La infección por el coronavirus puede dejar diferentes secuelas después de la fase aguda. El conjunto de más de 200 síntomas se llama COVID de larga duración, COVID prolongado, post Covid o COVID persistente, y aún se investiga su impacto. Un nuevo estudio del King´s College de Londres, en el Reino Unido, permitió encontrar diferencias entre las características del COVID de larga duración según la variante del coronavirus que haya afectado a cada persona.
En el caso de que las personas afectadas por las primeras subvariantes de Ómicron que fueron identificadas en noviembre pasado, hay menos probabilidades de desarrollar luego el COVID persistente que si un paciente adquirió la infección con la variante Delta. La variante Delta se había identificado en octubre de 2020 y predominó en el mundo durante el año pasado hasta que fue reemplazada totalmente por la propagación de la variante Ómicron.
El análisis realizado por los investigadores del Imperial College de Londres se basó en los datos aportados por la aplicación del estudio ZOE COVID Symptom. Los resultados se publicaron en la revista The Lancet. Se trata del primer estudio revisado por pares que informa sobre el riesgo de COVID largo y la variante Ómicron.
Los investigadores tuvieron en cuenta la definición del COVID prolongado según las directrices del Instituto Nacional para la Calidad de la Sanidad y de la Asistencia, un organismo independiente vinculado al Departamento de Salud y Atención Social del Reino Unido. El organismo definió el trastorno como la presencia de síntomas nuevos o continuos cuatro semanas o más después del inicio de la enfermedad. Los síntomas incluyen fatiga, dificultad para respirar, pérdida de concentración y dolor en las articulaciones. Los síntomas pueden afectar negativamente a las actividades cotidianas y, en algunos casos, pueden ser muy limitantes.
Los investigadores descubrieron que las probabilidades de sufrir una COVID prolongada eran entre un 20 y un 50% menores durante el período Ómicron en comparación con el período Delta, en función de la edad y el tiempo transcurrido desde la vacunación.
El estudio identificó 56.003 casos de adultos del Reino Unido que dieron positivo por primera vez entre el 20 de diciembre de 2021 y el 9 de marzo de 2022, cuando Ómicron era la variante dominante. Los investigadores compararon estos casos con 41.361 casos que dieron positivo por primera vez entre el 1 de junio de 2021 y el 27 de noviembre de 2021, cuando la variante Delta era la dominante.
El análisis muestra que el 4,4% de los casos de Ómicron derivaron en trastornos de COVID prolongado, en comparación con el 10,8% de los casos de Delta. Sin embargo, el número absoluto de personas que experimentaron COVID largo fue de hecho mayor en el periodo Ómicron. Esto se debió al gran número de personas infectadas por Ómicron entre diciembre de 2021 y febrero de 2022. La Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido estimó que el número de personas con COVID prolongado aumentó de hecho de 1,3 millones en enero de 2022 a 2 millones a partir del 1 de mayo de 2022.
Al publicarse el estudio, la autora principal, la doctora Claire Steves, del Imperial College, dijo: “La variante Ómicron parece tener una probabilidad sustancialmente menor de causar COVID largo que las variantes anteriores, pero aún así 1 de cada 23 personas que contraen COVID-19 llegan a tener síntomas durante más de cuatro semanas. Al tener en cuenta el número de personas afectadas, es importante que sigamos apoyándolas en el trabajo, en casa y en el Servicio Nacional de Salud”.
Si bien algunos pueden creer que los resultados son tranquilizadores, hay investigadores que afirman que los resultados del estudio en el Reino Unido son alarmantes, al tener en cuenta que tanta personas se contagiaron por Ómicron y aparentemente siguen estando en riesgo aunque se vacunen. “Eso da miedo”, dice la doctora Akiko Iwasaki, inmunobióloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale que estudia el COVID de larga duración pero que no participó en el trabajo de los científicos de Londres. “La gente asume que, como Ómicron es más leve, ya sabes, ‘vamos a infectarnos y acabar con ello’”, señaló Iwasaki.
Los resultados del estudio del Reino Unido coinciden con un análisis más pequeño publicado recientemente por el gobierno británico. Pero un riesgo menor no significa que la gente no deba preocuparse por el COVID largo por Ómicron, reconoció también la doctora Steves.
“La advertencia es que la variante Ómicron se ha extendido muy rápidamente por nuestras poblaciones y, por tanto, un número mucho mayor de personas se ha visto afectado. Así que el número absoluto de personas que van a contraer COVID prolongado, lamentablemente, va a aumentar”, afirmó Steves. “Así que no es el momento de reducir los servicios de COVID largo”.
El estudio no abordó la pregunta sobre por qué Ómicron puede suponer un menor riesgo de COVID prolongado. Pero Steves y otros afirman que tiene sentido que Ómicrón provoque con menos frecuencia síntomas persistentes porque no tiende a enfermar gravemente tanto como la infección por Delta. “Debido a esa menor gravedad de la enfermedad, y también porque parece ser un poco más superficial en términos de la enfermedad , nos está afectando menos en términos de gravedad de nuestra respuesta inmune”, sostuvo Steves. “Y, por lo tanto, eso está conduciendo a una menor probabilidad de COVID largo”.
Sin embargo, otros investigadores dicen que estos hallazgos deben ser confirmados por investigaciones adicionales. “Se limitaron a mirar a cualquiera que informara de algún síntoma sobre esta aplicación. En realidad no evaluaron a estos pacientes en una clínica en ningún lugar ni recogieron datos objetivos sobre ellos”, comentó el doctor Michael Sneller, que estudia el COVID largo en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos en diálogo con NPR. Pero Sneller dice que no le sorprendería que Ómicron tuviera menos probabilidades de causar COVID largo, ya que parece causar una enfermedad menos grave.
Para el doctor David Putrino, que trata el COVID prolongado en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, minimizar el impacto en la salud de la variante Ómicron puede ser riesgoso. “Estamos diciendo: ‘Puedes quitarte las mascarillas en los aviones. Ya no es necesario vacunarse para entrar en un restaurante’. Todas estas decisiones políticas van a aumentar la probabilidad de que la gente se infecte con COVID, mientras que sigue habiendo un 5% de posibilidades de que se produzca una enfermedad crónica grave”, advirtió Putrino. “Va a crear una gran cantidad de discapacidades a largo plazo que no tenían por qué existir”, señaló.
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