Desde fines del Siglo XX, la Tierra está aumentando año atrás año el límite de contaminación que el mismo planeta puede soportar. Mayor emisión de gases de efecto invernadero (GEI), genera un calentamiento global que acelera el cambio climático y pone en peligro la habitabilidad de todo ser vivo.
Y ya entrado en el Siglo XXI, el mundo natural está atrapado en un círculo vicioso: el clima extremo está destruyendo los hábitats naturales y la vida silvestre, pero estos son cruciales para combatir la crisis climática.
Es que estas dos cuestiones están separadas pero inextricablemente vinculadas. A medida que la crisis climática se intensifica, los hábitats naturales se destruyen. Esto, a su vez, exacerba la crisis climática y la pérdida de vida silvestre.
Este tema será uno de los centrales en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) número 28 o COP 28, la mayor y más importante reunión global para abordar la emergencia del calentamiento global que arranca hoy en Dubái. Por eso desde Naciones Unidas, distintos científicos brindan 10 formas en que se conectan los dos problemas.
1-Los incendios forestales destruyen los ecosistemas
Son cada vez más frecuentes y extensos ya que en 2021, incluso hubo informes de que por primera vez el humo llegó al polo norte. La crisis climática está creando condiciones peligrosas para el desarrollo de incendios forestales, incluidas más sequías, temperaturas del aire más altas y fuertes vientos.
Así, una cuarta parte de los paisajes se enfrentan a temporadas de incendios más largas. Los incendios forestales causan estragos no sólo en la salud humana y la infraestructura, sino también en los entornos que queman. La temporada de incendios forestales en Australia de 2019 y 2020 provocó la muerte o el desplazamiento de casi 3.000 millones de animales, según estimaciones de los científicos, mientras que las emisiones de carbono de los incendios forestales están en su punto más alto de todos los tiempos.
2-Los paisajes degradados provocan más incendios
Los humanos han modificado los paisajes de una manera que los hace más vulnerables a los incendios forestales. Por ejemplo, los científicos advierten que los recientes incendios en Hawai fueron tan intensos debido a los pastos invasores que ahora cubren una cuarta parte de las islas.
En Portugal, que también ha sufrido incendios forestales extremadamente destructivos en los últimos años, se han cultivado grandes plantaciones de eucaliptos inflamables y de rápido crecimiento para abastecer a la importante industria de celulosa del país. Esto ha hecho que el país sea menos resistente a los incendios forestales, y las autoridades ahora planean crear bosques con mayor biodiversidad poblados de robles y castaños resistentes al fuego.
Los ecosistemas degradados son generalmente más inflamables y más incendios causan más daños al paisaje. Según los expertos, es fundamental mejorar la gestión del paisaje y apoyar los paisajes naturales.
3-Los paisajes terrestres destruidos no pueden almacenar carbono
Los paisajes salvajes albergan vida silvestre, pero muchos, como las turberas, el permafrost y los bosques, también son ricos en carbono. Estos sistemas vivos, a veces denominados “soluciones basadas en la naturaleza”, absorben dióxido de carbono y lo retienen en suelos y árboles anegados.
Según la ONU, la tierra y el océano absorben más de la mitad de las emisiones de carbono. Por lo tanto, la destrucción de estos paisajes, ya sea mediante incendios, agricultura industrial o extracción de recursos naturales, da como resultado la liberación de carbono.
4-El calor daña y mata la vida silvestre
A medida que las temperaturas aumentan año tras año, los animales tienen que adaptar su comportamiento para hacer frente a los cambios. En Grecia, las investigaciones sugieren que es más probable que los osos pardos estén activos durante la noche. Los perros salvajes africanos tienen menos tiempo para cazar durante el día debido al aumento de las temperaturas.
Casi todas las tortugas marinas nacidas en Florida en los últimos años han sido hembras. La investigación apenas está comenzando a arañar la superficie en términos de comprender cómo el calor está reestructurando las poblaciones de vida silvestre. Es probable que el estrés inducido por el calor cause todo tipo de problemas, incluida la pérdida de fertilidad, inmunidad y aumento de la mortalidad.
