En un importante descubrimiento paleo-botánico reciente, se hallaron semillas fosilizadas de uva que datan de entre 19 y 60 millones de años en Colombia, Panamá y Perú. Este hallazgo aporta nueva luz sobre cómo estos frutos lograron establecerse en los densos bosques de la Tierra tras la extinción de los dinosaurios.
Los investigadores han planteado la hipótesis de que la desaparición de los dinosaurios pudo haber contribuido a alterar los bosques, ya que los grandes animales suelen modificar los ecosistemas que los rodean, y en aquella época es probable que derribaran árboles y que mantuvieran los bosques más abiertos y despejados que en la actualidad.
Hace 66 millones de años, un asteroide golpeó la Tierra, provocando la extinción masiva de los dinosaurios y permitiendo la proliferación de otras criaturas y plantas. “El evento de extinción tuvo un gran impacto en las plantas también. El bosque se reestructuró de una manera que cambió la composición de las plantas”, según Fabiany Herrera, autor principal del estudio y asistente de paleobotánica en el Field Museum de Chicago.
Herrera y su colega, Mónica Carvalho, estaban realizando trabajos de campo en los Andes colombianos en 2022 cuando Carvalho encontró un fósil. Sorprendentemente, era una semilla de uva de 60 millones de años atrapada en una roca, convirtiéndose en una de las semillas de uva más antiguas del mundo y la primera en ser hallada en América del Sur. “Fue tan emocionante”, dijo Herrera. “Sabía que era un descubrimiento trascendental”.
Herrera había estado buscando semillas fósiles desde que era estudiante universitario. Su mentor, Steven Manchester, había identificado fósiles de uva en India, lo que llevó a Herrera a preguntarse dónde más podrían existir estos fósiles, especialmente en Sudamérica, un territorio donde nunca antes se habían encontrado.
Es raro que los tejidos blandos como las frutas se conserven como fósiles, por lo que los científicos suelen realizar sus estudios a partir de sus semillas, que tienen más probabilidades de fosilizarse, han subrayado los investigadores.
“Encontrar fósiles de uvas en Sudamérica era como buscar una aguja en un pajar”, dijo Herrera. Sin embargo, su perseverancia dio frutos. El equipo llevó a cabo más trabajos de campo en Sudamérica y Centroamérica, hallando nueve nuevas especies de semillas de uva fosilizadas atrapadas en rocas sedimentarias.
“Sabemos que los grandes animales, como los dinosaurios, alteran sus ecosistemas circundantes”, explicó Carvalho. Con la desaparición de estos animales, los bosques tropicales se volvieron más densos, dificultando que las plantas recibieran luz mediante la competencia por los recursos. Las plantas trepadoras, como las uvas, aprovecharon esta oportunidad para ascender al dosel.
La adaptación de las plantas a través de los años
Al estudiar las semillas fósiles, los científicos pudieron rastrear el linaje de las uvas antiguas hasta sus contrapartes modernas. Algunos fósiles están relacionados con uvas modernas mientras que otros son parientes lejanos de las diversas especies de uvas actuales, sólo encontrados en Asia y África. “Las nuevas especies fósiles nos cuentan una historia tumultuosa y compleja”, dijo Herrera.
Además, comprender cómo las plantas, incluidas las uvas, evolucionaron y se adaptaron tras la extinción masiva de los dinosaurios, ayuda a los científicos a imaginar cómo podrían enfrentarse al actual cambio climático. “Espero que la mayoría de las semillas de plantas vivas se adapten rápidamente a la crisis climática actual”, expresó Herrera.
Este descubrimiento no solo añade una pieza crucial al rompecabezas de la historia de las uvas, sino que también impulsa la investigación futura en otras especies de plantas. “Me gustaría buscar otros ejemplos de plantas fósiles, como girasoles, orquídeas y piñas”, comentó Herrera.
Los investigadores han subrayado que dada la extinción masiva a la que se enfrenta en la actualidad la Tierra, este tipo de estudios resultan muy valiosos porque revelan patrones sobre cómo se desarrollan las crisis de biodiversidad y cómo evolucionan los bosques.