El cambio climático está llevando el dengue hacia zonas donde antes no estaba presente. También está aumentando la incidencia de casos en zonas donde el virus ya ha circulado. En resumidas cuentas, esta patología logró expandirse por Europa, Asia y América.
En Europa, hay dengue. Se registraron al menos 6 casos autóctonos en las regiones de Lombardía y Lazio, en Italia, semanas atrás. Mientras que en Florida, Estados Unidos, se han detectado 19 casos autóctonos este año.
En América Central, el gobierno de Guatemala declaró la emergencia nacional por un brote de dengue en el país. Entre enero y agosto se han producido 22 muertes. Además, 12.263 casos, un 152% más que en el mismo periodo del año pasado.
Además, países de Sudamérica, como Brasil, Perú, Paraguay, Bolivia y Argentina, también enfrentaron epidemias de dengue durante 2023. Según el último boletín del Ministerio de Salud de la Nación de Argentina, este año se reportaron 121.528 casos autóctonos de dengue y 65 muertes tan solo en suelo nacional.
El Gobierno de Ecuador, por su parte, declaró el viernes pasado una alerta epidemiológica en tres provincias costeras del norte del país.
En Asia, Bangladesh también tiene un brote de dengue. Un total de 11 pacientes murieron como consecuencia de esta patología y 2.944 fueron ingresados en diferentes hospitales la semana pasada. Este año hubo 741 muertes, según la Dirección General de Servicios de Salud (DGHS).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a las autoridades sanitarias de los países del continente americano y de Europa que se preparen ante posibles brotes. “Aproximadamente la mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer dengue, que afecta a unos 129 países”, declaró el director del Programa Mundial de Control de Enfermedades Tropicales de la agencia, Raman Velayudhan.
Incluso, desde 2010, se han registrado brotes en Europa. “Se calcula que el mosquito está presente en unos 22 países europeos”, detalló.
Además del cambio climático, otros factores han impulsado la propagación del dengue. Algunos de ellos son: el aumento de la circulación de personas y mercancías, la urbanización y la presión sobre el agua y el saneamiento.
“Calculamos que cada año se registran entre 100 y 400 millones de casos. Esto es básicamente una estimación, y sólo en la región americana se han notificado unos 2,8 millones de casos y 101.280 muertes”, añadió Velayudhan.
El dengue es también conocido como la “fiebre de los huesos rotos”. Es la infección viral más común que se transmite de los mosquitos a las personas. La mayoría de los individuos afectados no presentan síntomas y se recuperan en una o dos semanas. Pero algunos desarrollan dengue grave y necesitan atención hospitalaria.
“En algunos casos, sobre todo cuando se contrae la infección por segunda vez, lo que llamamos una infección secundaria, puede dar lugar a un dengue grave, que también puede ser mortal”, explicó Velayudhan.
En el mundo, “en el año 2000, teníamos alrededor de medio millón de casos y en 2022, registramos más de 4,2 millones, lo que realmente muestra un aumento de ocho veces”, resaltó el experto. Advirtió también que ese número bien podría aumentar a medida que tengan cifras más y más precisas.
Asia representa alrededor del 70% de la carga mundial de la enfermedad y las perspectivas de futuro son sombrías, según el experto.
“El mosquito consigue sobrevivir incluso cuando hay escasez de agua”, explicó Velayudhan. “Así que, tanto en una situación de inundación como de sequía, el dengue puede aumentar. El virus y el vector se multiplican más rápido a mayor temperatura. Es un hecho bien conocido”, añadió.
La enfermedad no tiene un tratamiento específico y no existe una intervención farmacológica directa. Normalmente, se trata con medicamentos para tratar la fiebre y el dolor.
Hay varios estudios publicados que asocian el avance del dengue en el mundo como una consecuencia del cambio climático.
Científicas de la Universidad Nacional de Litoral, el Conicet, la Universidad Nacional de Córdoba de la Argentina junto con un experto del Centro de Patógenos Emergentes, Zoonóticos y Transmitidos por Artrópodos de la Universidad Estatal de Virginia, en los Estados Unidos, hicieron un estudio en el que sugieren que la expansión del dengue en la Argentina estaría asociado al aumento de las temperaturas promedio, en el marco del cambio climático que enfrenta el planeta.
El estudio fue publicado en la revista Environmental Health Perspectives, y la primera autora, María Soledad López, del Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático (CEVARCAM) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, comentó a Infobae el 24 de julio pasado: “La incidencia de casos en Argentina depende de varios factores como el número de casos registrados en países limítrofes, como Brasil, donde el dengue es endémico, el número de argentinos que viajan a esos países y pueden volver con la infección, el número de criaderos del mosquito en los domicilios de las personas, las políticas de prevención de las provincias y municipios, las condiciones meteorológicas de una temporada en particular y climáticas considerando las últimas décadas, entre otros”.