Investigadores han presentado nuevas pruebas de la presencia de dos gases estrechamente relacionados con la vida en la atmósfera de Venus. Estos hallazgos recientes han suscitado un gran interés científico, a pesar de que aún están lejos de constituir una prueba definitiva de vida en este planeta infernalmente caliente y denso.
De acuerdo con The Guardian, en una reciente reunión nacional de astronomía en el Reino Unido, científicos anunciaron la detección tentativa de amoniaco, un gas que en la Tierra es principalmente el resultado de la actividad biológica, en las nubes sobre la superficie del planeta. Asimismo, un equipo diferente encontró nuevas evidencias de la presencia de fosfina en 2020, una conclusión que ha sido fuertemente debatida desde su anuncio.
“No se trata de una prueba irrefutable de vida en Venus”, resaltan los científicos, pero estas señales son puntos de datos intrigantes en nuestros esfuerzos por explorar el vecindario celeste por signos de vida actual o antigua.
Una posibilidad que intriga a la comunidad científica es que la vida pudo haber florecido en el pasado antiguo del planeta. “Podría ser que si Venus pasó por una fase cálida y húmeda en el pasado, cuando el calentamiento global descontrolado tomó efecto, la vida habría evolucionado para sobrevivir en el único nicho que le quedaba: las nubes”, afirmó Dave Clements, lector de astrofísica en el Imperial College London
Mientras que la superficie de Venus es lo suficientemente caliente como para derretir plomo, las nubes que se encuentran a unos 48 kilómetros (30 millas) de altura experimentan temperaturas y niveles de presión mucho más benignos, similares a los de la Tierra. Aunque la fosfina puede ser producida por actividad volcánica, es significativamente más abundante como resultado de bacterias en ambientes con falta de oxígeno. Por eso se le denomina un gas biosigno.
La existencia de este gas ha sido objeto de un intenso debate. En septiembre de 2020, un equipo de investigadores liderado por Jane Greaves de la Universidad de Cardiff en el Reino Unido anunció haber descubierto fuentes significativas de fosfina en Venus, lo cual puso de cabeza al mundo científico. Sin embargo, estos resultados fueron rápidamente cuestionados.
Semanas después, otros científicos presentaron una crítica argumentando que no había “evidencia estadística de fosfina en la atmósfera de Venus”. Greaves y su equipo han intentado respaldar su descubrimiento rastreando las firmas del gas a lo largo del tiempo utilizando el telescopio James Clerk Maxwell en Hawái.
“Nuestros hallazgos sugieren que cuando la atmósfera está bañada por la luz solar, la fosfina se destruye”, dijo Greaves a los científicos reunidos en la reciente reunión. “Todo lo que podemos decir es que la fosfina está allí. No sabemos qué la está produciendo. Puede ser una química que no entendemos. O posiblemente vida”.
En otro discurso durante la misma conferencia, Greaves también ofreció nuevas observaciones que sugieren la presencia de amoniaco. Pero, según indicó, se necesita mucha más investigación antes de concluir que las nubes de Venus podrían albergar o haber albergado vida.
“Incluso si confirmamos ambos hallazgos, no es evidencia de que hayamos encontrado estos microbios mágicos y que estén viviendo allí hoy”, admitió. Por suerte, los científicos esperan obtener una vista de primera mano que podría proporcionar algunas respuestas definitivas.
Este año, la Agencia Espacial Europea anunció la aprobación de una misión llamada Envision, diseñada para estudiar la atmósfera interna y externa del planeta Venus.
La especulación respecto a la posibilidad de vida en Venus ha recibido una atención considerable en la comunidad científica, los investigadores continúan su búsqueda con el objetivo de comprender mejor este planeta. Las futuras misiones y estudios sobre la atmósfera venusiana mantendrán a los científicos ocupados por años, recopilando más datos que podrían finalmente desentrañar si alguna vez hubo vida en Venus.