Si alguien pensó que la variante Ómicron del coronavirus iba a ser la última en imponerse como predominante, se equivocó. Pero no fue una nueva variante la que se impuso a Ómicron, sino una subvariante de ésta.
Conocida como BA. 2, la nueva versión del virus es una descendiente de la variante Ómicron, responsable de grandes aumentos repentinos de COVID-19 en el mundo en diciembre y enero. Los virólogos se refieren a la variante Ómicron original como BA.1. “El linaje descendiente de BA.2 que difiere de BA.1 en algunas de las mutaciones, incluida la proteína espiga, está aumentando en muchos países”, escribió la Organización Mundial de la salud (OMS) en su sitio web. “Investigaciones sobre las características de BA. 2, incluida las propiedades de escape inmunológico y la virulencia, deben priorizarse de forma independiente (y comparativa) a BA.1.”
Las investigaciones sobre esta subvariante más contagiosa no se detienen. En un estudio reciente publicado en el servidor de preimpresión bioRxiv, los investigadores del departamento de Pediatría de la Universidad de Harvard, junto a otros colegas, evaluaron los rasgos de la proteína del pico (S) del sublinaje Ómicron BA.2 del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2).
El linaje Ómicron surgió con un número sustancialmente mayor de mutaciones en el gen S que las variantes anteriores. La subvariante Ómicron BA.1 desplazó rápidamente a Delta, seguida por un reemplazo progresivo del sublinaje Ómicron BA.2, aparentemente más contagioso.
En el presente estudio, los autores perfilaron la proteína S de BA.2 de longitud completa y analizaron su estructura en relación con una secuencia mediante microscopía electrónica criogénica (crio-EM). Los científicos compararon las características estructurales, antigénicas y funcionales de la proteína BA.2 S y la replicación del virus auténtico en modelos animales y cultivos celulares, con las variantes anteriores del coronavirus.
Los expertos hallaron información molecular significativamente más transmisible luego de utilizar fragmentos de ácido desoxirribonucleico (ADN) para ensamblar el gen de la proteína S de longitud completa de la variante Ómicron BA.2. Además, los autores llevaron a cabo la purificación y expresión de la proteína S completa.
Resultados concluyentes
Los resultados del estudio indicaron que las mutaciones en la proteína S indujeron reconfiguraciones sustanciales de la estructura antigénica y la superficie del dominio N-terminal (NTD) y el dominio de unión al receptor (RBD), respectivamente, tanto en BA.2 como en BA.1. Estos cambios dieron como resultado niveles altos de resistencia a los anticuerpos neutralizantes en la subvariante BA.2, que no se detectaron en las variantes anteriores del SARS-CoV-2. A pesar de su mayor afinidad de unión a ACE2, numerosos estudios sugirieron que las mutaciones elevadas en la proteína S de BA.1 podrían haber afectado su capacidad fusogénica a cambio de su capacidad para eludir la inmunidad del huésped.
Los investigadores descubrieron que los recuentos de copias de ácido ribonucleico (ARN) viral pulmonar eran de 100 a 1000 veces mayores en los ratones infectados con Ómicron y Delta que en los infectados con G614 de tipo salvaje durante las primeras 24 horas posteriores a la infección. Esto se debió a que la administración intranasal obligó a los virus a ingresar directamente al pulmón. A pesar de su entrada viral reducida exhibida en el cultivo celular, tanto BA.2 como BA.1 pueden multiplicarse en los pulmones de animales vulnerables tan rápido como la variante Delta y mucho más rápido que el virus G614 antes de que surjan las respuestas inmunitarias del huésped.
Los científicos notaron que el potencial de los virus BA.2 y BA.1 para propagarse a los órganos extrapulmonares no se correlacionó con los niveles del receptor ACE2. Además, probablemente estuvo controlado por otras variables del huésped o reacciones posteriores a la infección. Además, con solo 7 modificaciones, el sublinaje BA.2 ha desarrollado un método diferente de las variantes anteriores para remodelar la terminal de contagio (NTD). Mantuvo toda la estructura del dominio de unión al receptor (RBD), a pesar de las mutaciones de 16 puntos, debido a la relevancia funcional de la adherencia del receptor.
Los hallazgos sugirieron que las superficies RBD-1 y 3 de BA.2 se conservaron, por lo tanto, los investigadores mencionaron que apuntar al núcleo inmunogénico de las regiones RBD-1 o 3 podría ser una posible técnica de diseño de medicamentos inmunógenos para producir respuestas de anticuerpos ampliamente neutralizantes que puedan defenderse contra las variantes presentes y quizás futuras del SARS-CoV-2.
A modo de conclusión, los expertos afirmaron que las mutaciones en la proteína S de, reorganizan sus dominios antigénicos, lo que da como resultado una alta resistencia a los anticuerpos neutralizantes y por ende, mayor contagiosidad y habilidad para eludir las barreras de la protección vacunatoria. En general, los resultados del presente estudio implican que tanto el beneficio replicativo como el escape inmunológico podrían desempeñar un papel en el aumento de la transmisibilidad de los sublinajes SARS-CoV-2 Ómicron.
El epidemiólogo australiano y exfuncionario de la Organización Mundial de la Salud Adrian Esterman, todo indica que BA.2 “puede ser tan infecciosa como el sarampión”. El profesor dijo que la subvariante es un 40% más transmisible que la variante original del SARS-CoV-2.
Y tras resaltar que tendría un número de reproducción básico (R0) de alrededor de 12, destacó que “eso significa que si se deja que se propague sin control, cada persona infectada se lo transmitirá a una docena más”. “Esto haría que la subcepa sea cinco veces más infecciosa que el virus Wuhan original y una de las enfermedades más contagiosas conocidas por la ciencia”, insistió.
Al explicar su teoría, el profesor Esterman ahondó: “El número de reproducción básico (R0) para BA.1 es aproximadamente 8,2, lo que hace que R0 para BA.2 sea aproximadamente 12. Esto lo acerca bastante al sarampión, la enfermedad más contagiosa que conocemos”.
El número R0 es el número promedio de personas que cada paciente BA.2 podría infectar, si no hubiera inmunidad en una población (alta cobertura de vacunación) o cambios de comportamiento. Sin embargo, la mayoría de los científicos dicen que no hay motivo para preocuparse por la variante, debido a que “los casos que provoca son tan leves como el Ómicron original”.
SEGUIR LEYENDO: