Desde que nació Owen Monroe, en abril de 2022, los médicos sabían que su corazón estaba enfermo. El pequeño sufría una complejísima cardiopatía, muy poco frecuente que si no se reparaba con urgencia, iba a morir.
Lo que le sucedía al pequeño era que las grandes arterias de su corazón, la aorta y la pulmonar, estaban fusionadas y apenas disponía de una sola válvula y no dos que es lo normal (una por cada vaso) para controlar el paso de la sangre. Se trata de una afección llamada tronco arterioso, en la que las dos arterias principales del corazón están fusionadas.
A los padres les dijeron que su hijo necesitaría varias cirugías cardíacas importantes antes de llegar a la pubertad. Sin embargo, poco después del nacimiento de Owen, los médicos también descubrieron que la válvula en la parte superior de su corazón tenía una fuga significativa. Esto significaba que Owen necesitaba válvulas cardíacas nuevas o un trasplante de corazón de inmediato.
“Mirando hacia atrás, nunca supimos si sobreviviríamos una semana, y mucho menos un año. Tenía un defecto cardíaco llamado tronco arterioso, que básicamente significa que todo el mundo tiene dos arterias que salen del corazón y él sólo tenía una que salía de ambos lados”, explicó Nick Monroe, el padre de Owen.
El tiempo corría en su contra, el corazón se resentía a cada instante y sus médicos del Hospital Universitario de Duke (Carolina del Norte, EEUU) estudiaban a contrarreloj todas las opciones.
“Hoy en día, a un bebe de su edad le toma alrededor de seis meses obtener un corazón, y no teníamos ese tiempo. Aunque lo teníamos en la lista para un trasplante de corazón normal, sospechábamos que no íbamos a llegar tan lejos”, dijo el doctor Joseph Turek, Jefe de Cirugía Cardíaca Pediátrica del hospital.
“Cada día parecía durar una eternidad. Cada día que pasaba se podía sentir que la espera pesaba sobre todo el personal de la UCI. Era tenso para todos tener que esperar día tras día sin noticias sabiendo que Owen estaba muriendo lentamente”, rememora Tayler Monroe, madre del pequeño.
Según el equipo médico, la solución tradicional que requiere este escenario normalmente es reemplazar los fallos con implantes de válvulas artificiales o de donantes cadáver, pero el tejido no vivo requiere repetidas cirugías a corazón abierto para ser reemplazado a medida que la persona crece, debido a que la válvula no crece con el paciente.
Los médicos de Owen no se dieron por vencidos y buscaron probar una técnica innovadora: un trasplante parcial cardíaco, el primero en el mundo, para implantarle tejido vivo con el fin de que la válvula creciera con el bebé y así evitar las sucesivas operaciones para recambiarlas.
La familia aprobó este tratamiento pionero y en la primavera de 2022, cuando apenas contaba con 18 días de vida, los cirujanos trasplantaron al bebé una parte del corazón de un donante para reconstruir los vasos y válvulas afectados. La intervención fue un éxito y más de un año después, el bebé está en perfectas condiciones.
“Nuestra mayor esperanza es que la historia de éxito de Owen cambie la forma en que se manejan la donación y los trasplantes de órganos, no sólo para los bebés con enfermedades cardíacas congénitas sino para todos los pacientes”, dijo Nick Monroe.
Las partes trasplantadas crecen con su propio corazón. Los médicos también dijeron que el nuevo procedimiento sólo requería una fracción de medicamentos. “Lo sorprendente es que, cuando nos dieron el alta, lo dieron de alta con 17 medicamentos diarios para controlar todo el postoperatorio. Pero ahora solo toma dos medicamentos”, agregó Nick.
Fue tal el éxito de la operación que los médicos de Duke publicaron sus hallazgos a principios de enero en la revista de la Asociación Médica Estadounidense.
“Esta es la primera demostración de que un implante valvular puede crecer en un ser humano. Esto resuelve una serie de problemas que enfrentamos en los niños que necesitan tejidos que crezcan con ellos y puede ahorrar innumerables reoperaciones arriesgadas en estos bebés y niños”, explicó el cirujano cardíaco de Duke y autor del estudio publicado en Jama.
“Si su hijo menor de un año está esperando un trasplante de corazón, el 20 por ciento de esos niños no recibirá un corazón. Así que encontrar una manera de duplicar el número de pacientes que recibirán este regalo ayudará a muchos niños que tal vez no hayan podido recibir un trasplante”, agregó el doctor Turek.
Según los cálculos de Turek, ya se han realizado en el mundo 13 trasplantes parciales de corazón, nueve de ellos en el Hospital Infantil de Duke, tras el éxito del caso de Owen. El médico defiende, además, que esta técnica “ha abierto varias puertas más para maximizar las donaciones para ayudar a los niños necesitados”.