Los diferentes tipos de cáncer son enfermedades por las cuales células del cuerpo humano se multiplican sin control. En la región de América Latina, se producen casi 1,5 millón de nuevos casos de cáncer cada año. Representan el 7,6% de todos los casos del mundo. Investigadores de Uruguay, Francia, Colombia y Brasil publicaron el relevamiento más actual sobre la situación de los cánceres en la región y advirtieron qué puede pasar para el año 2040.
En un estudio publicado en la revista The Lancet Regional Health Americas, los investigadores señalaron semejanzas y diferencias entre las diferentes zonas que componen América Latina. Al igual que el perfil mundial, los cánceres más diagnosticados tanto en Sudamérica como en el Caribe fueron el de próstata (15% de todos los cánceres, en ambos sexos), el de mama (14%), el colorrectal (9%), el de pulmón (7%) y el de estómago (5%). En tanto, el cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en ambos sexos combinados (12%).
Ese patrón fue ligeramente diferente para América Central, donde el cáncer de pulmón fue reemplazado dentro de los cinco principales cánceres por el cáncer de cuello uterino (en términos de incidencia) y el cáncer de hígado en cuanto a la mortalidad.
Entre los hombres, el cáncer de próstata fue el más diagnosticado en todos los países y el principal tipo de muerte por cáncer en 21 países. El cáncer de mama fue el cáncer incidente más frecuente en las mujeres de todos los países, excepto en Bolivia. El cáncer de cuello uterino siguió siendo la principal forma de mortalidad por cáncer entre las mujeres de seis países, incluyendo a Paraguay y Bolivia.
El estudio se hizo al considerar los patrones nacionales y regionales de incidencia y mortalidad por cánceres. Usaron las estimaciones más recientes de la plataforma GLOBOCAN para el año 2020 y las tendencias nacionales recientes de mortalidad a partir de la base de datos de la Organización Mundial de la Salud. Tras ese análisis y al asumir que las tasas de incidencia y mortalidad se mantendrán sin cambios y al tener en cuenta los efectos demográficos del envejecimiento y el crecimiento de la población latinoamericana, los investigadores hicieron una proyección.
La incidencia de cánceres aumentará de 1,5 millones de nuevos casos a más de 2,4 en el año 2040. Esto supone un incremento cercano al 66%. Advirtieron también que el aumento previsto será más acentuado en Centroamérica (70%) y menos en el Caribe (47%).
Entrevistada por Infobae una de la coautoras del trabajo publicado en The Lancet Regional Health Americas, la doctora Esther De Vries, del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá, Colombia, comentó por qué los casos de cánceres pueden crecer en América Latina.
“Los cánceres ya son la principal causa de muerte prematura en casi la mitad de los países de América Latina. El fuerte aumento previsto en números de nuevos pacientes con cáncer en los próximos años viene en gran parte por el aumento en la expectativa de vida de las poblaciones. Se trata de enfermedades que se concentran en gran parte en poblaciones de edades de 60 años en adelante. Antes, las personas mayores morían de otras enfermedades. En cambio, ahora viven y desarrollan enfermedades como cánceres, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, entre otras”, afirmó la doctora De Vries.
Además se suman otros factores. “También el aumento de los casos de cánceres está asociado a factores de riesgo como el alto consumo de carne y comidas procesadas, la reducción de la actividad física, el aumento de sobrepeso, el consumo de alcohol, el bajo consumo de frutas y verduras, y la contaminación del aire”, señaló. La reducción en el número de hijos por mujer, el aumento en la edad al tener el primer hijo y la exposición a químicos son también otros factores de riesgo de cánceres en la región.
Con respecto al cáncer colorrectal, se producen 140.000 casos nuevos por año. Es la causa de una de cada diez muertes por cáncer en la región. Las tasas de incidencia fueron sistemáticamente más altas entre los hombres que entre las mujeres y en los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay), así como en el Caribe. Las tasas de mortalidad aumentaron en la mayoría de los países en ambos sexos, excepto en Argentina y Uruguay, donde las tasas recientes se mantuvieron estables. Los investigadores hicieron una comparación con países de otras regiones: las tendencias de mortalidad por cáncer colorrectal disminuyeron sustancialmente en Estados Unidos en ambos sexos, y en cierta medida en España.
Para el cáncer de pulmón, las tasas variaron hasta 10 veces. Se observaron tasas altas de incidencia y mortalidad en Uruguay, Cuba y Argentina, tanto en hombres como en mujeres, y las tasas más bajas en los países de América Central y Guyana. Las tendencias de la mortalidad por cáncer de pulmón difieren notablemente según el sexo; en todos los países, excepto Cuba, las tasas de mortalidad entre los varones disminuyeron, con mayores descensos en México y Costa Rica (a pesar de las tasas relativamente más bajas). En el caso de las mujeres, las tendencias de mortalidad aumentaron de forma constante en Uruguay y Brasil.
