La contaminación atmosférica es la contaminación del ambiente interior o exterior por cualquier agente químico, físico o biológico. Un nuevo estudio dio más pruebas que demuestran que los niveles elevados de contaminantes atmosféricos se asocian a más daños en los huesos de las mujeres que ya transitaron la menopausia.
Se trata de una nueva investigación dirigida por científicos de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos. El daño en los huesos puede dar lugar a la osteoporosis. Es una enfermedad en la cual los huesos se vuelven frágiles y más propensos a fracturarse.
Según la Mayo Clinic de los Estados Unidos, aproximadamente una mitad de todas las mujeres mayores de 50 años tendrá una fractura de cadera, de muñeca o de vértebras (huesos de la columna) durante su vida. Las fracturas de columna son las más comunes.
Cada año se producen aproximadamente 2,1 millones de fracturas óseas relacionadas con la osteoporosis, que generan hasta 20.300 millones de dólares anuales en costos sanitarios directos.
La osteoporosis afecta más a las mujeres que a los hombres: el 80% de los 10 millones de estadounidenses con osteoporosis son mujeres. Las mujeres posmenopáusicas corren un mayor riesgo, y una de cada dos mujeres mayores de 50 años sufre una fractura ósea debido a la osteoporosis.
Los investigadores encontraron que los efectos de los contaminantes fueron más evidentes en los huesos que conforman la columna lumbar. Allí los óxidos nitrosos resultaron el doble de perjudiciales que en el envejecimiento normal. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista eClinicalMedicine, del grupo The Lancet Discovery Science.
Estudios anteriores sobre contaminantes habían sugerido efectos adversos sobre la densidad mineral ósea, el riesgo de osteoporosis y las fracturas en personas mayores. En cambio, el nuevo trabajo es el primero que explora la relación entre la contaminación atmosférica y la densidad mineral ósea específicamente en mujeres posmenopáusicas. También es el primero que explora los efectos de las mezclas de contaminantes atmosféricos en los resultados óseos.
Los investigadores analizaron datos recogidos a través del estudio Women’s Health Initiative, un grupo étnicamente diverso de 161.808 mujeres que ya habían pasado por la etapa de la menopausia. Calcularon la exposición a la contaminación atmosférica, al basarse en los domicilios de las participantes.
Utilizaron absorciometría de rayos X de energía dual para medir la densidad mineral ósea en el momento de la inscripción y en el seguimiento al año uno, al año tres y al año seis.
La magnitud de los efectos de los óxidos de nitrógeno en la densidad mineral ósea de la columna lumbar ascendería a reducciones anuales del 1,22%, casi el doble de los efectos anuales de la edad en cualquiera de las localizaciones anatómicas evaluadas. Se cree que estos efectos se producen a través de la muerte de las células óseas por daño oxidativo y otros mecanismos.
“Nuestros resultados confirman que la mala calidad del aire puede ser un factor de riesgo de pérdida ósea, independientemente de factores socioeconómicos o demográficos”, afirmó el primer autor del estudio, el doctor Diddier Prada, científico investigador asociado del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública Mailman de Columbia.
Por primera vez —resaltó el investigador—, “tenemos pruebas de que los óxidos de nitrógeno, en particular, contribuyen en gran medida al daño óseo y de que la columna lumbar es uno de los lugares más susceptibles a este daño”.
Otro de los coautores sugirió recomendaciones para prevenir. “Las mejoras en la exposición a la contaminación atmosférica, en particular los óxidos de nitrógeno, reducirán el daño óseo en las mujeres posmenopáusicas, evitarán las fracturas óseas y reducirán la carga de los costes sanitarios asociados a la osteoporosis entre las mujeres posmenopáusicas”, sostuvo el autor principal Andrea Baccarelli, jefe del Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Universidad de Columbia.
“Los esfuerzos adicionales deben centrarse en la detección de las personas con mayor riesgo de daño óseo relacionado con la contaminación del aire”, comentó Baccarelli. Los gases de escape de coches y camiones son una fuente importante de óxidos nitrosos, al igual que las emisiones de las centrales eléctricas.
Anteriormente, investigadores de Columbia habían demostrado que la exposición prolongada a la contaminación atmosférica reduce la densidad mineral ósea y aumenta el riesgo de fractura ósea en etapas posteriores de la vida. Posteriormente, estos hallazgos se han confirmado en múltiples estudios en seres humanos.
La exposición a la contaminación atmosférica también tiene otros efectos perjudiciales para la salud humana. Está asociada al estrés oxidativo y a la inflamación de las células humanas. Esas alteraciones pueden sentar las bases de enfermedades crónicas y cáncer. En 2013, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a la contaminación atmosférica como carcinógeno humano.
La investigación sobre la contaminación atmosférica y sus efectos en la salud avanza continuamente. La preocupación por la salud pública incluye ahora el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias, la diabetes mellitus, la obesidad y los trastornos reproductivos, neurológicos y del sistema inmunitario.
La contaminación atmosférica afecta a la salud de todos, pero algunos grupos pueden resultar más perjudicados. Casi 9 de cada 10 personas que viven en zonas urbanas de todo el mundo se ven afectadas por la contaminación atmosférica.
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