Desde hace algunas semanas, el mundo registra un alza en los casos de COVID, hecho que no escapa a la Argentina.
Si bien estamos lejos de los números que se registraron durante la pandemia, existe un creciente aumento en la cantidad de afectados por el SARS-CoV-2. Y en ese sentido, las personas inmunodeprimidas o que su sistema inmunológico se encuentra débil por alguna razón, deben prestar mayor atención y cuidado.
Es por eso que una decena de sociedades y asociaciones médicas del país se reunieron para elaborar un documento de posición sobre la vacunación contra COVID-19 en personas inmunocomprometidas.
Según sus autores, el objetivo de este texto es generar un documento de posición interdisciplinario respecto a la vacunación contra la COVID-19 en huéspedes inmunocomprometidos en todas las etapas de la vida, así como también establecer la necesidad de dosis de refuerzo en esta población y analizar las formulaciones de vacunas disponibles en Argentina.
Uno de los grupos más afectados son los huéspedes inmunocomprometidos, que se caracterizan por un debilitamiento del sistema inmunitario y de su capacidad para combatir infecciones y otras enfermedades. Esta es una población heterogénea con diversos grados de inmunosupresión que pueden atribuirse a la enfermedad subyacente, al tratamiento con medicamentos o terapias inmunosupresoras y/o a la duración de la afección o el tratamiento, tanto en los que padecen patologías crónicas que causan el inmunocompromiso como en quienes reciben un tratamiento que genera dicha condición.
“Desde Fundación Huésped, más precisamente desde la división de vacunas del Departamento de Investigaciones, lo que hicimos fue convocar a distintas sociedades científicas y asociaciones médicas para generar un documento de posición sobre vacunación contra COVID-19 en huéspedes inmunocomprometidos”, explicó a Infobae la doctora Florencia Cahn, médica infectóloga y presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE).
“La idea de llevar a cabo este documento es clarificar el porqué de la necesidad de que determinados huéspedes tienen especial indicación de recibir tanto el esquema primario de vacunación COVID-19 como los refuerzos. Pero también busca determinar cuáles son aquellos grupos de alto riesgo de enfermedad moderada grave por COVID debido a su condición de inmunocompromiso que en esos casos, es necesario que la periodicidad de los refuerzos sea cada 6 meses, mientras que hay otros grupos de inmunosuprimidos como por ejemplo, personas viviendo con VIH que tienen su carga viral indetectable, que tienen más de 200 CD4 y que están en tratamiento, que pueden recibir los refuerzos de manera anual como la población general”, precisó la experta infectóloga.
Y agregó: “Entonces el objetivo de este documento es clarificar un poco los diferentes escenarios en las diferentes situaciones de inmunocompromiso, por eso están involucrados en la redacción de este documento, además de Fundación Huésped como coordinadora de la publicación, la Sociedad Argentina de Infectología, la Sociedad Argentina de Infectología y Epidemiología, Sociedad Argentina de Pediatría, Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, la Asociación Argentina de Oncología Clínica, la Sociedad Argentina de Medicina, la Sociedad Argentina de Trasplante, de Nefrología, la Sociedad Argentina de Reumatología y el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS)”.
“Es decir que hay una validación que es un documento interdisciplinario que la idea es que se puede usar como herramienta en los equipos de salud para tener claro el porqué de la necesidad de los refuerzos de vacunas COVID y la periodicidad de los mismos”, concluyó Cahn.
Vacunación protectora
Según el documento, la gravedad de la COVID-19 puede variar significativamente en esta población de inmunocomprometidos. Algunas personas inmunocomprometidas pueden tener un mayor riesgo de complicaciones o muerte y otras pueden tener resultados comparables a los de la población general inmunocompetente.
“Las personas inmunocomprometidas tienen mayor probabilidad de enfermarse, presentar formas graves a causa del SARS-CoV 2 o que la enfermedad se prolongue por más tiempo. Los riesgos y beneficios para los pacientes inmunocomprometidos que reciben una vacuna contra SARS-CoV-2 deben evaluarse caso por caso, teniendo en cuenta la incidencia de infección en la comunidad y el grado de inmunocompromiso. Es fundamental estratificar a la población según el riesgo de enfermedad grave y de muerte”, sostiene el texto.
Y destaca que el compromiso inmunológico se asocia con un mayor riesgo de evolución a las formas graves que pueden determinar hospitalización, ingreso a cuidados intensivos (UCI) y muerte causada por infección por el virus SARS-CoV-2. Por otra parte, los estudios de eficacia y efectividad que incluyen población de pacientes hospitalizados inmunocomprometidos y sus resultados son limitados.
Sin embargo, la vacunación contra la COVID-19 entre inmunocomprometidos ha demostrado ser altamente protectora contra la hospitalización, así como de formas graves y muertes. Las diferentes plataformas ofrecen una alta efectividad frente a la infección severa asociada a la COVID-19 entre las personas elegibles que reciben dos dosis. La eficacia y la efectividad de la vacuna entre las personas con condiciones de inmunocompromiso es menor que en las personas inmunocompetentes y la misma disminuye después de varios meses desde la aplicación de la última dosis.
