Qué dejaron las tres olas pandémicas en la Argentina y qué se puede esperar hacia el futuro

Con el fin de la tercera ola, expertos infectólogos explican a Infobae cómo continuará el coronavirus entre nosotros y si la enfermedad COVID-19 se volverá endémica

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Argentina transcurre el fin de la tercera ola de coronavirus (ayer “solo” se reportaron 1842 casos positivos) que azotó al país y que marcó el récord de contagios diarios desde que se registró el primer infectado en marzo de 2020.

Ese récord se marcó el 14 de enero de este año, cuando el país contabilizó en solo 24 horas 139.853 infecciones nuevas. El récord anterior, en plena segunda ola de la pandemia fue el 27 de mayo cuando se registraron 41.080 en 24 horas, más del doble de los reportados en el pico de la primera ola el 21 de octubre del año pasado en un solo día, 18.326.

Gráfico del experto en datos y  bioquímico de la UBA Santiago Olszevicki, que muestra las tres olas de mortalidad del COVID-19 en Argentina, según la edad de las personas fallecidas
Gráfico del experto en datos y bioquímico de la UBA Santiago Olszevicki, que muestra las tres olas de mortalidad del COVID-19 en Argentina, según la edad de las personas fallecidas

Al día de hoy, Argentina cuenta con 9.049.250 casos totales confirmados, 43.755 casos confirmados activos y 8.877.337 pacientes recuperados: 8.877.337. Respecto a los fallecimientos, ayer se contabilizaron 14 muertes en las últimas 24 hs, lo que sumó un total de 128.158 desde el comienzo de la pandemia.

Respecto al plan de vacunación contra el coronavirus que lleva adelante la Argentina, hay hasta ahora 97.181.658 aplicaciones totales, con 40.646.311 personas con esquema vacunatorio iniciado, 37.049.437 personas con esquema completo, 3.027.493 personas con dosis adicional y 16.458.417 personas con dosis de refuerzo. Por último, el país cuenta con 105.003.764 dosis distribuidas a las jurisdicciones y 5.083.000 dosis donadas a otros países.

Frente a estos números es propicio preguntarse ¿cómo estamos hoy frente al coronavirus en la Argentina? Hoy Argentina se encuentra transitando una situación epidemiológica favorable con 11 semanas consecutivas de descenso en el número de casos de COVID-19 y con importantes avances en la estrategia de vacunación, que cuenta con niveles de cobertura del 89,4% en población general con primera dosis, y del 80,5% con esquemas completos.

Argentina levantó casi todas las restricciones por la enfermedad COVID-19 pero sigue atenta a posibles rebrotes por las variantes y subvariantes circulantes (REUTERS/David Swanson)
Argentina levantó casi todas las restricciones por la enfermedad COVID-19 pero sigue atenta a posibles rebrotes por las variantes y subvariantes circulantes (REUTERS/David Swanson)

Ayer, el Ministerio de Salud de la Nación informó que con los 1.842 nuevos contagios y los 25.775 testeos realizados en las últimas 24 horas, la tasa de positividad registrada es del 7,14%. Este porcentaje se ubica por debajo del 10% que recomienda la OMS para considerar que la pandemia está controlada.

De acuerdo al parte epidemiológico, de momento en Argentina hay 428 personas con COVID-19 internadas en terapia intensiva. El porcentaje de ocupación de camas a nivel nacional es del 37,6% y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) del 38,3%.

“En este momento de la pandemia es cuando se encuentran coexistiendo el pasado, el presente y el futuro: la ola de infecciones, las variantes y las vacunas que funcionan y el COVID endémico en el horizonte. Pero no estamos ni en el pasado ni en el futuro. El presente es complejo pero esperanzador”, explicó a Infobae el doctor Ernesto Resnik científico, biólogo molecular, inmunólogo y biotecnólogo residente en Minnesota, Estados Unidos. Para él, “aunque no parezca hoy, gracias a las vacunas, se está marchando a la fase endémica, la fase en la que el virus existirá, habrá contagios, pero no pondrá nuestras vidas patas para arriba”.

