La apnea obstructiva del sueño es una obstrucción intermitente del flujo de aire durante el descanso. Y si bien puede manifestarse en todos los grupos etarios, la frecuencia aumenta con la edad y la obesidad.
Algunos síntomas de alarma para detectarla de manera prematura son los ronquidos, así como el cansancio extremo durante el día, producto de los incontables despertares que tienen las personas que lo padecen durante la noche.
Ahora, un reciente estudio reveló que quienes sufren este molesto trastorno respiratorio, además, son más propensos a desarrollar cáncer y tienen un mayor riesgo de coágulos sanguíneos.
El trabajo realizado por investigadores suecos, cuyos resultados fueron presentados en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS) en Barcelona, siguió a casi 4.200 pacientes que tenían la forma obstructiva de apnea.
A la mitad de ellos también se les había diagnosticado cáncer en los últimos cinco años.
Los científicos dirigidos por el doctor Andreas Palm, de la Universidad de Uppsala, midieron la gravedad de su condición, para lo cual realizaron a los participantes dos pruebas, una de las cuales midió la cantidad de trastornos respiratorios durante el sueño y los calificó en el índice de apnea hipopnea (IAH).
La otra midió cuántas veces los niveles de oxígeno en la sangre cayeron un 3% durante al menos 10 segundos cada hora, lo que se conoce como el índice de desaturación de oxígeno (ODI).
Los resultados mostraron que los pacientes con cáncer generalmente tenían más interrupciones durante el sueño. En números, presentaron un puntaje AHI promedio de 32, en comparación con 30 en el grupo sin cáncer, en tanto que su ODI también fue 28 en comparación con 26.
Por su parte, el ODI fue mayor en pacientes con cáncer de pulmón (38 frente a 27), cáncer de próstata (28 frente a 24) y cáncer de piel (32 frente a 25).
Palm analizó que “ya se se sabe que los pacientes con apnea obstructiva del sueño tienen un mayor riesgo de cáncer, pero lo que no queda claro es si esto se debe o no a la apnea en sí misma o a otros factores de riesgo relacionados con el cáncer, como la obesidad, la enfermedad cardiometabólica y factores relacionados con el estilo de vida”.
Esto es, los hallazgos muestran que “la privación de oxígeno debido a la apnea obstructiva del sueño se asocia de forma independiente con el cáncer”. Sin embargo, el estudio fue meramente observacional y los investigadores no pueden probar que la apnea provoque cáncer.
Por ejemplo, la actividad física, uno de los factores clave que influyen en el cáncer -cuando no se la realiza lo suficiente- no se tuvo en cuenta, según dijeron los investigadores.
“Se necesita más investigación y esperamos que nuestro estudio anime a otros investigadores a investigar este importante tema”, reconoció Palm.
En el futuro, el doctor Palm y sus colegas planean aumentar el número de pacientes y realizar un seguimiento de los pacientes a lo largo del tiempo para estudiar las influencias potenciales del tratamiento con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), que proporciona una presión positiva de aire a través de una máscara para mantener abiertas las vías respiratorias durante el sueño en la incidencia y supervivencia del cáncer.
“La asociación entre la apnea y el cáncer está menos establecida que la relación con las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, la resistencia a la insulina, la diabetes y la enfermedad del hígado graso -analizó-. Por lo tanto, se necesita más investigación y esperamos que nuestro estudio anime a otros investigadores a investigar este importante tema”.
Otros estudios sobre apnea obstructiva del sueño
Un segundo estudio presentado en la misma conferencia mostró que la apnea obstructiva del sueño también estaba relacionada con una disminución de los poderes de procesamiento en los ancianos.
“Descubrimos que la apnea obstructiva de sueño, y en particular, los niveles bajos de oxígeno durante el sueño debido a ésta, se asociaron con una mayor disminución de la función cognitiva global, la velocidad de procesamiento, la función ejecutiva y la memoria verbal. También encontramos que las personas de 74 años o más y los hombres tenían un mayor riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la apnea del sueño en algunas pruebas cognitivas específicas”. El profesor Raphaël Heinzer, director del Centro de Investigación e Investigación sobre el Sueño de la Universidad de Lausana, Suiza, dijo que el estudio realizado por su colega, el doctor Nicola Marchi, mostró que la apnea obstructiva de sueño estaba relacionada con una mayor disminución en los poderes de procesamiento mental durante un período de cinco años.
En tanto, un tercer estudio presentado por el profesor Wojciech Trzepizur, del Hospital Universitario de Angers, Francia, mostró que los pacientes con apnea obstructiva de sueño más grave, medido por AHI y marcadores de privación nocturna de oxígeno, tenían más probabilidades de desarrollar tromboembolismo venoso (TEV). De 7355 pacientes seguidos durante más de seis años, 104 desarrollaron TEV.
“Estos tres estudios muestran asociaciones preocupantes entre la apnea obstructiva del sueño y enfermedades importantes que afectan la supervivencia y la calidad de vida”, opinó sobre los trabajos el profesor Winfried Randerath, del Hospital Bethanien de la Universidad de Colonia, Alemania. “Los datos respaldan la relevancia de la apnea del sueño en el cáncer, los tromboembolismos venosos y la salud mental. Si bien no pueden probar que sea la causa de alguno de estos problemas de salud, las personas deben ser conscientes de estos vínculos y deben intentar hacer cambios en el estilo de vida para reducir el riesgo de apneas, por ejemplo, manteniendo un peso saludable. Sin embargo, si se sospecha de apnea obstructiva de sueño, se debe iniciar un diagnóstico y tratamiento definitivos”, concluyó.
SEGUIR LEYENDO