El accidente cerebrovascular (ACV) es una de las enfermedades más graves que afectan a la persona por su alta mortalidad y también por la gran cantidad de secuelas que genera en muchos casos, si se sobrevive a ella. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que 15 millones de personas sufren un evento vascular cerebral al año en todo el mundo. De este grupo, 5 millones mueren y otros 5 millones sufren una discapacidad de por vida.
Esta patología es la principal causa de discapacidad, la tercera causa de muerte en Argentina y la segunda a nivel mundial.
La enfermedad es un verdadero problema mundial, que se ha incrementado en los últimos años en todos los países a causa del actual ritmo de vida, el aumento del estrés y la diabetes y también el creciente consumo de droga, según destaca el prestigioso neurocirujano Pedro Lylyk, que participó del último Congreso de ACV en Estados Unidos, organizado por la American Stroke Association de ese país.
“Estuve en un congreso internacional de ACV en Nueva Orleans hace pocos días, un evento importante que reúne a 6.000 profesionales de 57 países. Y uno de los datos más importantes que se compartió, que se puede extrapolar a la Argentina y muchos otros países es el aumento de esta enfermedad en gente joven y una pequeña disminución en los últimos años en personas mayores de 75 años”, explicó Lylyk a Infobae.
Hay alrededor de 800.000 accidentes cerebrovasculares nuevos o recurrentes cada año en los EEUU, y la carga económica y de atención médica de esta creciente población de sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares tiene un impacto en la infraestructura de atención médica a nivel nacional en todos los niveles. Una cosa similar ocurre en nuestro país, donde observamos una gran cantidad de jóvenes afectados por esta terrible patología, muchas veces relacionada también al consumo de droga.
Según datos de la ONU, Argentina es el tercer país donde más cocaína se consume en América, después de Estados Unidos y Uruguay. Es también el tercer país del continente en el que más alcohol se bebe y el primero en consumo de psicofármacos o medicamentos que afectan el desempeño mental y emocional.
“Por años no nos quisimos dar cuenta, pero con las noticias últimas se ha tomado conciencia del grave problema de la droga en Argentina. El consumo de drogas pesadas y no tan pesadas causa también ACV por diversos mecanismos, según estudios en EEUU. Por vasculitis (las paredes de los vasos sanguíneos se engrosan y se angostan, lo que limita la irrigación sanguínea a los tejidos y órganos) o por el aumento de la presión arterial. Y esto se observa con el consumo de marihuana y cocaína. Además de las drogas, la hipertensión arterial, el cigarrillo, el estrés, la diabetes, y la forma moderna de vivir impacta directamente en nuestro organismo”, precisó Lylyk, director general del Equipo de Neurocirugía Endovascular y Radiología Intervencionista (ENERI) y director del Departamento de Neurociencias de la Clínica La Sagrada Familia.
Según el especialista y citando información del congreso médico estadounidense, las cifras de personas afectadas por un ACV crecieron mucho en menores de 49 años y se mantuvo estable en mayores de 75 años. “Esto es básicamente por el aumento en el consumo de drogas. Todo tipo de drogas. Desde las más leves hasta las más fuertes. Es un hábito nocivo en la conducta humana”, añadió el experto.
El aumento de accidentes cerebrovasculares entre las personas de 15 a 49 años se da principalmente en ciertos estados del sur (Alabama, Arkansas) y el medio oeste (Minnesota, Dakota del Norte), afirmó Audrey Leasure, estudiante de medicina de la Universidad de Yale a cargo de la presentación de un importante estudio de ACV en todo EEUU, durante el congreso médico.
“Estas pueden ser áreas donde las personas no tienen un gran acceso a la atención de la salud, por lo que hay muchas enfermedades y obesidad no controladas en los jóvenes. Tal vez sea el momento de personalizar los métodos de prevención para llegar a un público más joven. Es probable que lo que funciona para las personas mayores en términos de controlar los factores de riesgo y crear conciencia no sea la mejor manera de llegar a las personas más jóvenes”, sugirió Leasure en el encuentro desarrollado a comienzos de este mes.
En 2019, hubo alrededor de 460.000 accidentes cerebrovasculares en los Estados Unidos, y la mayoría fueron accidentes cerebrovasculares isquémicos. Estos tipos de accidentes cerebrovasculares ocurren cuando un coágulo de sangre corta el suministro de sangre al cerebro. Unas 190.000 personas murieron a causa de ACV en 2019, encontró el estudio.
Cuando los investigadores analizaron 29 años de datos del estudio Global Burden of Disease 2019, encontraron que la tasa general de estadounidenses que sobrevivieron a un accidente cerebrovascular, vivieron con discapacidades relacionadas con el accidente cerebrovascular o murieron a causa de un accidente cerebrovascular ha seguido aumentando desde 1990.
“Esto puede deberse al envejecimiento de la población y a que más personas viven más tiempo después de un ACV que en el pasado”, dijo Leasure. La tasa general de accidentes cerebrovasculares aumentó durante este período de tiempo hasta que los investigadores tuvieron en cuenta la edad.
El doctor Deepak Bhatt, director ejecutivo de programas cardiovasculares intervencionistas en el Centro Cardíaco y Vascular del Hospital Brigham and Women’s en Boston, afirmó que el accidente cerebrovascular todavía es muy común en los Estados Unidos y se asocia con una tasa sustancial de muerte o discapacidad.
“La cantidad de accidentes cerebrovasculares, así como la mortalidad y la discapacidad relacionadas, ha aumentado en las últimas tres décadas. La buena noticia es que los accidentes cerebrovasculares disminuyeron en los adultos mayores en todo el país, y la mala noticia es que los accidentes cerebrovasculares aumentaron en los adultos de 15 a 49 años en el sur y el medio oeste”, indicó Bhatt, que no tiene vínculos con el nuevo estudio.
También se han observado patrones similares entre adultos más jóvenes con ataques cardíacos. “Probablemente tenga que ver con las tasas más altas de obesidad y todo lo que la obesidad puede causar, como diabetes y presión arterial alta”, precisó Bhatt, y agregó que el abuso de sustancias también puede desempeñar un papel en el aumento de las tasas de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos en gente más joven. “Si bien estos datos no reflejan lo que sucedió durante la pandemia de COVID, hay buenas evidencias de que las tasas de obesidad y tabaquismo han aumentado”, deslizó Bhatt.
Existen dos tipos de ACV: el isquémico, que se produce cuando un coágulo bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro, y el hemorrágico, causado por la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.
Principales signos a tener en cuenta ante el ACV
-Dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad.
-Confusión, dificultad para hablar o entender.
-Debilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo.
-Inestabilidad en la marcha o pérdida de equilibrio.
-Dificultad para ver con uno o ambos ojos.
Si bien la Argentina tiene pocos estudios epidemiológicos sobre ACV, fundamentalmente los dos más importantes publicados hasta el momento son el Prevista, en el cual se habla de una incidencia de accidente cerebrovascular por cada 100 mil habitantes de 76,5 en forma global. A su vez hay otro estudio, algo más antiguo, de prevalencia hecho por el doctor Mario Melcon que habla de una prevalencia de 478 por 100 mil cuando se ajusta a la población del Censo nacional.
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