El HPV es la sigla en inglés para referirse al virus de papiloma humano. Algunos tipos de VPH causan cáncer, incluyendo cánceres de cuello uterino, vagina, vulva (el área alrededor del exterior de la vagina, pene, ano y las partes de la boca y la garganta. La humanidad ahora tiene la oportunidad de prevenir la infección por ese virus que se transmite por contacto sexual porque ya se cuenta con vacunas efectivas y seguras que pueden proteger a las personas. Ya 116 países han incorporado a las vacunas contra el HPV en sus planes nacionales de inmunización. Son las naciones donde vive un tercio de las niñas del mundo.
En la región de las Américas, la mayoría de los países ya incluyen la vacuna contra el HPV en mujeres, pero solo algunos inmunizan también a los varones: Panamá, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay. Sin embargo, por las disrupciones provocadas por la pandemia por el coronavirus, han bajado los niveles de cobertura de las vacunas contra el HPV.
En países como la Argentina, la primera dosis es obligatoria a los 11 años. La segunda dosis debe aplicarse con un intervalo mínimo de 6 meses, después de la primera. En 2020, la primera dosis en mujeres llegó al 71,3% en el país. La segunda dosis solo alcanzó al 45,9% de la población, según el Ministerio de Salud de la Nación. “Hay más niñas en países con planes de vacunación contra el HPV que nunca recibieron la primera dosis durante la pandemia en la mayoría de las regiones”, contó a Infobae la doctora María Luisa Ávila Agüero, pediatra, infectóloga y ex ministra de Salud de Costa Rica, en el marco de un seminario para el periodistas organizado por MSD en Buenos Aires.
“El efecto en las coberturas fue desigual y ensanchó las inequidades entre los países, sobre todo en aquellos con mayores demoras”, señaló la experta. Ante la situación, consideró que ya las brechas en las coberturas venían aumentando durante los años anteriores a la pandemia. Pero el problema se acentuó durante la emergencia sanitaria. “Se necesitan datos de calidad para identificar las brechas y estrategias innovadoras para hacer que las poblaciones vayan a recibir la vacuna”, resaltó.
“América Latina fue adelante con la introducción de las vacunas contra el HPV en sus planes de inmunización. Pero hoy el problema es la reducción de las coberturas de vacunación. Para lograr un efecto adecuado en la reducción de los casos de cáncer de cuello uterino se necesitan coberturas altas”, comentó. En Australia, se ha demostrado que las coberturas altas de inmunización sí consiguen bajar los casos de cáncer de cuello uterino. “Hoy el reto es alcanzar esas coberturas altas, especialmente lo que se perdió durante la pandemia”, señaló.
Como soluciones, la doctora propuso que se hagan campañas de información para la población sobre los beneficios de vacunarse contra el HPV. “Las personas deben saber que con la inmunización se logra evitar el riesgo de desarrollar el cáncer de cuello uterino”, afirmó. “También hay que salir a vacunar a las niñas y los niños en las escuelas. Si hubo deserción escolar, hay que facilitarle el acceso a la vacuna. Ir a los hogares o abrir los vacunatorios los fines de semana”, comentó.
En América Latina y el Caribe, el cáncer de cuello uterino es la principal causa de muerte por cáncer entre las mujeres de cinco países y la segunda causa en otros 14. Cada año se diagnostican aproximadamente 69.500 mujeres con cáncer de cuello uterino y otras 32.000 mueren a causa de este cáncer en la región. Se estima que el 72% de los cánceres de cuello uterino a nivel mundial están relacionados con el VPH 16 y el VPH 18 y otro 17% de los cánceres de cuello uterino están causados por los tipos de VPH 31, 33, 45, 52 y 58, según un artículo publicado en la revista Expert Review of Vaccine.
En 2008, los ministerios de salud de las Américas adoptaron un Plan de Acción Regional para el Control Integral del Cáncer Cervicouterino y, se comprometieron a fortalecer las estrategias de prevención para reducir la carga del cáncer cervicouterino en toda la región. En 2018, los Estados se comprometieron a reducir las tasas de incidencia y mortalidad por cáncer cervicouterino en la Región en un tercio para el año 2030. Pero por la caída en la cobertura ahora esa meta podría no alcanzarse.
“La meta para 2030 sería alcanzable por América Latina, pero hay que redoblar esfuerzos para llegar a las poblaciones que hoy no están vacunadas contra el HPV. Hay que vencer los obstáculos de la reticencia vacunal”, dijo la experta. “También se necesita que haya más tamizaje con PAP y que se garantice el acceso al tratamiento si se diagnostica el cáncer de cuello uterino. De nada sirve solo hacer el tamizaje, si después nadie trata a la paciente. El tratamiento oportuno es también un pilar fundamental”.
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