Desde su aparición este año, las subvariantes Ómicron BA.4 y BA.5 del coronavirus SARS-CoV-2 han demostrado ser más sigilosas para evadir las defensas inmunitarias de las personas que todos sus predecesores.
Pero investigaciones recientes muestran que la infección previa con una variante más antigua (como Alpha, Beta o Delta) ofrece cierta protección contra la reinfección con BA.4 o BA.5, y que una infección previa con Ómicron es sustancialmente más efectiva. Esa fue la conclusión de un estudio que evaluó todos los casos de COVID-19 en Qatar desde que comenzó la ola de infecciones BA.4 y BA.5.
“El trabajo, que se publicó en el servidor de preimpresión medRxiv el 12 de julio y que aún no ha sido revisado por pares, alimenta una investigación más amplia sobre cómo las diferentes inmunidades se combinan entre sí”, dice el coautor del estudio Laith Abu-Raddad, un experto en enfermedades infecciosas y epidemiólogo de enfermedades en Weill Cornell Medicine-Qatar en Doha.
Todos tienen un historial inmunológico diferente, porque las personas han recibido diferentes combinaciones de vacunas contra el COVID-19 y han sido infectadas con diversas variantes durante el transcurso de la pandemia. “Diferentes historias equipan a las personas con una inmunidad diferente contra la próxima infección. Saber cómo interactúan estas diversas respuestas inmunitarias dentro de una persona será “muy importante para el futuro de la pandemia”, añade Abu-Raddad.
Para ver cuánta protección ofrece la infección anterior contra las dos subvariantes de Ómicron, Abu-Raddad y sus colegas analizaron los casos de COVID-19 registrados en Qatar entre el 7 de mayo de este año, cuando BA.4 y BA.5 ingresaron por primera vez al país, y el 4 de julio. Examinaron la cantidad de personas que se sabía que habían estado infectadas previamente y que dieron positivo o negativo para COVID-19, e identificaron qué infecciones fueron causadas por BA.4 o BA.5 al comprobar muestras de prueba positivas para ver si contenían una proteína que estas subvariantes carecen.
Los investigadores encontraron que la infección con una variante pre- Ómicron como Alfa, Beta, Gamma o Delta, evitó la reinfección con BA.4 o BA.5 con una efectividad del 28,3 % y previno la reinfección sintomática con cualquiera de las subvariantes con una efectividad del 15,1 %. La infección previa con Ómicron otorgó una mayor protección: fue 79,7 % efectivo para prevenir la reinfección BA.4 y BA.5 y 76,1 % efectivo para prevenir la reinfección sintomática. Aunque parece contrario a la intuición ver una mayor protección contra cualquier reinfección que la reinfección sintomática, los investigadores dicen que este efecto está en línea con estudios previos y probablemente se deba a que las estimaciones tienen amplios intervalos de confianza. “La protección de una infección previa contra la reinfección BA.4/BA.5 fue modesta cuando la infección anterior involucró una variante pre-Ómicron, pero fuerte cuando la infección previa involucró las subvariantes Ómicron BA.1 o BA.2″, sintetizó el experto.
Tiempo entre contagios
“Es un buen estudio”, dice Kei Sato, virólogo de la Universidad de Tokio. Pero señala que el tiempo transcurrido entre la primera y la segunda infección podría haber influido en los resultados. Las variantes anteriores han existido por más tiempo que Ómicron , que surgió a fines de 2021. Y varios estudios, incluido uno del mismo equipo en Qatar, han demostrado que la inmunidad natural contra el SARS-CoV-2 disminuye con el tiempo.
Alex Sigal, virólogo del Africa Health Research Institute en Durban, Sudáfrica, está de acuerdo. “El tiempo que [ha] pasado desde la infección original es mucho más corto con Ómicron , por lo que realmente no es una comparación justa”, dice. Sigal agrega que los estados de vacunación de los participantes no están claros a partir de los resultados, al igual que la información sobre si las infecciones primarias ocurrieron antes o después de la vacunación, lo que podría ser una consideración importante.
Abu-Raddad dice que el propósito del estudio era investigar quién es actualmente más propenso a la reinfección, en lugar de atribuir la inmunidad natural a una cepa viral en particular. Él dice que el diseño del estudio controla los efectos de la vacunación, y el equipo realizó un análisis de sensibilidad para ajustar el estado de la vacuna, cuyos resultados fueron consistentes con las conclusiones generales.
“La inmunidad que obtiene de estas infecciones de Ómicron en realidad lo protege de otros sublinajes de esta variante hasta cierto punto”, dice Sigal. Sin embargo, “COVID está en todas partes”, advierte Sato. “Puede evolucionar fácilmente a una nueva variante”.
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