Los sistemas sanitarios de Asia, Europa y Estados Unidos observan cómo los contagios por coronavirus están creciendo semana a semana y se espera un pico de la nueva ola en 14 días.
Este fenómeno, que no es nuevo, es la consecuencia de la relajación de cuidados, de la falta de vacunación en todavía muchos millones de personas y fundamentalmente por la circulación de nuevas subvariantes de Ómicron más contagiosas que la misma variante y que le virus original SARS-CoV-2 que emergió en Wuhan, China hace casi tres años.
Así, las nuevas subvariantes de Ómicron, especialmente BA.4, BA.5 y la nueva BA.2.75, un desprendimiento de BA.2, también llamada Centauro están ampliando su rango de infecciones, poniendo en alerta a los distintos países y generando más complicaciones en el manejo de la actual pandemia por COVID-19.
Como ejemplo vemos que ayer, en solo 24 horas Francia registró 127.600 infecciones nuevas, Alemania 152.400, Italia 110.930, Brasil 71.850 y Estados Unidos 107.900. Por el lado asiático, Japón sumó 68.200 contagios, Corea del Sur 40.000, Taiwán 30.000 y Australia 44.000. Es más, las autoridades sanitarias de India, que el mes pasado detectaron la nueva subvariante, la BA.2.75 indicaron que los casos positivos diarios están duplicándose y hasta triplicándose semana a semana.
BA.2.75, apodada ‘Centaurus’, parece estar superando a todas las demás variantes en el país del sur de Asia después de haber sido visto allí por primera vez en mayo. Algunos científicos temen que pueda ser la variante más contagiosa vista hasta ahora y mejor equipada para evadir cualquier inmunidad de las vacunas y la infección previa. Pero no hay pruebas de que cause una enfermedad más grave que el tipo original de Ómicron del que evolucionó, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La nueva cepa está ya presente en países como Alemania, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda o Reino Unido ya han alertado de su presencia.
“No cabe duda de que la combinación de un aumento de los casos de COVID-19 y de las hospitalizaciones, la peor temporada de gripe de los últimos tiempos y las correspondientes ausencias de personal están sometiendo a los trabajadores sanitarios y a todo el sistema de salud a una presión extrema”, declaró Ayesha Verrall, ministra de Salud de Nueva Zelanda, hoy en un comunicado.
Nueva Zelanda, que tiene una población de 5,1 millones de habitantes, tiene actualmente casi 69.000 infectados por el virus. De ellos, 765 casos están hospitalizados, lo que ha provocado un aumento de los tiempos de espera y la cancelación de cirugías.
A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó días atrás que la subvariante BA.4 pasó a estar presente desde el 9 al 12% de las muestras de pacientes secuenciadas en el mundo la última semana reportada. El crecimiento de Ómicron BA.5 fue incluso mayor: pasó a detectarse del 28% al 43% de las muestras de pacientes analizadas. Las pruebas están sobre la mesa. Las cepas BA.4 y BA.5 representan ya el 90% de los casos en Madrid y son mayoritarias en toda la geografía española y también europea.
“Estamos viendo una alta contagiosidad, pero no enfermedad de riesgo. Vemos que el actual coronavirus produce enfermedades respiratorias leves. Hoy hay muchísimas subvariantes de Ómicron circulando, que producen mutaciones permanentemente. Son cambios proteicos pequeños en la llave spike para ingresar a la célula humana”, explicó a Infobae, el infectólogo Ricardo Teijeiro, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Para Teijeiro tanto la nueva subvariante de Ómicron BA.2.75 como BA.4, BA.5 hacen que se produzcan muchos más contagios, especialmente en pacientes con trastornos inmunológicos, lo que le permite replicarse durante mucho más tiempo en un organismo y así crear una nueva mutación.
Nuevos síntomas
Los síntomas que provocan estas nuevas subvariantes apenas difieren de los de las anteriores. Los más habituales son: catarro con congestión nasal, tos, dolor de garganta, fatiga, cefalea, dolores musculares, cansancio y en ciertos casos, diarreas y problemas gastrointestinales.
Según la OMS, no existen evidencias de una mayor gravedad de los casos en comparación con BA.2 por lo que el impacto se considera muy bajo. No obstante, un aumento muy elevado en el número de casos podría suponer un aumento en el número de hospitalizaciones y fallecimientos. BA.2.75 es en realidad una rama de la variante BA.2 de abril, pero se cree que es la más infecciosa de todas hasta el momento, en teoría. Soumya Swaminathan, científica jefa de la OMS, explicó que las mutaciones de esta variante permiten acceder a las células sanas del organismo, lo que hace temer que tenga más capacidad de contagio y sea capaz de evadir la inmunidad previa con más facilidad.
A pesar de la escasa evidencia que hay todavía sobre Centaurus, los informes iniciales no destacan ningún síntoma con el que poder diferenciar esta subvariante de las anteriores. El profesor David Livermore, un reconocido microbiólogo en Europa, argumentó que Centaurus era solo la última de una línea interminable de subcepas de Omicron. “La mayoría de las mutaciones son inofensivas. Sin embargo, algunas peculiaridades que el virus adquiere con el tiempo pueden darle una ventaja, como poder infectar a las personas más fácilmente”.
El profesor Livermore le dijo a MailOnline: “La experiencia muestra que las nuevas variantes seguirán apareciendo en la población humana, probablemente durante varios años. Omicron BA2.75 es otro ejemplo. Es muy transmisible, pero no hay motivo para creer que provoca una infección más grave que el Omicron clásico”.
Matthew Binnicker, virólogo de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, concluyó: “Todavía es muy pronto para que saquemos demasiadas conclusiones. Pero parece que, especialmente en India, las tasas de transmisión muestran un aumento exponencial. Aún no se ha determinado si superará a BA.5″.
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