Las tasas más elevadas de cáncer de estómago se observaron en los países andinos de América del Sur, siendo Chile el primero entre los hombres y Perú entre las mujeres. Haití y Costa Rica también presentaron tasas elevadas tanto en hombres como en mujeres. Las tendencias de mortalidad por cáncer de estómago revelaron tasas decrecientes entre los hombres en todos los países. No obstante, el ritmo de descenso parece haberse atenuado en los últimos años en Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador y México.
Tras haber publicado el estudio, De Vries consideró que “existen grandes desafíos por delante en la planificación de servicios racionales de atención y prevención del cáncer en la región de América Latina. Es una región donde uno de cada tres personas vive en la pobreza”.
¿Qué se debería hacer para desacelerar la proyección de cánceres para 2040?, le preguntó Infobae. “Es importante que se promueva una vida saludable para limitar ese aumento. Pero el aumento se dará y las autoridades y la sociedad en general deberían prepararse. Se debería mejorar mucho la oferta y calidad de los sistemas de detección temprana o tamizaje, tener suficiente capacidad para diagnosticar y dar tratamiento. Además se debería asegurar un tratamiento accesible y de buena calidad y oportunidad para que el aumento de personas con cáncer pueda ser atendido y su supervivencia pueda mejorar”, respondió De Vries.
La especialista señaló que en supervivencia con respecto a los cánceres, América Latina está “muy por debajo de lo que es posible. Mejorar diagnóstico y tratamiento oportuno puede hacer que, aun si la incidencia sube, la mortalidad se mantenga igual o hasta mejor y debe ser un objetivo adicional a la prevención primaria”.
También se sabe que la inequidad atraviesa la problemática de los cánceres. “Hay cánceres que con más frecuencia se presentan en poblaciones menos favorecidas, como el cáncer de cuello uterino, el cáncer gástrico y el cáncer de hígado. Sin embargo, la mayoría de los cánceres frecuentes (de mama, de colon y recto) ocurren con más frecuencia en las poblaciones con más recursos porque están relacionados con la dieta rica en carne, el número de hijos y edad al primer hijo, y el tiempo de lactancia. El tabaquismo es otro factor
importante: en la mayoría de los países de la región el tabaquismo sí es un problema, pero está disminuyendo y su prevalencia está muy por debajo de Europa y Norteamérica”, comentó De Vries.
“Hay inequidad en la supervivencia”, advirtió la investigadora. Cuando una persona tiene un cáncer, las probabilidades de sobrevivir para las más favorecidas tiene que ver con su acceso a servicios en salud. En general las personas con más recursos tienen un diagnóstico en etapas menos avanzadas de la enfermedad”, expresó la investigadora.
Consultada por Infobae, Zulma Ortiz, profesora de salud pública de la Universidad Nacional de Cuyo y directora de investigación en Fundación Huésped, comentó sobre el estudio en el que no estuvo involucrada: “Se trata de un trabajo que recopila datos y señala tendencias que sirven para hacer un llamado de atención. Por un lado, es necesario que la población adopte estilo de vida saludable, como dejar de fumar tabaco. Pero hay que tener en cuenta que con la prevención primaria no será suficiente ante la proyección del aumento de incidencia de los cánceres. Por eso, es necesario que las personas vayan a hacerse los chequeos que correspondan. De esta manera, se podrán hacer diagnósticos más tempranos”.
Por ejemplo, todas las personas mayores de 50 años deberían realizarse estudios de detección del cáncer colorrectal, como el test de sangre oculta en materia fecal y/o colonoscopía, según el Ministerio de Salud de la Argentina. También -dijo la epidemióloga Ortiz- “hay que apostar al avance de herramientas para el tratamiento personalizado y garantizar el acceso. Si bien la incidencia de cánceres puede aumentar en América Latina, su impacto se puede amortiguar al reducir la odisea de la espera para acceder al tratamiento”.
El vicepresidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica, Diego Kaen, precisó que “es importante que la población tengan más en cuenta los factores de riesgo de cáncer. Las limitaciones económicas pueden interferir en que la gente cambie realmente sus hábitos de vida no saludables. Pero tenemos que doblegar los esfuerzos para que las personas entiendan que el cáncer hoy es un problema de salud pública. Aún hay dificultad para acceder al diagnóstico y al tratamiento, aunque hoy se cuenta con mejores herramientas”. También el especialista agregó: “Sería importante que la población vaya a aplicarse la vacuna contra el virus del papiloma humano para reducir la incidencia y la mortalidad del cáncer de cuello uterino”.
Antes de la pandemia por el coronavirus, “los países de América Latina estaban advirtiendo la posibilidad de más aumento de los casos de cáncer en el futuro. Sabemos que se deben adoptar políticas eficaces del control del cáncer. Esto significa priorizar medidas que sean más costo-efectivas como la prevención primaria y secundaria del cáncer”, puntualizó Julia Ismael, ex directora del Instituto Nacional del Cáncer en la Argentina, en diálogo con Infobae. Aclaró que la prevención secundaria consiste “en el restablecimiento de acciones de tamizaje poblacional de los tumores y la prevención primaria en la adopción de políticas para la prevención de la obesidad, el sedentarismo y el abandono del consumo de tabaco”.
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