La mayoría de las personas que contraen la infección por el coronavirus se recuperan en unas semanas. Pero algunas personas, incluso aquellas que se enfermaron levemente, pueden seguir teniendo síntomas por mucho tiempo: es el síndrome del COVID prolongado o persistente.
Una buena noticia, es que esta probabilidad puede disminuir con hábitos saludables. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos demostró que seguir una vida saludable reduce a la mitad el riesgo de padecer el COVID prolongado.
La investigación se hizo al evaluar el estado de salud de mujeres que seguían la mayoría de los aspectos de un estilo de vida saludable. En ese tipo de estilo de vida, se incluye tener un peso corporal sano, no fumar tabaco, hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente, seguir una alimentación de alta calidad y consumir alcohol con moderación.
Las personas que seguían esos hábitos tenían aproximadamente la mitad de riesgo de COVID persistente que las mujeres que no seguían ningún factor de estilo de vida saludable.
Con las continuas olas de casos de personas afectadas por el coronavirus, “el COVID prolongado ha creado una grave carga para la salud pública. Nuestros hallazgos plantean la posibilidad de que la adopción de comportamientos más saludables pueda reducir el riesgo de desarrollar COVID prolongado”, afirmó Andrea Roberts, investigadora científica principal del Departamento de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard.
Roberts fue la autora principal del estudio publicado en la revista especializada JAMA Internal Medicine.
Se estima que entre 8 y 23 millones de estadounidenses padecen COVID prolongado. El síndrome se define como la presencia de síntomas de COVID cuatro semanas o más después de la infección inicial por el coronavirus. Los síntomas pueden incluir fatiga, fiebre y diversos síntomas respiratorios, cardíacos, neurológicos y digestivos.
Los investigadores analizaron los datos de más de 32.000 enfermeras del Nurses’ Health Study II, que informaron sobre su estilo de vida en 2015 y 2017 y notificaron antecedentes de infección por el coronavirus entre abril de 2020 y noviembre de 2021.
Durante ese tiempo, más de 1.900 participantes contrajeron el virus. Entre ellas, el 44% desarrolló COVID Prolongado. En comparación con las mujeres sin ningún factor de estilo de vida saludable, las que tenían cinco o seis presentaban un 49% menos de riesgo de COVID persistente.
Entre los seis factores de estilo de vida, mantener un peso corporal saludable y dormir lo suficiente (entre siete y nueve horas diarias) fueron los que más se asociaron con un menor riesgo de COVID prolongado.
Los resultados también mostraron que, incluso entre las mujeres que desarrollaron COVID prolongado, las que tenían un estilo de vida más saludable antes de la infección presentaban un 30% menos de riesgo de tener síntomas que interfirieran en su vida cotidiana.
Los autores señalaron que una posible explicación de las asociaciones que observaron es que, según investigaciones anteriores, un estilo de vida poco saludable se asocia con un mayor riesgo de inflamación crónica y desregulación del sistema inmune, que se han relacionado con un mayor riesgo de COVID prolongado.
“En las últimas décadas, los científicos han acumulado pruebas de que un estilo de vida saludable es bueno para la salud en general. Sin embargo, en Estados Unidos, por ejemplo, el 70% de la población no tiene un peso corporal saludable y el 30% no duerme lo suficiente”, recordó Siwen Wang, autora principal e investigadora del Departamento de Nutrición.
Los resultados del nuevo estudio sugieren que unos cambios simples en el estilo de vida, como dormir lo suficiente, pueden ser beneficiosos para la prevención del COVID prolongado”, resaltó Wang. Otros autores del estudio fueron Yanping Li, Yiyang Yue, Changzhen Yuan, Jorge Chavarro y Shilpa Bhupathiraju.
El estudio se financió con un subsidio de los Institutos Nacionales de Salud, el premio Dean’s Fund for Scientific Advancement Acceleration de la Harvard Chan School y el premio Massachusetts Consortium on Pathogen Readiness Evergrande COVID-19 Response Fund.
Según los Centros para el Control y la Prevención de enfermedades de los Estados Unidos (CDC), los estudios científicos han demostrado que algunos grupos de personas pueden verse más afectados por las condiciones posteriores al COVID.
Entre otros, los que están en más riesgo son las personas que han experimentado una enfermedad más grave por COVID, especialmente aquellas que fueron hospitalizadas o necesitaron cuidados intensivos, las que tenían condiciones de salud subyacentes antes de la infección, las que no están vacunadas o no tienen al día las dosis de refuerzo, y las personas que experimentan síndrome inflamatorio multisistémico.
Para prevenir el COVID prolongado, los CDC recomiendan mantenerse al día con la vacunación contra el COVID, además de mejorar la ventilación, hacerse el testeo si es necesario y buscar tratamiento para la infección si son elegibles.
Las medidas preventivas adicionales incluyen evitar el contacto cercano con personas que tengan una enfermedad confirmada o sospechada de COVID y practicar la higiene de las manos, lo que significa lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos.
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