Las vacunas contra el coronavirus demostraron ser seguras y efectivas para disminuir la mortalidad e internaciones (NHI)
Las vacunas contra el coronavirus demostraron ser seguras y efectivas para disminuir la mortalidad e internaciones (NHI)

Para Ricardo Teijeiro, médico infectólogo, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, estamos en el último recorrido de la tercera ola. “Están disminuyendo fuertemente las infecciones, salvo en algunos países. En nuestra región observamos una fuerte disminución de la circulación del virus desde hace varias semanas. Pero por ejemplo países como Alemania o Reino Unido, están transitando una fuerte suba de casos debido a una de las subvariantes de Ómicron, como lo es BA.2. Si uno ve el contexto general estamos en una caída franca en general”, aseguró el especialista.

El virus es probable que siga circulando. Hay que ver si se queda como una enfermedad endémica o si hace rebrotes anuales como hace la gripe. Ello lo consignaría que la vacuna quede en el Calendario Nacional de Vacunación, pero seguramente solo a grupos de riesgo, no a toda la población. Igualmente, tenemos que destacar que nuevas olas no traen mayores complicaciones a la salud porque son procesos de enfermedades respiratorias altas donde no tenemos grandes riesgos sanitarios con muchas personas que no se internan o mueren. Esto gracias a la amplia vacunación que tenemos, que llega a más del 80% con dos dosis y también a la gran cantidad de infectados, lo cuales tienen inmunidad natural por un tiempo por haberse contagiado el virus”, afirmó el infectólogo del Hospital Pirovano.

Actualmente, los contagios masivos por COVID-19 se observan en Europa y Asia, donde volvieron a aparecer los confinamientos (REUTERS/Tyrone Siu)
Actualmente, los contagios masivos por COVID-19 se observan en Europa y Asia, donde volvieron a aparecer los confinamientos (REUTERS/Tyrone Siu)

Por endemicidad los expertos explican que significa que el virus seguirá circulando en partes de la población mundial durante años, pero su prevalencia e impacto se reducirán a niveles relativamente manejables, por lo que terminará más como una gripe que como una enfermedad que detiene el mundo.

Para que una enfermedad infecciosa se clasifique en la fase endémica, la tasa de infecciones debe estabilizarse más o menos a lo largo de los años, en lugar de mostrar picos grandes e inesperados como lo hizo durante estos dos años el COVID-19. “Una enfermedad es endémica si el número reproductivo es estable en uno”, explicó Eleanor Murray, epidemióloga de la Universidad de Boston. “Eso significa que una persona infectada, en promedio, infecta a otra persona”. A lo que la especialista hace referencia es al R0, un indicador que se usa para estimar a cuántas personas contagia un infectado y, según dicen los que saben “no estamos ni cerca de eso en este momento”. La variante Ómicron altamente contagiosa demuestra que cada persona infectada está infectando a más de una persona.

Carteles en Gran Bretaña impulsan la vacunación de refuerzo, mientras una nueva de COVID-19 azota al país (REUTERS/Phil Noble)
Carteles en Gran Bretaña impulsan la vacunación de refuerzo, mientras una nueva de COVID-19 azota al país (REUTERS/Phil Noble)

¿Cuándo termina la pandemia?

“Si bien es imposible predecir los próximos movimientos del SARS CoV2, destacados expertos aseveran que el virus se transformará en uno más, como el del resfriado común; otros postulan que se mantendrá amenazante, tipo influenza. Las fuerzas que impulsan los cambios antigénicos tendrán la última palabra conforme se fortalezcan o se detengan”, explicó a Infobae el doctor Osvaldo Teglia, Profesor Adjunto a cargo de Enfermedades Infecciosas, de la Facultad de Ciencias Biomédicas, de la Universidad Austral.

