En la vasta extensión del cielo nocturno, cuando el sol se esconde y las estrellas comienzan a brillar, emerge un silencioso guardián del ecosistema: el murciélago de cola libre o Tadarida brasiliensis. Conocido por su impresionante velocidad en vuelo y su habilidad para congregarse en colonias masivas, este pequeño mamífero se ha convertido en un pilar crucial para el control de plagas en numerosas regiones. Sin embargo, pese a su importancia ecológica, enfrenta un futuro incierto debido a la disminución de sus hábitats y otros desafíos emergentes.
El murciélago de cola libre es una de las especies de murciélagos más ampliamente distribuidas en el hemisferio occidental. Se le encuentra desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina, incluyendo regiones de México, Centroamérica, las Indias Occidentales, y partes de Chile y Uruguay. Prefiere habitar en cuevas, minas abandonadas, puentes, y otras estructuras humanas que le ofrecen refugio durante el día. Su capacidad para formar colonias masivas es uno de los aspectos más destacados de su comportamiento. En Texas, por ejemplo, grandes concentraciones de estos murciélagos se han convertido en puntos de referencia, como la famosa colonia urbana bajo el Puente de la Avenida Congreso en Austin, que alberga alrededor de 1,5 millones de individuos.
Este es un mamífero de tamaño mediano, con un cuerpo que mide aproximadamente 9 cm de largo y pesa entre 12 y 15 g. Una de las características más distintivas de esta especie es su cola, que se extiende más allá de la membrana del ala, de donde proviene su nombre. Sus orejas anchas y redondeadas, que casi se encuentran en la parte frontal de la cara, le permiten localizar presas con precisión mediante la ecolocación. La piel de estos murciélagos varía entre tonos de pardo oscuro y gris, con una textura corta y densa.
Son conocidos por su increíble capacidad de vuelo, alcanzando velocidades que superan los 97 km/h, con registros máximos cercanos a los 160 km/h. Este rendimiento aerodinámico, junto con su aguda ecolocación, les permite capturar una amplia variedad de insectos en pleno vuelo, incluyendo polillas, escarabajos y otros insectos voladores que constituyen su dieta principal.
El ciclo de vida del murciélago de cola libre está estrechamente ligado a sus patrones de migración y a la formación de colonias de maternidad. Durante los meses de verano, las hembras forman grandes colonias para dar a luz y cuidar a sus crías. Cada hembra da a luz a una sola cría al año, generalmente después de regresar de su migración desde México. Los recién nacidos, desprovistos de pelo y sin capacidad de vuelo, son dejados en áreas específicas del techo de las cuevas mientras sus madres salen a cazar por la noche.
Una de las habilidades más sorprendentes de estas madres es su capacidad para reconocer y localizar a sus crías entre millones de otros murciélagos. En solo un mes, las crías desarrollan pelaje y aprenden a volar, preparándose para aventurarse fuera de la cueva y buscar su propio alimento. Este rápido crecimiento y la alta tasa de natalidad son esenciales para mantener las enormes colonias que caracterizan a esta especie.
A pesar de su abundancia, las poblaciones de Tadarida brasiliensis han experimentado un declive alarmante en las últimas décadas. La destrucción de hábitats, el vandalismo, el turismo no regulado y el uso indiscriminado de pesticidas son algunos de los principales factores que han contribuido a esta disminución. Un ejemplo dramático se encuentra en la famosa colonia de murciélagos del Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad en Nuevo México, donde la población pasó de 8,7 millones en 1936 a solo 218.000 en 1973.
Fotoluminiscencia: un descubrimiento inesperado
En agosto de 2023, un equipo de biólogos liderado por Fernando Gual-Suárez de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó un descubrimiento sorprendente publicado en la revista Mammarial Biology, mientras estudiaba a los murciélagos de cola libre en las afueras de Ciudad de México. Durante un experimento destinado a rastrear los movimientos de estos murciélagos, los investigadores descubrieron que sus dedos brillaban en la oscuridad de manera natural cuando se exponían a la luz ultravioleta. Este fenómeno, conocido como fotoluminiscencia, nunca antes había sido documentado en murciélagos vivos y ha abierto nuevas líneas de investigación sobre las posibles funciones de esta característica, que podría estar relacionada con la comunicación entre individuos durante el vuelo nocturno.
Este descubrimiento ha llevado a los científicos a especular sobre el papel de la fotoluminiscencia en la ecología y el comportamiento de los murciélagos. Aunque el estudio aún está en sus etapas iniciales, se plantea la hipótesis de que este brillo podría servir como una señal visual en condiciones de baja visibilidad, ayudando a coordinar movimientos o a alertar a otros murciélagos sobre la presencia de alimento o peligros potenciales.