En un descubrimiento sorprendente, un grupo de paleontólogos ha identificado más de 260 huellas de dinosaurios de la Era Cretácica Temprana en Brasil y Camerún, según un estudio publicado el último lunes por el New Mexico Museum of Natural History & Science. Estas huellas, que ahora se encuentran a más de 6.000 kilómetros de distancia en lados opuestos del océano Atlántico, revelan que hace 120 millones de años, los dinosaurios viajaban por un tipo de “autopista” antes de que los dos continentes se separaran.
De acuerdo con CNBC, las huellas son similares en edad, forma y contexto geológico. “La mayoría de las huellas fosilizadas fueron creadas por dinosaurios terópodos de tres dedos”, explicó Louis L. Jacobs, paleontólogo en la Southern Methodist University en Texas y autor principal del estudio. Jacobs añadió que algunas huellas probablemente pertenecían a dinosaurios saurópodos de cuatro patas con cuellos y colas largos, así como a ornitisquios, que tenían estructuras pélvicas similares a las de las aves.
El estudio también menciona que las huellas estaban preservadas en basinas formadas por lodo y limo a lo largo de ríos y lagos antiguos que existieron sobre el supercontinente Gondwana, el cual se separó de Pangea. “Una de las conexiones geológicas más jóvenes y estrechas entre África y América del Sur fue el codo del noreste de Brasil anidado contra lo que ahora es la costa de Camerún a lo largo del Golfo de Guinea”, afirmó Jacobs.
Estas basinas, conocidas como half-grabens, se formaron cuando la superficie terrestre se separó y los ríos alimentaron las basinas, creando lagos. “Un half-graben es una basina alargada formada por la separación de la superficie terrestre con una falla en un lado”, detalló Jacobs. “Los ríos fluirán hacia abajo del valle y depositarán sedimentos, y los sedimentos serán erosionados del lado alto del valle”.
Dentro de estas basinas, los investigadores encontraron huellas de dinosaurios, sedimentos de ríos y lagos antiguos, y polen fosilizado. “Las plantas alimentaban a los herbívoros y sostenían una cadena alimentaria”, indicó Jacobs. “Los sedimentos fangosos dejados por los ríos y lagos contienen huellas de dinosaurios, incluyendo las de carnívoros, documentando que estos valles fluviales podrían proporcionar vías específicas para que la vida se trasladara a través de los continentes hace 120 millones de años.”
Las huellas brindan una ventana única al comportamiento de los dinosaurios, ofreciendo datos sobre cómo estos animales caminaban, corrían y se relacionaban con su entorno. “Las huellas de dinosaurio no son raras, pero a diferencia de los huesos que suelen encontrarse, las huellas son la prueba del comportamiento de los dinosaurios”, explicó Jacobs a Smithsonian Magazine. “Nos cuentan cómo caminaban, corrían o de otra manera, con quién caminaban y en qué dirección iban.”
A pesar de que es difícil determinar las especies exactas de dinosaurios que crearon estas huellas, el estudio proporciona una visión más amplia del clima antiguo y cómo diferentes tipos de animales prosperaron en el entorno creado por la fragmentación continental. “Si su perro y un coyote caminan por el mismo lodazal, sabrá que dos criaturas similares caminaron allí, pero quizás no pueda identificar si son especies diferentes”, comparó Jacobs.
Durante este período, los niveles de lluvia ayudaron a crear un entorno tipo bosque tropical con vegetación abundante. Los animales se trasladaron a las basinas desde lo que hoy es África y Sudamérica, lo que permitió la mezcla de sus poblaciones. “Imagine una basina abierta y lujuriante con vegetación para los herbívoros y carnívoros siguiéndolos”, dijo Lawrence Flynn, coautor del estudio y subdirector de la American School of Prehistoric Research en Harvard University.
Una vez que los continentes se separaron, esta ruptura probablemente causó una interrupción en la continuidad genética, un motor clave de la evolución, comentó Jacobs. Las huellas de dinosaurio en Camerún fueron descubiertas por primera vez en la década de 1980, y Jacobs informó sobre ellas en el Primer Simposio Internacional sobre Huellas y Rastreadores de Dinosaurios en 1986. A lo largo de las décadas siguientes, la investigación a ambos lados del Atlántico ha continuado, analizando trabajos de campo y estudios nuevos y existentes.
“Queríamos juntar nuevas y evolutivas evidencias geológicas y paleontológicas para contar una historia más específica de dónde, por qué y cuándo ocurrieron las dispersiones entre los continentes”, concluyó Jacobs.