Con el avance de Ómicron en el mundo y el registro de menos personas internadas en una Unidad de Terapia Intensiva (UTI), muchos se aventuraron a afirmar que se trata de una “enfermedad leve”. Pero otros afirman que pese a cursar una enfermedad leve pasajera, las consecuencias del covid prolongado o long covid pueden no ser tan gratas a futuro.
“El uso de la palabra ‘leve’ no pretende minimizar la experiencia de tener la enfermedad”, dijo la doctora Shira Doron, epidemióloga hospitalaria y médica de enfermedades infecciosas del Centro Médico Tufts de Boston. Además aclaró que las personas que presentan una enfermedad leve pueden desarrollar lo que se denomina “covid largo”, y padecer los síntomas incluso durante seis meses o más. Para Doron el término “leve” debería ser reformulado.
“Cuando nosotros, o los CDC o los NIH, decimos ‘leve’, nos referimos realmente a que no se ha enfermado lo suficiente como para ir al hospital. Pero cuando tienes una enfermedad parecida a la gripe que te lleva a la cama, eso no es leve para ti”, agregó la doctora.
Los síntomas cuando se está cursando el COVID-19 pueden modificarse notoriamente entre una persona y otra. Si bien es cierto que diferentes estudios demostraron que la enfermedad causada por la variante Ómicron suele ser más leve que la provocada por la variante Delta, y algunas personas no presentan síntomas o sólo un breve resfrío, en algunos casos puede provocar una enfermedad grave, sobre todo en las personas que aún no están vacunadas.
Después de Ómicron vendrán nuevas variantes pero menos agresivas y de menor impacto hospitalario porque “esa es la evolución lógica de cualquier virus”. Así lo pronostica el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, que para 2022 prevé “más infección pero menos enfermedad”.
Lo que sí parece claro, explica López Hoyos en una entrevista a EFE, es que la covid “no desaparecerá, se quedará entre nosotros como un virus estacional o de forma endémica con catarros no muy agresivos”.
Ómicron ha tenido una mortalidad mucho más baja que la gripe de todos los años que tiene un gran impacto y en España ha causado miles de fallecimientos (10.000 en 2018), “unas cifras de las que la población no es consciente” por eso la llamada insistente a la vacunación anual.
La doctora Liliana Vázquez, médica infectóloga (MN 67434), especialista en infectología perinatal y pediátrica en Funcei, dijo: “Es cierto que las características de Ómicron se parecen más a un cuadro de resfrío intenso con menos compromiso pulmonar. También, que los pacientes se internan menos. La gran mayoría que hoy lo están, es porque no fueron vacunados”. Y explicó: “Me parece que hay parte de la juventud que no ve las complicaciones que puede tener contagiarte o no cuidarte, por eso no es una buena idea hacerlo. Esta enfermedad no es como la varicela, que te contagiás una vez y ya quedás inmunizado. Aquí sabemos que los anticuerpos bajan con el tiempo y que es necesario la reinmunización. Lo mejor sería que todo nos sigamos cuidando, volviendo a la normalidad pero advirtiendo los riesgos que existen”.
Sufrir Covid prolongado
Desde el comienzo de la pandemia, se aprendió que perder el sentido del olfato y gusto puede ser uno de los síntomas leves del COVID-19. Investigaciones muestran que alrededor del 80% de las personas recupera la capacidad en aproximadamente un mes. Pero hay otras que no pueden oler ni saborear aún después de seis meses o más. Incluso, es posible que unos pocos desafortunados nunca recuperen esos dos sentidos.
Por incómodo que pueda ser, es solo una de las muchas condiciones de salud que pueden permanecer un tiempo extenso después de un caso del nuevo coronavirus. Llamado “COVID largo o prolongado”, el fenómeno se caracteriza por síntomas tan debilitantes como dificultad para respirar, fatiga severa, fiebre, mareos, confusión mental, diarrea, palpitaciones, dolor muscular y abdominal, cambios de humor y dificultades para dormir.
Las formas graves del COVID prolongado pueden dañar los pulmones, el corazón y los riñones. También afectar tu salud mental. Además, pueden calificar como una discapacidad. “Todavía estamos tratando de entender el COVID prolongado. Como aún no lo comprendemos del todo, yo no sería tan rápido para querer contraer una infección de un virus natural”, indicó Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y asesor de la Casa Blanca durante la pandemia.
El COVID prolongado ha estado envuelto en misterio durante gran parte de la pandemia. Pero una nueva investigación finalmente ha arrojado luz sobre aquellos que sufren una amplia gama de síntomas semanas o incluso meses después de que dejaron de ser infecciosos.
Los nuevos datos de la Office for National Statistics (ONS) del Reino Unido ahora han revelado que aproximadamente 1,3 millones de personas (el 2% de la población) en el país europeo han autoinformado long COVID al 6 de diciembre. Estas estimaciones se basan en los participantes que respondieron a una encuesta, en lugar de en todos los miembros de la población que habían sido diagnosticados clínicamente con COVID prolongado.
Las principales características detectadas entre estos pacientes incluían: tener entre 35 y 69 años, ser mujer, vivir en una zona más desfavorecida, trabajar en la sanidad, la asistencia social o la docencia y la educación, y tratar una condición de salud o discapacidad preexistentes.
Problemas de memoria
En el hospital Mount Sinai de Nueva York, uno de los más grandes de la ciudad y de los primeros en tratar casos de coronavirus, realizaron un estudio acerca de los tipos de problemas cognitivos desarrollados por pacientes de COVID-19 que fueron tratados en ese centro de salud.
Un asombroso 24% de los pacientes reportó que durante los meses posteriores a la enfermedad desarrollaron problemas como la pérdida de memoria, dificultad para desarrollar más de una actividad a la vez, problemas para procesar información de manera rápida y complicaciones para prestar atención, según informó un grupo de investigadores de la escuela de medicina Icahn, del hospital Mount Sinai.“Se observa un deterioro cognitivo a largo plazo en una variedad de grupos de edad que presentaron distintos niveles de gravedad durante la infección”, afirmó la doctora Jacqueline Becker, autora del estudio neuropsicóloga clínica y miembro de la escuela de medicina Icahn.
En el estudio tomaron como muestra a 740 pacientes que voluntariamente aceptaron ser monitoreados por meses. Todos sufrieron la enfermedad entre abril de 2020 y mayo de 2021, siendo ya mayores de 18 años. Ninguno de ellos tenía antecedentes de demencia. Los resultados muestran una tasa alta de deterioro cognitivo a siete meses y medio de haber contraído el virus.
El primer problema reportado tiene que ver con el almacenamiento de nuevos recuerdos, o memoria a corto plazo. Uno de cada cuatro pacientes indicó sufrir este síntoma. El segundo síntoma reportado fue la pérdida de memoria en general. Otros problemas documentados, aunque con menos frecuencia, implican una deficiencia en la velocidad para procesar ideas y dificultades para iniciar, planificar, organizar y emitir juicios.
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