5-Las olas de calor marinas destruyen el océano
A menudo pensamos en la vida silvestre en la tierra porque es más visible, pero muchos científicos están aún más preocupados por lo que sucede en nuestros océanos. En los últimos meses se han registrado olas de calor marinas en Nueva Zelanda, el Reino Unido y Australia. En 2021, se cree que más de mil millones de animales marinos murieron a lo largo de la costa del Pacífico de Canadá cuando las temperaturas alcanzaron los 40 grados C.
Se espera que un calentamiento de 2 °C esencialmente acabe con los arrecifes de coral tropicales, que tienen la mayor biodiversidad de todos los ecosistemas a nivel mundial. Los arrecifes de coral son importantes viveros de peces y ayudan a alimentar a más de 500 millones de personas en todo el mundo, la mayoría de las cuales se encuentran en países pobres.
6-Los océanos destruidos no pueden almacenar carbono
El océano es el mayor almacén de carbono del mundo. Pero está absorbiendo demasiado carbono de la atmósfera, lo que hace que los mares sean más ácidos, con impactos negativos ampliamente documentados sobre la vida marina.
La sobreexplotación está exacerbando estos problemas, haciendo que los océanos sean aún más pobres desde el punto de vista ecológico. Un estudio encontró que los barcos pesqueros que pescan en el fondo del océano liberan tanto dióxido de carbono como la industria de la aviación.
7-La pérdida de animales de los bosques reduce el carbono que pueden almacenar
La caza furtiva y la pérdida de monos y aves frugívoros en los bosques tropicales están aumentando las emisiones de carbono, según una investigación publicada en Science Advances. Las criaturas más grandes, como los tapires y los tucanes, que han sufrido pérdidas importantes a causa de la caza, dispersan las semillas de los árboles de madera dura más longevos, que secuestran la mayor cantidad de carbono.
Los árboles de madera dura están siendo reemplazados por árboles de madera blanda, que tienen semillas más pequeñas y almacenan menos carbono. Los investigadores observaron la selva atlántica de Brasil, donde el 95% de los árboles necesitan animales para dispersar las semillas. El documento sugiere que se ha perdido entre el 10% y el 15% del carbono almacenado en el bosque original.
8-El clima extremo dificulta aún más la restauración de la tierra
Un tercio de la mitigación climática durante la próxima década podría provenir de la restauración de la naturaleza para que pueda absorber carbono de la atmósfera y llevarlo al océano, los suelos y la vegetación. Varios artículos científicos proponen la plantación masiva de árboles como forma de almacenar más carbono. Sin embargo, el clima cálido y la sequía dificultan la restauración de la tierra.
9-El clima extremo está empujando a la gente a nuevas áreas
El año pasado, el número de personas desplazadas en todo el mundo superó los 100 millones por primera vez, según la ONU. La crisis climática es una de las razones del desplazamiento de personas, junto con los conflictos políticos, la pobreza y la falta de recursos. En el noroeste de África, el aumento del nivel del mar, la sequía y la desertificación están obligando a más personas a abandonar sus hogares.
En el sur de Asia, el aumento de las temperaturas, la mayor frecuencia de los ciclones y las inundaciones causadas por el derretimiento de los glaciares se encuentran entre los factores que impulsan la migración humana. Entre muchos otros problemas, el desplazamiento de personas corre el riesgo de perturbar áreas que antes eran salvajes, particularmente donde faltan servicios esenciales como la eliminación de desechos y el agua.
10-La cantidad de tierra necesaria para cultivar alimentos está aumentando
La crisis climática significa que regiones que antes no eran aptas para la agricultura ahora lo son, lo que podría tener un impacto significativo en la naturaleza, según una investigación publicada en 2020. Estas nuevas “fronteras” agrícolas se encuentran principalmente en latitudes altas del hemisferio norte y tropicales.
Son regiones montañosas, incluidos los Andes tropicales, Asia central y el Cuerno de África. Según los investigadores, muchas de estas regiones albergan puntos críticos de biodiversidad global, así como hábitats críticos para las aves.