Para muchos, cuando se piensa en una cena de Navidad, el medio ambiente parece estar poco relacionado con la comida festiva. Sin embargo, todos los alimentos que consume la humanidad cuentan con alguna huella de carbono. Hoy, a menos de 24 horas de levantar la copa navideña, la idea de cuánto se contribuyó con el calentamiento global puede reaparecer.
Con esta premisa, científicos canadienses evaluaron qué cena navideña produce una mayor huella de carbono para el planeta. Según señalaron los expertos de la École de technologie supérieure (ÉTS), en Montreal, la comida festiva tradicional de esta fecha consume, en promedio, el 70 por ciento del presupuesto diario de carbono que tiene una persona para alcanzar las metas establecidas en el Acuerdo de París: un alza de 1,5°C para mediados de siglo y de 2°C para 2100.
Ahora, en lo que se refiere a los comensales veganos, cuya alimentación se encuentra basada en plantas y sin ningún derivado animal, su huella de carbono se ubicó en el 14 por ciento de su presupuesto diario. “Algunos alimentos, especialmente la carne y los productos lácteos, emiten niveles mucho más altos de gases de efecto invernadero que las opciones de origen vegetal”, señalaron los expertos en un comunicado.
En ese sentido, resaltaron que “la producción de alimentos a partir de animales ocupa más tierra y contribuye a la pérdida de hábitat. A medida que el planeta continúa calentándose debido a estrategias ineficaces y falta de consenso político, los alimentos siguen siendo uno de los principales impulsores del cambio, gran parte del cual es impulsado por la gente del hemisferio norte”.
“Durante la temporada navideña, consumimos alimentos más ricos que tienen un mayor impacto en el medio ambiente”, señaló el equipo de científicos que estuvo liderado por Thomas Elliot. Para poder evaluar este impacto, los expertos primero analizaron la huella de carbono que emite la dieta canadiense promedio. Según indicaron, el omnívoro promedio emite unos 15 kg de dióxido de carbono (CO2), cifra que necesita de 16 metros cuadrados de tierra agrícola todos los días. En tanto, el canadiense vegano promedio emite 5 kg de CO2, equivalente a cinco metros cuadrados de tierra.
El siguiente paso fue evaluar “los tipos de alimentos que la gente come en las fiestas, como jamón asado, pavo, pastel de cerdo y pastel de frutas”, pero además incluyeron en el análisis “un asado Wellington vegano, un pastel de verduras y un pastel de Navidad vegano”.
“El jamón asado y el pastel de cerdo tienen un impacto mucho mayor que todos los alimentos consumidos en un día, en promedio, por alguien en Canadá con una dieta omnívora típica, lo que confirma que los alimentos festivos aumentan nuestra huella ecológica”, recalcaron los expertos. Al tiempo que resaltaron que “tanto la huella de carbono como el uso de la tierra aumentan: más tierra utilizada generalmente significa más emisiones de gases de efecto invernadero”.
En ese sentido, explicaron que “el jamón asado emite tres veces más carbono que el Wellington vegano y requiere más de 4,5 veces la superficie terrestre”. “De hecho, el jamón asado tiene la huella de carbono y el uso de la tierra más altos entre las comidas que modelamos, lo que demuestra la intensidad de carbono y el nivel de uso de la tierra de la carne de cerdo”, señalaron los científicos.
Y continuaron: “El pastel de cerdo y el pavo asado ocupan el segundo lugar, seguidos de los alimentos sin carne. El pastel de Navidad vegano, por ejemplo, produce menos carbono y requiere menos tierra que el pastel de frutas vegetariano que contiene huevos y mantequilla”. Para decirlo en cifras, según indicaron los científicos canadienses, “el jamón asado y los pasteles de cerdo tienen las mayores huellas de carbono, emitiendo alrededor de 7 kg de CO2 y 6 kg de CO2 respectivamente, y ambos requieren alrededor de siete metros cuadrados de tierra agrícola”. “Vemos que la carne de cerdo representa el 54% del peso del paté, pero produce el 81% de las emisiones de gases de efecto invernadero”, profundizaron.
Ahora, en la comparación con la alimentación a base de plantas, los expertos resaltaron que en “el pastel vegano a base de vegetales (que causa un tercio de los impactos ambientales del pastel de cerdo), es la corteza la que genera más de las tres cuartas partes de los impactos, mientras que el relleno de papas, champiñones y tofu es insignificante”.
Dicho en números, el pastel vegano y el Wellington vegano tienen las huellas de carbono más pequeñas, ya que “ambos emiten solo 1 kg de CO2 y requieren menos de dos metros cuadrados de tierra agrícola”.
Entre las conclusiones, los científicos destacaron que “una comida que consiste en jamón asado, pastel de cerdo y una rebanada de pastel de frutas consume hasta el 70 por ciento del presupuesto diario de carbono de una persona”. Con lo cual, solo resta un 30% para actividades como el transporte y los regalos de Navidad, por ejemplo.
Por otro lado, cuando evaluaron a la típica comida navideña vegana, la cual establecieron con “un pastel de verduras, Wellington vegano y pastel vegano”, aseguraron que “solo usó alrededor del 14 por ciento del presupuesto diario de carbono”.
“Podemos tomar muchas decisiones para reducir nuestra huella de carbono o en las tierras de cultivo, y la comida es una de las más importantes. En esta temporada de fiestas, a medida que comemos más y mejor, es bueno tener en cuenta lo que esas elecciones están gravando al planeta y considerar los beneficios ambientales de las deliciosas opciones a base de plantas”, concluyeron los expertos en el comunicado.
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