Durante mucho tiempo, se ha creido que cuando se combinaban caminar y otra tarea, sin importar de qué actividad se trataba, ambas perdían calidad. Este no siempre es el caso, según los resultados de un estudio del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Rochester, Estados Unidos. Algunas personas jóvenes y sanas mejoran la función cognitiva mientras caminan al cambiar el uso de los recursos neuronales.
“No había ningún predictor antes de que los probáramos, inicialmente pensamos que todos responderían de manera similar -informó Eleni Patelaki, especialista en ingeniería biomédica del Laboratorio de Neurofisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Rochester y primer autor del estudio publicado recientemente en Cerebral Cortex-. A algunos individuos les resultara más fácil hacer más de una tarea a la vez. Esto fue interesante e inesperado porque la mayoría de los estudios muestran que cuantas más tareas tenemos que hacer al mismo tiempo, menor es nuestro rendimiento”.
Para el desarrollo de la investigación se pidió a 26 adultos sanos de entre 18 y 30 años que vieran una serie de imágenes mientras estaban sentados en una silla o andando en una caminadora.
Los especialistas utilizaron el sistema Mobile Brain/Body Imaging (MoBI) para rastrear la actividad cerebral, la cinemática y el comportamiento de los participantes. Cuando una imagen cambiaba, se pedía a los participantes que presionaran un botón. Se les dijo a los participantes que no lo hicieran si la misma imagen aparecía una al lado de la otra.
El rendimiento de cada voluntario en esta actividad mientras estaba sentado se consideró como su línea de base conductual única. Los investigadores descubrieron que cuando se agregaba caminar para hacer la misma tarea, se producían varios comportamientos. Algunos individuos se desempeñaban peor que su línea de base cuando estaban sentados, como se predijo en base a investigaciones previas, pero otros sí mejoraron.
El análisis del electroencefalograma, o EEG, reveló que hubo un cambio en la función cerebral frontal en los 14 participantes que mejoraron en la tarea mientras caminaban, pero no en los 12 que no lo hicieron. La actividad cerebral modificada en las personas que se desempeñaron mejor en la prueba puede ser un signo de mayor flexibilidad o eficiencia cerebral.
“A simple vista, no hubo diferencias en nuestros participantes. No fue hasta que comenzamos a analizar su comportamiento y actividad cerebral que encontramos la sorprendente divergencia en la firma neuronal del grupo y lo que los hace manejar procesos complejos de doble tarea de manera diferente -informó Patelaki-. Estos hallazgos tienen el potencial de expandirse y traducirse a poblaciones donde sabemos que la flexibilidad de los recursos neuronales se ve comprometida”.
Edward Freedman, el profesor asociado de neurociencia en la Universidad de Rochester que dirigió esta investigación continúa trabajando para descubrir los mecanismos que funcionan cuando el cerebro asume múltiples tareas.
Su trabajo anterior había destacado la flexibilidad de un cerebro sano, mostrando que cuanto más difícil es la tarea, mayor es la diferencia neurofisiológica entre caminar y sentarse.
“Estos nuevos hallazgos destacan que el MoBI puede mostrarnos cómo responde el cerebro al caminar y cómo responde el cerebro a la tarea -informó Freedman-. Esto nos da un lugar para comenzar a buscar en los cerebros de los adultos mayores, especialmente los sanos”.
Ampliar esta investigación a ese rango erario podría guiar a los científicos a identificar un posible marcador de “superenvejecimiento” en personas mayores o en individuos que tienen una disminución mínima en las funciones cognitivas. Este marcador sería útil para ayudar a comprender mejor lo que podría estar fallando en las enfermedades neurodegenerativas.
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