El pez rosado con brazos (Brachiopsilus dianthus) es una de las criaturas marinas más fascinantes y peculiares que habitan en las costas de Tasmania, una isla-estado al sur de Australia. Con su característico método de locomoción -utiliza sus aletas como si fueran brazos para caminar por el fondo marino- este pez ha captado la atención de científicos y conservacionistas.
Después de más de dos décadas sin avistamientos, el pez rosado con brazos (Brachiopsilus dianthus), esta especie catalogada en peligro de extinción, ha sido redescubierto en la costa de Tasmania en 2021.
Características del Brachiopsilus Dianthus
De pequeño tamaño, con aproximadamente 10 centímetros de longitud, este pez de tonos rosados y rojizos, no solo es único en su apariencia, sino también en su comportamiento y adaptaciones que le permiten sobrevivir en su hábitat natural. Sin embargo, enfrenta múltiples amenazas y su protección es crucial para preservar la biodiversidad marina de la región
Además de utilizar sus aletas para desplazarse por el fondo marino, este pez segrega una toxina a través de su piel como mecanismo de defensa contra depredadores, lo que le permite sobrevivir en un entorno desafiante.
El pez rosado con brazos enfrenta múltiples amenazas, entre ellas de los depredadores introducidos en su hábitat. Las estrellas de mar procedentes del Pacífico norte son uno de estos depredadores que afectan negativamente a esta especie. Además, la contaminación y la reducción de algas, que el pez utiliza para cobijarse y protegerse, han mermado sus posibilidades de supervivencia.
El cambio climático también representa una amenaza significativa. El aumento de la temperatura del agua y las alteraciones en las corrientes marinas pueden afectar las zonas de alimentación y reproducción del Brachiopsilus dianthus. Estas condiciones inestables obligan a la especie a adaptarse rápidamente o enfrentar la extinción.
La Handfish Conservation Project, una iniciativa creada en 2018 para la recuperación de todas las subespecies de peces con brazos, trabaja arduamente en la localización y mantenimiento de los pocos ejemplares vivos conocidos. Entre sus esfuerzos, se destaca la recolección de fondos mediante la iniciativa de poner nombre a uno de estos peces por mil dólares. Con estos fondos, la organización financia programas cruciales como la cría en cautividad, estudios de población y conservación del hábitat.
Estrategias de conservación
Además de recaudar fondos, la Handfish Conservation Project emplea varias estrategias para la conservación del Brachiopsilus dianthus. Una de las principales es la cría en cautividad, que permite aumentar la población en un entorno controlado antes de reintroducir los peces en su hábitat natural.
Otra estrategia esencial es la restauración y conservación de hábitats. Esto incluye la eliminación de especies invasoras, como las mencionadas estrellas de mar del Pacífico norte, y la replantación de algas y plantas marinas que proporcionan refugio y alimento. También se lleva a cabo la monitorización constante del agua para detectar y reducir la contaminación.
La biología y conducta del pez rosado con brazos todavía son áreas poco estudiadas. Según National Geographic, científicos han identificado hasta ahora catorce especies conocidas de peces con manos, todas localizadas en aguas poco profundas del sureste de Australia. Sin embargo, este nuevo avistamiento a mayor profundidad podría implicar la necesidad de revisar y ampliar los estudios sobre su distribución geográfica y comportamiento.
Según National Geographic, el Brachiopsilus dianthus es también un mal cazador, limitado por su lentitud y poca eficiencia para capturar presas. Se alimenta de pequeños organismos del bentos, incluyendo gusanos marinos y crustáceos. Su dieta, escasa y poco variada, lo hace particularmente vulnerable en un entorno cambiante.
Otros peces extraordinarios también han sido avistados en las costas de Australia y Tasmania, como el pez gota (Psychrolutes marcidus). E especie se compone de una masa gelatinosa de baja densidad que le permite flotar sobre el fondo del mar sin gastar energía. Su aspecto deformado fuera del agua le ha valido el título de “el animal más feo del mundo” otorgado por la Sociedad para la Conservación de Animales Feos, una organización dedicada a la preservación de especies consideradas poco atractivas.
El redescubrimiento del pez rosado con brazos en las aguas profundas de Tasmania proporciona una oportunidad única para ampliar el conocimiento sobre esta especie en peligro crítico de extinción. Los esfuerzos de conservación y la participación del público son esenciales para proteger y garantizar el futuro de esta especie y muchas otras que comparten su frágil hábitat.