Un reciente estudio identificó un conjunto de genes asociados con personas que siguen una dieta vegetariana, por lo que los investigadores concluyeron que seguir una alimentación libre de carnes podría estar determinado genéticamente. Más específicamente, los expertos detectaron tres genes que están, significativamente, se vinculan con esta elección.
En el trabajo, que fue publicado esta semana en la revista Plos One, los científicos analizaron datos de aproximadamente 5.300 vegetarianos y 329.000 consumidores de carne. En su comparación, los expertos identificaron que “el cromosoma 18 que está asociado con el vegetarianismo en un nivel significativo en todo el genoma y 201 adicionales sugestivamente significativos”.
Además, encontraron “34 genes con un posible papel en el vegetarianismo, 3 de los cuales son significativos”, siendo que éstos están ubicados en un cromosoma que tiene genes involucrados en la función cerebral y el metabolismo de los lípidos, el proceso en el que las grasas se descomponen para obtener energía. Siendo que en estos asociados de forma más débil también desempeñan un papel en el metabolismo de los lípidos.
Nabeel Yaseen es el autor principal del estudio y profesor emérito de patología en la Universidad Northwestern, y señaló que los hallazgos pueden indicar que la adherencia a esta dieta no es únicamente una cuestión de fuerza de voluntad. “Tenemos la hipótesis de que tal vez la capacidad de una persona para seguir una dieta vegetariana pueda tener algo que ver con la forma en que maneja las grasas en su cuerpo y cómo eso afecta la función cerebral”, señaló el investigador.
“Un conjunto sustancial de evidencia apunta a la heredabilidad de las preferencias dietéticas. Si bien el vegetarianismo se ha practicado durante milenios en diversas sociedades, sus practicantes siguen siendo una pequeña minoría en todo el mundo y no se comprende bien el papel de la genética en la elección de una dieta vegetariana -sostuvieron los autores del trabajo en la publicación de las conclusiones-. Las elecciones dietéticas implican una interacción entre los efectos fisiológicos de los alimentos, su metabolismo y la percepción del gusto, todos los cuales están fuertemente influenciados por la genética”.
Otro estudio publicado el año pasado también había encontrado vínculos entre los genes de las personas y los tipos de alimentos que les gustan, y desde hace tiempo se entiende que las aversiones a ciertos alimentos tienen vínculos genéticos.
Qué define las elecciones alimentarias
Algunas personas deciden seguir una dieta vegetariana por diferentes razones. Pero los expertos creen que “las elecciones dietéticas de una persona también pueden implicar una combinación de gustos personales, su metabolismo y los efectos de diferentes alimentos en el cuerpo”.
Todos estos factores están fuertemente influenciados por la genética, pero hasta ahora no se comprendía bien su papel en la elección de la dieta vegetariana. Para la investigación, Yaseen y su equipo se centraron en personas que consideraban vegetarianas estrictas: aquellas que no habían consumido carne animal ni productos cárnicos durante al menos un año. Determinaron quién calificaba basándose en dos cuestionarios que los participantes completaron para el Biobanco del Reino Unido.
Investigaciones anteriores se habían basado en comparaciones de gemelos para investigar el papel que desempeña la genética en las preferencias dietéticas.
La doctora Laura Wesseldijk es la autora principal de uno de esos estudios sobre gemelos, y en una investigación publicada en enero de este año determinó que la genética “puede representar del 70 al 80% de las diferencias individuales en la abstinencia de comer carne de res, cerdo, aves, pescado y mariscos”.
Wesseldijk es genetista conductual de los Centros Médicos de la Universidad de Ámsterdam y si bien no participó de la nueva investigación, consideró que los rasgos humanos nunca están determinados únicamente por la naturaleza o la crianza. Más bien, “está todo completamente enredado”, dijo.
Para Vicente Javier Clemente, profesor de Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea, “aunque la genética puede jugar un papel, la capacidad de adoptar una dieta vegetariana también puede ser fuertemente influenciada por factores ambientales, psicológicos, y sociales”.
En consecuencia, según su opinión, “si bien algunas personas pueden tener predisposiciones genéticas que les faciliten seguir una dieta vegetariana, la elección de adoptar este estilo de vida puede aún estar al alcance de la mayoría de las personas”.