En el entorno hostil del espacio, uno de los desafíos más significativos para las misiones espaciales es garantizar un suministro constante de agua potable. Sin acceso directo a fuentes naturales, los astronautas dependen de innovadores sistemas de reciclaje y purificación para convertir la orina, el sudor y la humedad ambiental en agua limpia y segura. Estas tecnologías no sólo son cruciales para la supervivencia en el espacio, sino que también ofrecen valiosas lecciones para la gestión de recursos en la Tierra.
Los astronautas que realizan misiones prolongadas en la Estación Espacial Internacional (ISS) utilizan un complejo sistema de reciclaje para obtener agua potable. Este sistema convierte el agua de ducha, sudor y orina en líquido apto para consumo. La proteína del agua es similar a la embotellada, según informó Bloomberg Businessweek,aunque el proceso incluye líquidos reciclados del entorno.
Este sistema recoge y purifica el agua de varias fuentes, incluyendo la orina, el sudor, la humedad del aire y el agua usada para la higiene personal. El proceso de purificación incluye una serie de filtraciones y tratamientos químicos que eliminan impurezas y contaminantes, asegurando que el agua sea segura para el consumo humano.
Un componente clave en este proceso es el Sistema de Recuperación de Agua (WRS, por sus siglas en inglés). Este sistema emplea tecnologías como la destilación por membrana y la ósmosis inversa para garantizar la pureza del agua reciclada. Los resultados son tan efectivos que el agua reciclada a bordo de la EEI cumple con los estándares de calidad establecidos para el agua potable en la Tierra.
En emergencias, los astronautas también disponen de reservas de agua embotellada enviadas desde la Tierra, pero el enfoque principal es el reciclaje para reducir la necesidad de transportar grandes cantidades de agua a través del espacio, lo cual es logísticamente complicado y costoso.
Los astronautas enfrentan diversas complicaciones al comer y beber en el espacio debido a la micro gravedad. Algunas de estas complicaciones pueden ser que en micro gravedad, los líquidos no se comportan de la misma manera que en la Tierra. El agua y otros líquidos flotan en forma de esferas, lo que puede dificultar su ingesta y manejo. La ausencia de gravedad afecta la forma en que los alimentos se desplazan en la boca y el esófago, lo que puede hacer más difícil masticar y tragar. Mantener la higiene es crucial, ya que los residuos de alimentos y líquidos pueden flotar y contaminar otras áreas, incluidos los equipos y sistemas vitales.
El transporte de agua a la ISS es costoso, alcanzando cifras exorbitantes. Enviar un galón de agua puede costar unos 83.000 dólares. Dado que cada astronauta requiere aproximadamente 12 galones de agua diarios, el envío constante no es una opción práctica.
Para abordar esta necesidad, la NASA ha implementado un sistema que recoge la humedad del aliento, el sudor, la orina y el agua residual de lavabos y duchas. Este método permite producir alrededor de 3,6 galones de agua potable por día. En caso de emergencia, la ISS mantiene una reserva de unos 530 galones.
El sistema de agua en la ISS se divide en dos: el segmento estadounidense y el ruso. Mientras los astronautas estadounidenses reciclan orina, sudor y escorrentías, los rusos procesan solo agua de duchas y condensado. Layne Carter, administrador del sistema, declaró que el agua reciclada tiene sabor a la embotellada, aunque el conocimiento de su origen puede afectar psicológicamente a algunos.
Existen diferencias también en la desinfección del agua: desde 1981, la NASA utiliza yodo, que requiere posterior filtrado para evitar problemas de tiroides, mientras que el segmento ruso emplea plata desde 1986. Ocasionalmente, los astronautas de la NASA utilizan los suministros rusos de orina para procesarlos ellos mismos, optimizando el uso de todos los recursos disponibles.
En conclusión, los astronautas obtienen agua potable en el espacio a través de avanzados sistemas de reciclaje que convierten la orina, el sudor y la humedad ambiental en agua limpia. La tecnología desarrollada para este propósito permite una eficiente conservación y reutilización del recurso, esencial para las misiones a largo plazo en el espacio.