad que experimentan bajo el agua se asemeja a la gravedad reducida de la Luna o Marte, lo que hace de Aquarius un lugar ideal para que los astronautas se acostumbren a moverse y trabajar en condiciones de gravedad limitada. Además, estos ejercicios les permiten experimentar el impacto del aislamiento y la vida en un espacio reducido, lo que les prepara mental y físicamente para las misiones de larga duración en el espacio.
Uso de la Antártida como análogo espacial
La Antártida es uno de los ambientes más hostiles y remotos de la Tierra, por lo que se ha convertido en un sitio clave para el entrenamiento de astronautas. Con temperaturas bajo cero, largos períodos de oscuridad invernal y aislamiento extremo, este continente simula las condiciones extremas y de aislamiento que se experimentan en el espacio exterior. Las estaciones de investigación antárticas, como la estación McMurdo en la costa y la estación Concordia en su interior, permiten a los astronautas y científicos practicar y estudiar la supervivencia y el trabajo en entornos extremos.
McMurdo, situada en una zona más accesible, ofrece un escenario para probar robots y tecnologías que, en un futuro, podrían emplearse para explorar otros planetas como Marte. Por su parte, Concordia se encuentra a más de 960 kilómetros de la costa, en una región aún más aislada, lo que ofrece la oportunidad de estudiar de cerca los efectos del aislamiento prolongado en los “astronautas” que pasan meses viviendo en su pequeño hábitat. Aquí, los investigadores evalúan cómo la falta de luz solar durante el invierno antártico afecta los ritmos circadianos y el bienestar psicológico de los astronautas, factores críticos para misiones de larga duración.
La experiencia de vivir en un entorno tan remoto y peligroso como la Antártida les permite a los astronautas entender los desafíos emocionales y físicos del aislamiento extremo. La convivencia en espacios reducidos, la necesidad de resolver problemas de manera autónoma y la adaptación a un entorno hostil hacen de la Antártida un “laboratorio natural” esencial para prepararse para futuras misiones espaciales, donde la ayuda y los recursos estarán igualmente distantes.
Simulación de la vida en Marte en Hawái
En la cima del volcán Mauna Loa, en Hawái, se encuentra una pequeña estación de investigación llamada HI-SEAS (Hawai’i Space Exploration Analog and Simulation), donde los astronautas se entrenan para misiones a Marte. A más de 2.400 metros sobre el nivel del mar, este entorno aislado y volcánico ofrece condiciones únicas que simulan la vida en el planeta rojo. El hábitat de HI-SEAS permite a los llamados “astronautas analógicos” participar en misiones simuladas de entre 4 y 12 meses, experimentando cómo sería vivir y trabajar en Marte.
Para hacer la experiencia lo más realista posible, HI-SEAS incorpora desafíos típicos de una misión interplanetaria, como el retraso en las comunicaciones. Por ejemplo, si un mensaje es enviado desde Marte a la Tierra, tarda alrededor de 20 minutos en llegar, y la respuesta se demora otros 20 minutos. Este retraso se replica en las simulaciones, obligando a los astronautas a tomar decisiones autónomas y a adaptarse a una comunicación asincrónica con el “control terrestre”.
Otro aspecto crucial de la preparación en HI-SEAS es la autosuficiencia. Durante una misión espacial, todo lo necesario para la supervivencia debe ser llevado a bordo de la nave: oxígeno, comida, agua, entre otros. Sin embargo, la posibilidad de “fabricar” estos recursos en el lugar de destino es fundamental para aligerar la carga y garantizar la sostenibilidad de la misión. En este contexto, los astronautas entrenan con sistemas de “utilización de recursos in situ”, que permiten extraer agua y dióxido de carbono de las rocas volcánicas. Esta tecnología, probada tanto por la NASA como por la Agencia Espacial Canadiense, podría ser esencial para encontrar y usar agua en la Luna o en Marte en futuras misiones.
La similitud geológica de las montañas volcánicas de Hawái con la superficie marciana convierte a HI-SEAS en un entorno ideal para probar nuevas tecnologías y preparar a los astronautas para vivir en un planeta tan lejano y desconocido como Marte.
Entrenamiento en el Campo Volcánico de San Francisco, Arizona
Los desiertos de Arizona también son un destino clásico para el entrenamiento espacial, desde los tiempos del programa Apolo hasta el actual programa Artemis de la NASA. En particular, el Campo Volcánico de San Francisco, cerca de Flagstaff, ha sido elegido como un lugar que emula la geología lunar. El terreno árido y volcánico del área tiene similitudes sorprendentes con el paisaje de la Luna, lo que lo convierte en un sitio perfecto para practicar caminatas lunares y técnicas de recolección geológica.
Este campo volcánico ha permitido a los astronautas desarrollar y poner a prueba sus habilidades de geología, así como la utilización de herramientas como martillos y dispositivos de muestreo para la recolección de rocas y su análisis. A principios de este año, los astronautas del programa Artemis realizaron simulaciones de caminatas lunares en Arizona, practicando los planes de futuras misiones al Polo Sur Lunar. Durante estas pruebas, los astronautas se enfrentaron a diferentes desafíos, como la navegación en terrenos accidentados, la identificación y recolección de muestras geológicas importantes y el trabajo con trajes espaciales que limitan su movilidad.
Según Barbara Janoiko, directora de pruebas de campo de la NASA, “las pruebas de campo juegan un papel fundamental para ayudarnos a probar todos los sistemas, hardware y tecnología que necesitaremos para realizar operaciones lunares exitosas durante las misiones Artemis”. Además, la oficial científica de Goddard de la NASA, Cherie Achilles, añadió que “esta simulación nos da la oportunidad de practicar la realización de geología desde lejos en tiempo real”. Estas experiencias no solo se centran en la recolección de datos científicos, sino que también ayudan a los astronautas a familiarizarse con las operaciones que llevarán a cabo en la superficie lunar y a aprender a trabajar eficazmente en condiciones difíciles y con recursos limitados.