La presión arterial alta, sin recibir un tratamiento adecuado, es la responsable de provocar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, uno de los más conocidos es el denominado ictus. Sin embargo, existe un aspecto que no fue investigado en profundidad por la comunidad científica: la relación directa que existe entre la hipertensión y el deterioro de la función cognitiva.
¿Puede la baja de la presión arterial en la vejez reducir el riesgo de demencia? Un estudio global de más de 28.000 personas ha proporcionado la evidencia más sólida hasta la fecha de que eso es posible.
En la actualidad, existe una tendencia hacia el envejecimiento progresivo de la población. Uno de los problemas más habituales asociados a la edad es el deterioro cognitivo, entre cuyos predictores encontramos factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial elevada y la diabetes. Los expertos afirman ahora que probablemente el tratamiento farmacológico de la hipertensión arterial pueda reducir el riesgo de deterioro cognitivo posterior. En definitiva, controlar la hipertensión podría ser otra de las estrategias clave de cara a la prevención del deterioro cognitivo en los ancianos.
“En ausencia de avances significativos en el tratamiento de la demencia, reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad sería un gran paso adelante, afirmó la doctora Ruth Peters, profesora adjunta en la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW Sydney) y líder del programa para la demencia en la Iniciativa de salud cerebral global del Instituto George.
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“Dado el envejecimiento de la población y los costos sustanciales del cuidado de las personas con demencia, incluso una pequeña reducción podría tener un impacto global considerable. Nuestro estudio sugiere que el uso de tratamientos fácilmente disponibles para reducir la presión arterial es actualmente una de nuestras ‘mejores apuestas’ para abordar esta enfermedad insidiosa”, explicó la experta.
La demencia se está convirtiendo rápidamente en una epidemia mundial. Actualmente, afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Se proyecta que esto se triplique para 2050, principalmente impulsado por el envejecimiento de la población. Peters indicó que, si bien muchos ensayos han analizado los beneficios para la salud de reducir la presión arterial, no muchos incluyeron resultados de demencia y aún menos fueron controlados con placebo, considerados como los que brindan el mejor nivel de evidencia.
“La mayoría de los ensayos se detuvieron antes de tiempo debido al impacto significativo de la reducción de la presión arterial en los eventos cardiovasculares, que tienden a ocurrir antes que los signos de demencia”, dijo.
Una investigación que puede salvar vidas
Para examinar más de cerca la relación entre la presión arterial y la demencia, los investigadores analizaron cinco ensayos aleatorios doble ciego controlados con placebo que usaron diferentes tratamientos para bajar la presión arterial y siguieron a los pacientes hasta que desarrollaron la demencia. Se incluyeron un total de 28.008 personas con una edad promedio de 69 años y antecedentes de hipertensión arterial de 20 países. En estos estudios, el rango medio de seguimiento fue de poco más de cuatro años.
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“Encontramos que hubo un efecto significativo del tratamiento en la reducción de las probabilidades de demencia asociada con una reducción sostenida de la presión arterial en esta población de mayor edad. Nuestros resultados implican una relación ampliamente lineal entre la reducción de la presión arterial y un menor riesgo de demencia, independientemente del tipo de tratamiento utilizado”, dijo el doctor Peters.
Los investigadores esperan que los resultados ayuden a diseñar medidas de salud pública para frenar el avance de la demencia, así como informar sobre el tratamiento, donde puede haber dudas sobre cuánto reducir la presión arterial en la vejez.
Las conclusiones del estudio sugieren que el primer metanálisis de datos de pacientes individuales de una sola etapa de ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo proporciona evidencia para respaldar los beneficios del tratamiento antihipertensivo en la vejez media y avanzada para reducir el riesgo de demencia. “Quedan dudas sobre el potencial de una reducción adicional de la presión arterial en aquellos con hipertensión ya bien controlada y del tratamiento antihipertensivo iniciado más temprano en el curso de la vida para reducir el riesgo a largo plazo de demencia”, indicaron.
“Nuestro estudio proporciona el grado más alto de evidencia disponible para demostrar que el tratamiento para bajar la presión arterial durante varios años reduce el riesgo de demencia, y no observamos ninguna evidencia de daño”, precisó Peters. “Pero lo que aún no sabemos es si una reducción adicional de la presión arterial en las personas que ya la tienen bien controlada o si comenzar el tratamiento más temprano en la vida reduciría el riesgo a largo plazo de demencia”, agregó.
“Este trabajo es una base importante para que los ensayos clínicos proporcionen estimaciones confiables de los beneficios y riesgos de los tratamientos preventivos, y la mejor manera de aplicarlos en diferentes poblaciones”, concluyó el profesor Craig Anderson, director del programa Global Brain Health en The George Institute.
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