Don Pettit, astronauta de la NASA, ha encontrado en un Yo-Yo una herramienta educativa a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). Pettit, ingeniero químico y astronauta desde 1996, utilizó el simple juguete para desglosar los principios de la física en un entorno de microgravedad. “Es bueno comprender la física de las actividades recreativas”, dijo Pettit, mientras demostraba varios trucos de yo-yo.
Pettit confirmó que llevó consigo varios modelos de Yo-Yo fabricados por Kuhns y YoYo Factory. Aparte de ser una fuente de entretenimiento, Pettit contaba varios beneficios de esta actividad en el espacio. Según él, uno de los principales beneficios es: “Permite iniciar conversaciones encantadoras sobre temas científicos”.
Entre los Yo-Yos que Pettit llevó a la ISS, se encontraban el Silver Bullet II, Roller Woody, Pocket Rocket, Tom Cat y YoYo Factory DNA. Pettit mencionó que modificó uno de sus Tom Cats con componentes internos personalizados y lo anodizó en un color dorado intenso conocido como “NASA Gold”, utilizado en otros proyectos de la NASA como el Robonaut y prototipos de rover lunar. Este proceso se realizó en un taller local encargado del anodizado.
Pettit no es ajeno a experimentar y crear en condiciones espaciales. Entre sus invenciones se encuentra la “taza de café de microgravedad”, diseñada para permitir beber café en el espacio sin que el líquido salga flotando. Además de sus logros técnicos, también ha realizado contribuciones bastante importantes en términos de comunicación científica, siendo su prosa técnica descriptiva y accesible.
Desde su llegada a la NASA, Pettit ha pasado más de un año viviendo en el espacio, contribuyó a proyectos de gran importancia, como el ensamblaje de tecnología para futuras misiones a la Luna y Marte. Sin embargo, sus demostraciones con el yo-yo no solo tienen un propósito educativo, sino que también proporcionan un momento de recreación y alivian la tensión en el ambiente de la EEI.
El Yo-Yo
Originalmente, el término Yo-Yo proviene de la lengua tagala de las Filipinas y significa “volver”. Hace aproximadamente 400 años, los filipinos utilizaban el Yo-Yo como arma, una aplicación muy distinta a la recreativa que se le da en la actualidad. Aunque se popularizó en Filipinas, se sabe que este juguete tiene sus orígenes en China. Además, hay registros de su uso en Grecia hace al menos 2.500 años.
En el siglo XIX, el Yo-Yo llegó a Europa proveniente de Oriente. En Inglaterra se le conocía como bandalore, quiz o el juguete del Príncipe de Gales, mientras que en Francia adoptó nombres como emigrette o incroyable.
El video de Petitt ha desatado un interés particular debido a las complicaciones que implica manipular objetos sin la influencia de la gravedad. En el espacio, cada movimiento debe ser calculado, y la cuerda del Yo-Yo presenta un desafío adicional.
La historia del yo-yo es variada, lo que refleja su evolución desde un arma tribal hasta el entretenimiento moderno. Este interesante contraste se realza con el video de Wiseman, quien en su tiempo libre decidió explorar la mecánica del juguete en un entorno completamente nuevo y desafiante como lo es la Estación Espacial Internacional.
Pettit expresó su entusiasmo por el uso de Yo-Yo en el espacio: “Los hubstacks son fundamentales para obtener un giro rápido inicial, de modo que se puedan realizar trucos posteriores, todo en cámara lenta”. Además, mencionó que su YoYo Factory DNA ya venía con hubstacks y anodizado en amarillo, adaptándose perfectamente al entorno de la ISS.
Pettit afirma la importancia de la ciencia recreativa, lo que demuestra que incluso algo tan simple como un yo-yo puede servir como una herramienta para el aprendizaje y la experimentación en el espacio. “Los trucos de Yo-Yo en microgravedad son solo una fuente de diversión intensa”, aseguró Pettit, lo que resalta el doble propósito educativo y recreativo de este tipo de actividades.