“Pienso vivir para siempre o morir en el intento”. En una simple frase llena de ingenio, gracia y, sobre todo, optimismo, el genial Groucho Marx resumió el sentimiento de miles de personas en todo el mundo. Ahora, en consonancia con lo argumentado por este cómico que marcó generaciones, expertos de Harvard asociaron al optimismo con la longevidad femenina. Además, advirtieron diferencias entre hombres y mujeres y hasta evaluaron cuántos años se le pueden “robar” a Cronos al ver el lado positivo de las cosas.
Hayami Koga, estudiante de Ph.D. de la Escuela de Graduados en Artes y Ciencias del programa de Ciencias de la Salud de la Población, de la Harvard Chan School, y autora principal del estudio que fue publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society, explicó: “Aunque el optimismo en sí puede verse afectado por factores estructurales sociales, como la raza y el origen étnico, nuestra investigación sugiere que los beneficios del optimismo pueden mantenerse en diversos grupos”.
En ese sentido, según se desprende del análisis encabezado por investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, cuanto más altos son los niveles de optimismo, existe una mayor chance de alcanzar la longevidad. Incluso, se relacionó a este estado de ánimo con “vivir más allá de los 90 años en mujeres de todos los grupos raciales y étnicos”.
“Muchos trabajos anteriores se han centrado en los déficits o factores de riesgo que aumentan los riesgos de enfermedades y muerte prematura. Nuestros hallazgos sugieren que vale la pena centrarse en factores psicológicos positivos, como el optimismo, como posibles nuevas formas de promover la longevidad y el envejecimiento saludable en diversos grupos”, destacó Koga.
Un estudio anterior, realizado por el mismo grupo de científicos, determinó la asociación entre el optimismo y una vida más larga. Es más, lograron detectar “una longevidad excepcional, que se definió como vivir más de 85 años”. En el análisis previo, la científica y su equipo habían detectado que las poblaciones, en su mayoría blancas, eran beneficiarias de esta situación. Sin embargo, ahora los investigadores sumaron a mujeres de todos los grupos raciales y étnicos.
Koga, al evaluar el actual estudio, aseguró que incluir diversas poblaciones en esta investigación puede ser un paso importante para la salud pública, ya que existen grupos poblacionales que enfrentan mayores tasas de mortalidad y existen limitadas investigaciones sobre esta situación que pueda ser evaluadas para que los Estados puedan adoptar las decisiones de políticas de salud.
“Tendemos a centrarnos en los factores de riesgo negativos que afectan nuestra salud”, aseguró Koga al evidenciar la importancia de modificar este paradigma. En este estudio, según resaltó, se analizaron datos y respuestas de encuestas efectuadas a 159.255 participantes de la Iniciativa de Salud de la Mujer, de la cual también fueron parte mujeres posmenopáusicas.
Pese a la variedad entre las voluntarias, los resultados fueron contundentes: el 25 por ciento de los participantes que era más optimista probablemente tendría una esperanza de vida un 5,4 por ciento más larga y, además, una probabilidad de un 10 por ciento mayor de vivir más de 90 años, en comparación al 25 por ciento menos optimista.
De todas maneras, según admitieron los científicos, no detectaron una interacción directa entre el optimismo y ninguna categoría de raza y etnia, ya que “estas tendencias se mantuvieron después de tener en cuenta la demografía, las condiciones crónicas y la depresión”. Por otro lado, los factores del estilo de vida, tales como el ejercicio regular y la alimentación saludable, se posicionaron en menos de una cuarta parte de la asociación entre el optimismo y la esperanza de vida. Es decir, que otros factores también pueden influenciar la longevidad.
“Es importante pensar en los recursos positivos, como el optimismo, que pueden ser beneficiosos para nuestra salud, especialmente si vemos que estos beneficios se ven en todos los grupos raciales y étnicos”, dijo la autora principal del estudio. Al tiempo que señaló que estos resultados podrían impulsar a que los investigadores y especialistas replanteen cómo las personas ven las decisiones que afectan su salud.
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