“La administración de una dosis adicional de vacunas a ARNm, así como también otras plataformas (vacunas a vectores adenovirales y a proteínas recombinantes-spike) han mostrado una alta eficacia y efectividad como parte de una serie primaria entre adultos inmunocomprometidos, proporciona una mejor protección contra la hospitalización asociada a la COVID-19 y resulta claro que no deben emplearse vacunas inactivadas como dosis de refuerzo”, precisa el texto.
“La idea del documento surgió porque lo que estamos viendo es que habían empezado a crecer las internaciones, pero sobre todo las mismas involucraban o comprendían pacientes que tenían algún tipo de inmunocompromiso. En base a eso, se vio la necesidad de alinear y consensuar y estimular la vacunación en este grupo de pacientes, sobre todo el año pasado, cuando la vacunación estaba con tasas muy bajas”, explicó a Infobae el doctor Pablo Bonvehí, médico infectólogo y jefe de la sección Infectología y Control de Infecciones del CEMIC.
“El documento está dirigido, sobre todo, a estas personas que tienen algún tipo de inmunocompromiso, que hoy en día es muy amplio. Hay muchas personas que tienen inmunocompromiso por enfermedades como cáncer y leucemia, que son enfermedades cromatológicas. Pero también, hoy en día, hay muchas personas que reciben nuevos biológicos para distintas enfermedades: reumatológicas, dermatológicas, gastrointestinales, en donde hay algún mecanismo de autoinmunidad por el cual se le dan medicaciones que son justamente estos biológicos que pueden reducir su capacidad defensiva, la capacidad de respuesta inmune y, por lo tanto, también, pueden verse afectadas por el COVID con consecuencias graves”, agregó el especialista.
“Lo importante es, hoy en día, en todo este grupo de personas, no es el número de dosis previas que hayan recibido, sino lo importante es que no hayan transcurrido más de 6 meses de la última dosis. Si pasaron más de 6 meses, se tienen que re-vacunar, o sea, darse un refuerzo, con cualquiera de las vacunas disponibles, que mayormente son las dos vacunas de ARN mensajero, de Pfizer o de Moderna”, concluyó Bonvehí.
Junto al doctor Bonvehí y coordinados por la doctora Cahn, también participaron de la elaboración y la redacción del documento los doctores Laura Barcán, Francisco Nacinovich, Hebe Vázquez, Andrea Mónaco, Angela Gentile, Silvia González Ayala, Jorge Geffner, Gustavo Cittera, Alejandra Villamil, Natalia Tahuil, Sergio Specterman, Marina Papaginovic y Andrea Uboldi.
Siguiendo la propuesta de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), algunas afecciones o tratamientos que pueden generar inmunodepresión moderada a grave incluyen:
- El tratamiento activo para tumores sólidos y enfermedades hematológicas malignas.
- Enfermedades hematológicas malignas asociadas a una baja respuesta a las vacunas contra la COVID-19 independientemente del estado actual de tratamiento (por ejemplo, leucemia linfocítica crónica, linfoma no Hodgkin, mieloma múltiple, leucemia aguda).
- Recepción de un trasplante de órgano sólido o un trasplante de islotes y terapia inmunosupresora.
- Recepción de terapia de linfocitos T con receptores quiméricos de antígenos (CAR) o trasplante de células hematopoyéticas (HCT) (dentro de los 2 años posteriores al trasplante o la terapia de inmunosupresión).
- Inmunodeficiencia primaria moderada o grave (por ejemplo, la enfermedad de inmunodeficiencia común variable, la inmunodeficiencia combinada grave, el síndrome de Di George, el síndrome de Wiskott-Aldrich).
- Infección avanzada o no tratada por VIH (personas con VIH con un recuento de linfocitos CD4 inferior a 200/mm3, historial de una enfermedad marcadora de sida sin reconstitución inmunológica o manifestaciones clínicas del VIH sintomático).
- Personas con enfermedad reumatológica /autoinmune
- Pacientes trasplantados (órgano sólido) y en lista de trasplante
- Pacientes con trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TCPH)
- Pacientes recibiendo quimioterapia
- Pacientes con inmunodeficiencias primarias
- Pacientes con insuficiencia renal crónica (ERC) en diálisis
Para desarrollar esta guía se tuvo en cuenta que, según la evidencia hasta el momento, la población inmunocomprometida tiene mayor riesgo de enfermarse, presentar formas graves a causa del SARS-CoV 2 o que la enfermedad se prolongue por más tiempo.
En ese sentido, el objetivo de la vacunación contra la COVID-19 en poblaciones inmunocomprometidas es disminuir las formas graves, hospitalizaciones y muertes por esta enfermedad.
Algunos mensajes clave que destaca el Documento son:
- Los huéspedes inmunocomprometidos son un grupo con alto riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte.
- El objetivo de la vacunación contra la COVID-19 es disminuir las formas graves hospitalizaciones y muertes por esta enfermedad.
- Es imprescindible fortalecer los sistemas de vigilancia para conocer la situación epidemiológica.
- El grado de inmunocompromiso es fundamental para definir la periodicidad de los refuerzos. En los grupos de mayor riesgo, el refuerzo se propone cada 6 meses.