“Confiando en una evolución viral optimista varios y renombrados científicos han opinado en Nature del siguiente modo: ´El virus no quiere poner a alguien en la cama y enfermarlo lo suficiente como para que no se encuentre con otras personas. El SARS CoV-2 evolucionará para mantener las infecciones durante un período de tiempo más largo, aumentando la cantidad de nuevos huéspedes expuestos. Si mantiene su bajo perfil, el SARS-CoV-2 podría garantizar su propagación continua y una parte de la población no vacunada estar contribuyendo con los planes del virus´”, afirmó Teglia.

Y agregó: “Un futuro también esperanzador para el SARS-CoV-2, pero seguramente menos probable, sería seguir el camino del sarampión. A pesar de que la infección o la vacunación brindan protección de por vida para el sarampión, el virus sigue circulando en gran medida entre niños susceptibles y adultos no vacunados. La mayoría de las personas que contrajeron sarampión en los últimos años no estaban vacunadas. Para este final del COVID estarían faltando vacunas que generaran inmunidad a largo tiempo, y serían necesarias altas tasas de inoculación de las mismas para asegurar la inmunidad de rebaño de la población, como sí ocurrió con la mencionada enfermedad eruptiva de la infancia. No obstante, incluso un virus como el sarampión, que esencialmente no tiene la capacidad de evolucionar como los coronavirus para evadir la inmunidad, aún subsiste y ha causado serios inconvenientes en los últimos años a expensas de la disminución de los índices de vacunación.

La pandemia por coronavirus ya mató a más de 6,1 millones de personas en todo el mundo (REUTERS/Navesh Chitrakar)
La pandemia por coronavirus ya mató a más de 6,1 millones de personas en todo el mundo (REUTERS/Navesh Chitrakar)

Según Teglia, la influenza o gripe ofrece otro escenario para pronosticar el futuro del SARS CoV-2. “El virus de la influenza A impulsa las epidemias mundiales de gripe estacional cada año y se caracteriza por la rápida evolución y propagación de nuevas variantes capaces de escapar a la inmunidad provocada por cepas pasadas. El resultado son epidemias estacionales, impulsadas en gran medida por la propagación entre adultos, quienes pueden desarrollar formas graves de la enfermedad. La vacuna antigripal reduce la incidencia y sobre todo la gravedad de la enfermedad. Una rápida evolución de la influenza A, como ocurrió con Ómicron; puede significar que las vacunas no siempre están adaptadas a las cepas circulantes. La rapidez con la que evoluciona el SARS CoV-2 en respuesta a la inmunidad también determinará si es necesario actualizar las vacunas y con qué frecuencia. Las ofertas actuales probablemente tendrán que ser actualizadas”, teorizó el experto inmunólogo.

“Por otro lado subyace la incertidumbre sobre si el agente de la COVID-19 no enfrentará nuevos desafíos evolutivos en los próximos meses y años, que lo catapulten a ganancias en su transmisibilidad y/o virulencia. La aparición de nuevas variantes ha sido ayudada por la implementación desigual de vacunas en países de bajos ingresos; éstos ofrecen un terreno fértil para que el SARS CoV-2 haya podido dar saltos evolutivos sorprendentes. La persistencia de un gran número de personas infectadas por largo plazo, sustentada no solo por los bajos niveles de vacunación en ciertas áreas sino también por los grupos antivacunas no tan minoritarios; posibilitarán que el virus explore diferentes combinaciones de mutaciones para encontrar alguna que tenga éxito, floreciendo con cambios deletéreos más que con la indulgencia de los virus del resfriado común. En este último contexto el SARS CoV-2 también podría volverse más severo al combinarse con otros coronavirus y evadir las vacunas actuales”, precisó Teglia.

Y concluyó: “A pesar de una disminución en la gravedad de la enfermedad, la hiper-transmisibilidad del virus ha generado tensión en los hospitales y en la sociedad y repercusiones económicas negativas. La inequidad en la distribución de la vacuna COVID-19 y el rechazo a la misma por parte de la población están prolongando la pandemia y facilitando la aparición de nuevas variantes. El futuro del SARS-CoV-2 está en manos de la humanidad, un impulso de vacunación mundial tal vez cambie el panorama evolutivo del virus y determine cómo será el final de esta historia”.

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