Stonehenge, el icónico monumento megalítico en Inglaterra, es un enigma que ha fascinado a arqueólogos y curiosos durante siglos. Ahora, un nuevo descubrimiento resolvió uno de sus misterios: la Piedra del Altar, una de las rocas centrales de este círculo de piedras, proviene en realidad del noreste de Escocia, a unos 740 kilómetros de distancia, y no del sureste de Gales, como se creía anteriormente. Esta revelación ha sido posible gracias a una investigación liderada por un equipo de científicos australianos, quienes, utilizando tecnología avanzada, han desafiado las teorías establecidas sobre el origen de los materiales utilizados en Stonehenge.
Nuevo descubrimiento sobre el origen de la Piedra del Altar
Durante mucho tiempo, se pensó que la Piedra del Altar de Stonehenge, una enorme losa de arenisca que pesa alrededor de seis toneladas, se originaba en Brecon Beacons, en Gales. Sin embargo, un estudio reciente ha sacudido esta hipótesis. Los investigadores de la Universidad Curtin en Perth, Australia, emplearon espectrómetros de masas especializados para examinar la composición mineral de la piedra. Su análisis reveló que la piedra comparte una huella química distintiva con rocas de la Cuenca de las Orcadas, en el noreste de Escocia, a más de 700 kilómetros del sitio arqueológico.
Este hallazgo no solo redefine el conocimiento sobre el origen de los materiales de Stonehenge, sino que también plantea nuevas preguntas sobre cómo esta monumental piedra fue transportada hasta Wiltshire hace unos 5000 años, desafiando las limitaciones tecnológicas de la era Neolítica.
Métodos de transporte en el Neolítico
Trasladar una piedra de seis toneladas a lo largo de más de 700 kilómetros no solo habría sido una hazaña impresionante de ingeniería, sino también un testimonio del alto nivel de planificación y cooperación social en la época.
Aunque los detalles precisos de cómo se logró esta proeza siguen siendo un misterio, los investigadores han sugerido que es probable que se haya utilizado una ruta marítima a lo largo de la costa británica. En lugar de arrastrar la piedra por tierra firme, lo cual habría sido extremadamente difícil dadas las condiciones geográficas, es posible que los antiguos constructores emplearan embarcaciones para transportar la piedra por mar, siguiendo la línea costera hasta el sur de Inglaterra.
Este tipo de transporte marítimo, detalla NatGeo, habría requerido no solo conocimientos avanzados de navegación y construcción de embarcaciones, sino también una red de cooperación entre diferentes comunidades a lo largo de la costa. El estudio sugiere que, durante el Neolítico, las sociedades en las islas británicas podrían haber tenido una infraestructura y organización social mucho más sofisticadas de lo que se creía anteriormente, capaces de coordinar el transporte de materiales monumentales a largas distancias.
Técnicas geológicas modernas utilizadas en la investigación
El sorprendente descubrimiento del verdadero origen de la Piedra del Altar en Stonehenge no habría sido posible sin el uso de avanzadas técnicas geológicas. Los investigadores de la Universidad Curtin en Perth emplearon espectrómetros de masas especializados, una herramienta que permite analizar con gran precisión la composición química de los minerales en las rocas. Esta tecnología ha sido crucial para identificar la procedencia exacta de la piedra.
El equipo se centró en estudiar los granos minerales dentro de los fragmentos de la Piedra del Altar, un bloque de arenisca de aproximadamente 50 centímetros de grosor. Al analizar estos granos, descubrieron que algunos tenían entre 1.000 y 2.000 millones de años de antigüedad, mientras que otros databan de alrededor de 450 millones de años. Esta diversidad en las edades de los minerales proporcionó una huella química única que los científicos pudieron comparar con la de otras rocas en el Reino Unido.
Al cotejar estas huellas químicas con las de rocas conocidas en Gales y Escocia, los investigadores concluyeron que la Piedra del Altar tiene una composición que coincide con las rocas de la Cuenca de las Orcadas, en Escocia, y no con las de Brecon Beacons, en Gales, como se había asumido previamente. Este uso innovador de la tecnología no solo permitió resolver un misterio geológico, sino que también abre nuevas posibilidades para comprender mejor los movimientos y las interacciones de las antiguas culturas que erigieron Stonehenge.
El descubrimiento de que la Piedra del Altar de Stonehenge proviene del noreste de Escocia, y no de Gales, tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de las sociedades neolíticas en Gran Bretaña. Este hallazgo sugiere que los antiguos constructores de Stonehenge no solo eran capaces de transportar piedras masivas a lo largo de grandes distancias, sino que también estaban conectados por redes comerciales y de comunicación mucho más extensas y complejas de lo que se había creído.
La posibilidad de que esta piedra haya sido transportada por mar desde Escocia implica la existencia de una organización social sofisticada, capaz de coordinar esfuerzos a través de amplias regiones geográficas. Este tipo de cooperación habría requerido no solo habilidades técnicas y conocimientos de navegación, sino también una estructura social que permitiera la movilización de recursos y mano de obra a gran escala.
Además, el hecho de que una piedra de origen escocés fuera considerada lo suficientemente significativa como para ser llevada hasta Stonehenge sugiere que las sociedades neolíticas valoraban y reconocían recursos de lugares distantes. Esto apunta a la existencia de una cultura compartida o al menos de intercambios culturales significativos entre las diferentes comunidades de las islas británicas durante el Neolítico.
Estos descubrimientos desafían la visión tradicional de las comunidades neolíticas como grupos aislados y subrayan la importancia de reexaminar cómo se organizaban y cómo interactuaban entre sí. La investigación también plantea nuevas preguntas sobre el propósito simbólico o espiritual que podría haber tenido la Piedra del Altar y cómo este tipo de materiales fueron seleccionados y transportados con tanto esfuerzo y dedicación.