En una investigación reciente liderada por el Dr. Raymond Sauvage y el Dr. Richard Macphail, se realizó un significativo descubrimiento arqueológico en el corazón de Noruega. El estudio, publicado en Medieval Archaeology, describe la excavación de tres casas mortuorias que datan de la Edad de Hierro y la Edad Vikinga en el pueblo de Vinjeøra.
Estas estructuras, que abarcan el periodo del 500 d. C. al 950 d. C., fueron descubiertas durante la construcción de una ruta entre 2019 y 2020, lo que llevó a desenterrar un cementerio precristiano previamente identificado en 1996.
Qué se encontró en las casas funerarias
Los hallazgos incluyen estructuras que, aunque ubicadas en contextos funerarios, ofrecían una funcionalidad diversa como contener tumbas, sepulcros o almacenar restos cremados. Además, se encontraban abiertas permanentemente para que los vivos pudieran interactuar con los muertos, algo que el Dr. Sauvage destacó como particularmente sorprendente.
“Creo que lo más sorprendente fue que no encontramos ninguna evidencia de una tumba permanente o de una persona enterrada dentro de las casas”, dijo Sauvage en su estudio, según el medio especializado Phys Org.
La cronología de las casas mortuorias muestra una evolución en las prácticas funerarias. La primera estructura correspondía a la Edad de Hierro (450-600 d. C.) y estaba vinculada principalmente con la crema de cuerpos. La segunda, que abarca del 600 al 800 d. C., coincide con la transición hacia la inhumación.
La tercera casa, construida entre el 800 d. C. y el 950 d. C., representa una era donde la inhumación había substituido completamente la cremación. “Las casas mortuorias muestran una continuidad más estable en su uso, probablemente relacionada con la propia tradición de las familias de venerar a sus difuntos y antepasados”, explicó el Dr. Sauvage a Phys Org.
Los rituales que se practicaban
Además, el análisis de los restos encontrados en estas estructuras ofrece claves sobre los rituales asociados. Entre los hallazgos más notables están fragmentos de huesos, flechas y clavos. Particularmente intrigante es el descubrimiento de los restos de un caballo, que puede haber sido sacrificado en un ritual blót.
Estos rituales eran centrales en la religión nórdica antigua y a menudo incluían sacrificios para honrar a los muertos. Además, otros huesos de animales encontrados muestran signos de cocción, sugiriendo que pudieron haber sido parte de comidas rituales, un gesto para compartir alimentos con los difuntos.
El diseño de las casas mortuorias, similar a las viviendas contemporáneas, también plantea interrogantes sobre su función exacta. Sin embargo, como no se encontraron tumbas permanentes, se sugiere que estas casas pudieron haberse utilizado para almacenar cuerpos temporalmente mientras se preparaban para el entierro.
Este uso encuentra similitudes en descripciones del siglo X de viajeros como Ibn Fadlan, quien documentó que los cuerpos se mantenían en cámaras funerarias durante días antes del entierro. Esto también era parte de un ritual de época.
El estudio profundizó en la dinámica entre los túmulos funerarios y las casas mortuorias, destacó una interacción constante entre los vivos y los muertos. La existencia de entradas y puertas en las casas sugiere que “las morgues estaban abiertas permanentemente para que los vivos pudieran volver a visitar su interior”, según resaltó Sauvage. El desgaste de la tierra en la entrada de las estructuras confirma esta teoría, indicando frecuentes visitas por los vivos.
Paralelamente, el mismo doctro mencionó la importancia de comprender la relación entre estas estructuras y los túmulos funerarios: “Debemos intentar comprender mejor su relación con los túmulos funerarios. ¿Podemos recuperar evidencia estratigráfica que demuestre que estaban cubiertos por el túmulo o que el túmulo fue construido como una instalación posterior?”. Este tipo de preguntas guiará futuras investigaciones para desvelar más sobre la función de estas enigmáticas casas mortuorias noruegas.