Investigadores de la Universidad de Copenhague advirtieron que la Corriente Circular del Atlántico (AMOC), un crucial sistema de corrientes oceánicas que transporta agua caliente desde los trópicos hasta el norte del Atlántico, podría colapsar a mediados de siglo si no se controlan adecuadamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Este sistema es vital para redistribuir el calor, el frío y las precipitaciones entre los trópicos, y su colapso tendría serias consecuencias climáticas.
Estudio y hallazgos recientes
Usando herramientas estadísticas avanzadas y datos de temperatura del océano de los últimos 150 años, el reciente estudio, publicado en la revista Nature Communications, estimó que la AMOC “colapsará, con un 95 % de certeza, entre 2025 y 2095. Lo más probable es que esto ocurra en 34 años, en 2057″. Este colapso conllevaría desafíos significativos, como un mayor calentamiento en los trópicos y el aumento de las tormentas en el Atlántico Norte.
Consecuencias climáticas
Peter Ditlevsen, profesor del Instituto Niels Bohr, explicó que el colapso de la AMOC puede ser desastroso para el clima de la Tierra. “Cerrar el AMOC puede cambiar la forma en que el calor y la precipitación se distribuyen globalmente. Aunque el enfriamiento de Europa puede parecer menos severo, aumentará el calentamiento de los trópicos, donde las temperaturas ya son desafiantes”.
La desaceleración de la AMOC también podría llevar a inviernos más tormentosos en el norte de Europa, menor lluvia en el Sahel africano y en las regiones monzónicas de Asia. También se espera un aumento acelerado del nivel del mar en las costas de América del Norte y Europa.
Preocupaciones de los científicos
Los científicos están alarmados por el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, que está aportando grandes cantidades de agua dulce al Atlántico Norte, alterando el equilibrio de calor y salinidad que mantiene la AMOC en movimiento. En algunas partes del Atlántico, al sur de Groenlandia, se ha observado un enfriamiento significativo, lo que algunos consideran una señal de desaceleración del sistema.
Diversas opiniones científicas
Aunque el estudio envía un mensaje urgente sobre la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, algunos científicos expresan dudas. Susan Lozier, oceanógrafa física de Georgia Tech, cuestiona que las temperaturas de la superficie del mar cerca de Groenlandia no necesariamente reflejan cambios en el vuelco oceánico. Lozier señala que estos cambios podrían ser resultado de variaciones en los patrones atmosféricos y del viento.
Es esencial seguir recopilando datos sobre las corrientes oceánicas para comprender mejor sus cambios y posibles colapsos. “La incertidumbre científica no debe ser excusa para no actuar. La posibilidad de que ya estemos en un punto crítico sin saberlo es muy real”, afirmó Hali Kilbourne, profesor asociado de investigación en la Universidad de Maryland.
Formación y función de las corrientes oceánicas
Las corrientes oceánicas juegan un papel crucial en el equilibrio climático global. Transportan grandes cantidades de agua y calor, ayudando a moderar las temperaturas en las costas y regulando el clima en diversas regiones. Estas corrientes se forman por varios factores, como la acción del viento, la rotación de la Tierra, la temperatura y salinidad del agua, y la topografía submarina.
Factores de formación
- Acción del viento: Es uno de los impulsores principales de las corrientes oceánicas. El viento sopla sobre la superficie del mar, creando fricción y arrastrando el agua.
- Efecto Coriolis: La rotación de la Tierra causa que las corrientes se desvíen hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur, creando circuitos cerrados conocidos como “giras”.
- Temperatura y salinidad: Diferencias en la temperatura y salinidad del agua generan corrientes profundas al adaptar su densidad.
- Topografía submarina: Las formaciones del fondo del océano, como montañas y cañones, canalizan y desvían las corrientes.
Llamado a la acción
A pesar de las diferencias de opinión, el consenso general es que la situación es grave. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es fundamental para frenar el calentamiento global y evitar el colapso de la AMOC. “La posibilidad de un colapso no debe ser ignorada, y la hora de actuar es ahora”, reiteran los científicos.