Este cráneo se conservó en un panatano durante 5.000 años, con el arma homicida a su lado

Investigadores identificaron a un cazador-recolector del norte europeo que vivió su adolescencia entre agricultores neolíticos en Dinamarca

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Encuentran pruebas dietéticas que muestran cambio de alimentación de cazador a agricultor
(Arnold Mikkelsen)
Encuentran pruebas dietéticas que muestran cambio de alimentación de cazador a agricultor (Arnold Mikkelsen)

En un descubrimiento que ha arrojado nueva luz sobre la vida en la Edad de Piedra, los investigadores han obtenido valiosas perspectivas gracias a los restos óseos de un cazador-recolector hallados en un pantano danés. Conocido como el Hombre de Vittrup, este individuo vivió hace unos 5.000 años y sus huesos ofrecen una imagen vívida del norte de Europa en los albores de la agricultura.

En 1915, unos excavadores hicieron un hallazgo sorprendente en el pueblo de Vittrup, en el norte de Dinamarca. Entre las capas de material orgánico, descubrieron restos humanos en los que había un cráneo fragmentado. Este hallazgo incluyó también un garrote de madera, huesos de vaca y una vasija de cerámica, sugiriendo una convivencia de elementos humanos, animales y artefactos culturales. Al conjunto de estos restos se le dio el nombre de “el Hombre de Vittrup”.

Este hallazgo se incluyó en un estudio de 2014 sobre la prehistoria genética de Dinamarca. El análisis reveló que el ADN del Hombre de Vittrup difería del de la población local danesa, indicando que creció en otro lugar. Anders Fischer, investigador en Sealand Archaeology, lideró el estudio y destacó que “ahora tenemos un individuo detrás del esqueleto, uno cuya historia cuenta de contactos entre dos mundos radicalmente diferentes”.

Los descubrimientos aportan información sobre la transición de sociedades cazadoras a agrícolas
(Imagen Ilustrativa Infobae)
Los descubrimientos aportan información sobre la transición de sociedades cazadoras a agrícolas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Migración y vida cotidiana en el Neolítico

Durante el Neolítico, la región que hoy conocemos como Dinamarca estaba habitada por la cultura neolítica del vaso con embudo, compuesta principalmente por agricultores. No muy lejos, en las áreas que actualmente comprenden Noruega y Suecia, vivían comunidades de cazadores-recolectores del Mesolítico. El equipo de investigación encabezado por Fischer empleó una combinación de arqueología tradicional y biotecnología avanzada para descubrir que el Hombre de Vittrup tenía una estrecha relación con esos cazadores-recolectores del norte. Según los investigadores, existía una relación dinámica de intercambio entre las dos culturas: los agricultores y los cazadores-recolectores intercambiaban bienes y posiblemente personas.

Pruebas dietéticas revelaron que el Hombre de Vittrup abandonó su cultura cazadora-recolectora durante su adolescencia y vivió el resto de su vida entre los agricultores daneses. Este cambio se reflejó claramente en su dieta, que pasó de consistir en pescado y mamíferos marinos a incluir cereales, leche, cabras y ovejas. El análisis dietético es fundamental para entender este cambio radical, ofreciendo una imagen clara de su transición de una vida basada en la caza y la recolección a una vida agrícola.

El Hombre de Vittrup es considerado el primer inmigrante de la historia danesa, simbolizando la convergencia de dos períodos y culturas prehistóricas distintas. “Su transición no fue solo geográfica, sino también entre dos formas de vida completamente distintas”, afirmó Fischer.

Profesor Kristian Kristiansen sugiere que pudo haber sido sacrificado a los dioses
(Imagen Ilustrativa Infobae)
Profesor Kristian Kristiansen sugiere que pudo haber sido sacrificado a los dioses (Imagen Ilustrativa Infobae)

El enigma de la muerte violenta del hombre de Vittrup

A pesar de los avances en el estudio del Hombre de Vittrup, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. ¿Por qué dejó su tierra natal? ¿Fue un comerciante, un voluntario en la migración, o quizá un esclavo? El profesor Kristian Kristiansen, de la Universidad de Gotemburgo, considera plausible la teoría de que el Hombre de Vittrup pudo haber sido un esclavo sacrificado a los dioses cuando ya no era apto para el trabajo físico extenuante.

Independientemente de su estatus, lo que se sabe con certeza es que murió de forma violenta entre el 3100 y el 3300 a.C.

El análisis de su cráneo mostró que recibió ocho golpes en la cabeza con un garrote de madera. Esta violencia sugiere que varias personas podrían haber participado en su muerte. “Los múltiples golpes pueden deberse a que participaron varias personas, cada una por turnos”, explicó Fischer. Este detalle añade una capa más al misterio que rodea su vida y su fallecimiento. La evidente brutalidad que sufrió plantea interrogantes sobre las prácticas sociales y rituales de aquella época.

El hallazgo del Hombre de Vittrup y sus posteriores estudios ofrecen una visión detallada de la vida y muerte de un individuo en particular y además iluminan las complejas relaciones entre diferentes culturas prehistóricas.

Cada nuevo descubrimiento en torno a estos restos aporta valiosa información sobre los intercambios culturales y las dinámicas sociales en la Edad de Piedra. Estos estudios subrayan la complejidad de la transición de una sociedad cazadora-recolectora a una agrícola en el norte de Europa, revelando la diversa historia de interacciones humanas que modelaron el pasado.

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