Qué son las células senescentes y por qué su rol sería clave en la medicina antienvejecimiento

Por años, la ciencia buscó eliminar estas células llamadas “zombies” para prevenir enfermedades relacionadas con la edad. Aunque el profesor David Sinclair, genetista de Harvard, afirma que promueven la reparación del tejido saludable

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Uno de los trabajos se basó en el estudio de las salamandras, animales que tienen habilidades de regeneración únicas (Getty)
Uno de los trabajos se basó en el estudio de las salamandras, animales que tienen habilidades de regeneración únicas (Getty)

Las células senescentes zombis no son del todo malas. Promueven la cicatrización de heridas y el crecimiento de las extremidades. Si tiene una herida, probablemente sea mejor evitar las moléculas que inhiben y matan las células senescentes, como la fisetina, la quercetina y el dasatinib. Así, en un tuit, expliqué el cambio en la mirada que tuvo la ciencia hacia un tipo de células que podrían tener un rol clave en la medicina antienvejecimiento.

Se trata de las llamadas “células zombies”, que por años se relacionaban con enfermedades vinculadas con la edad y, en consecuencia, se procuraba su eliminación del cuerpo para prevenirlas. Sin embargo, un reciente trabajo de investigación publicado en la revista Aging Cell se sumó a un creciente número de trabajos científicos que apunta a que no todas las células senescentes son dañinas.

El estudio dirigido por la doctora Maximina Yun demostró que estas células pueden desempeñar un papel beneficioso en la regeneración de los tejidos sanos. Su equipo descubrió que las células senescentes estimulan la formación de músculos en las extremidades de la salamandra.

Por mucho tiempo, la medicina antienvejecimiento procuró eliminar las células senescentes por considerarlas perjudiciales (Getty)
Por mucho tiempo, la medicina antienvejecimiento procuró eliminar las células senescentes por considerarlas perjudiciales (Getty)

Las células senescentes son aquellas que, en respuesta al estrés celular, dejaron de dividirse permanentemente, pero no han muerto. A medida que los organismos envejecen, aumenta el número de células senescentes en el cuerpo. Esta acumulación se considera actualmente una de las características del envejecimiento y se ha relacionado con una variedad de enfermedades, incluido el cáncer.

“Cuando eres joven, tu sistema inmunológico es capaz de reconocer estas células senescentes y eliminarlas”, señaló Viviana Pérez Montes, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), quien estudia biología celular y envejecimiento. “Pero cuando comenzamos a envejecer, la actividad de nuestro sistema inmunológico también disminuye, por lo que estamos perdiendo la capacidad de eliminarlos”, agregó.

En ese tono, el experto Nathan LeBrasseur de la Clínica Mayo sumó: “Las células senescentes resisten la apoptosis, o muerte celular programada, y característicamente se vuelven grandes y planas, con núcleos agrandados. Liberan una mezcla de moléculas, algunas de las cuales pueden desencadenar inflamación y dañar otras células y, paradójicamente, también pueden estimular el crecimiento de células malignas y alimentar el cáncer”. Sin embargo, la verdadera naturaleza de estas células puede ser más compleja y depender del contexto.

El científico David Sinclair lidera un laboratorio en la Universidad de Harvard donde estudia las causas del envejecimiento
El científico David Sinclair lidera un laboratorio en la Universidad de Harvard donde estudia las causas del envejecimiento

Un gran número de investigaciones sugiere que las células senescentes también pueden tener efectos beneficiosos, como la cicatrización de heridas o la prevención de la cicatrización de tejidos.

“Hace unos años, nuestro grupo descubrió que las células senescentes estaban presentes en etapas clave de la regeneración de las extremidades de la salamandra. Curiosamente, otros grupos encontraron posteriormente estas células en otros contextos de regeneración, incluso en mamíferos. Por lo tanto, queríamos averiguar si estas células contribuyen en cualquier forma de regeneración”, explicó Yun, quien es líder del grupo de investigación en el Centro de Terapias Regenerativas de Dresden (CRTD) y el Grupo de Excelencia en Física de la Vida (PoL) en TU Dresden y el Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética (MPI-CBG).

El papel de los senolíticos

El aumento de la esperanza de vida de la población mundial ubicó al envejecimiento como el mayor factor de riesgo para muchos trastornos que amenazan la vida, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la neurodegeneración y el cáncer.

Los investigadores vieron que cuando usaron medicamentos llamados senolíticos para matar estas células, las lesiones en los tejidos pulmonares se curaron más lentamente
Los investigadores vieron que cuando usaron medicamentos llamados senolíticos para matar estas células, las lesiones en los tejidos pulmonares se curaron más lentamente

“El envejecimiento en todos los tejidos está asociado con una mayor senescencia celular, un proceso de respuesta al estrés por el cual las células dañadas salen del ciclo celular de forma permanente y producen un fenotipo secretor asociado a la senescencia proinflamatorio (SASP)”, aseguran en el trabajo Primera evidencia de que los senolíticos son efectivos para disminuir las células senescentes en humanos publicado en The Lancet y que cité en mi hilo de Twitter.

Es que cada vez más, los científicos ahora han visto estas células en acción en el tejido pulmonar, así como en otros órganos que sirven como barreras en el cuerpo, como el intestino delgado, el colon y la piel. “Cuando usaron medicamentos llamados senolíticos para matar estas células, las lesiones en los tejidos pulmonares se curaron más lentamente”, según observaron.

“Las células senescentes pueden ocupar nichos con posiciones privilegiadas como ‘centinelas’ que monitorean el tejido en busca de lesiones y responden estimulando las células madre cercanas para que crezcan e inicien la reparación”, dijo Tien Peng, MD, profesor asociado de medicina pulmonar, de cuidados intensivos, de alergias y del sueño, y autor principal de un estudio publicado recientemente en la revista Science.

Las células senescentes como promotoras de la regeneración

Las células senescentes, a menudo denominadas células "zombis", se han asociado durante mucho tiempo con el envejecimiento y la enfermedad (Getty)
Las células senescentes, a menudo denominadas células "zombis", se han asociado durante mucho tiempo con el envejecimiento y la enfermedad (Getty)

Los investigadores del grupo de Yun estudiaron a las salamandras. Estos animales tienen habilidades de regeneración únicas y pueden regenerar muchos órganos de sus cuerpos, incluidas las extremidades perdidas. “La regeneración de las extremidades de las salamandras es un proceso fascinante. En cuestión de semanas, les vuelve a crecer una extremidad completamente funcional”, explicó Yun.

Para comprobar si la presencia de células senescentes influye en el proceso de regeneración de las extremidades, los investigadores encontraron una forma de modular el número de células senescentes en la herida. El equipo observó que la presencia de células senescentes mejoraba el proceso de regeneración.

“Cuando hubo más células senescentes en la herida, los animales desarrollaron un brote de regeneración más grande o, como lo llamamos, blastema. Esta es una colección de células que van a formar todos los tejidos necesarios en la nueva extremidad -señaló la investigadora a cargo del trabajo-. Cuanto más grande el blastema, más células hay para regenerar la extremidad y más rápido el proceso de regeneración. La presencia de células senescentes parecía ‘alimentar’ el proceso de regeneración”.

El estudio de las salamandras podría ayudar a comprender los principios del proceso de regeneración y, a la larga, puede ayudar a resolver el rompecabezas de por qué los humanos tienen capacidades regenerativas muy limitadas.

* El doctor David Sinclair es profesor del departamento de Genética y codirector del Centro Paul F. Glenn para la Biología de la Investigación del Envejecimiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard

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