Pese a que solo generaría síntomas leves que se asemejan a la gripe, la variante Ómicron preocupa realmente a los médicos por la actitud de muchas personas, en su mayoría jóvenes, que buscan contagiarse a propósito para sortear la enfermedad y, aún más peligroso, la vacunación.
“Estoy en Mar del Plata y voy a las fiestas en las playas y a la noche al boliche. Si me contagio de COVID, a la vuelta me hago el hisopado y listo. Ya fue. No me voy a embromar las vacaciones”, comentaba María a Infobae, una adolescente vacunada de 17 años que no está dispuesta a extremar cuidados al pensar que hoy el coronavirus se asemeja a una gripe ocasional.
Muchos como María piensan: “¿Por qué no contagiarse de Ómicron y salir de eso de una vez? Es leve, ¿verdad? ¿Y puede aumentar la inmunidad?”.
“La idea de tratar de contagiarse intencionalmente con Ómicron está de moda, dijo el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia y asesor de la Casa Blanca durante la pandemia.
Él, como muchos otros expertos en el mundo, observan la baja letalidad de la última variante de preocupación registrada y no dejan de advertir que contagiarse coronavirus puede tener consecuencias graves. Existen por lo menos 5 razones por las que no sería una buena idea ir a buscar al SARS-CoV-2 a propósito, según los especialistas.
1- Ómicron no es una gripe fuerte
“Es cierto que si te contagias de la variante Ómicron del coronavirus, a diferencia de Delta, es menos probable que te hospitalicen, menos probable que vayas a la unidad de cuidados intensivos, menos probable que necesites un respirador artificial y menos probable que mueras. Y eso es cierto para todos los grupos de edad”, sostuvo Offit. “Pero eso no significa que no pueda ser una enfermedad grave”, aclaró rápidamente. “Simplemente es menos grave. Pero no tienes un 0% de posibilidades de morir. Nunca deberías querer infectarte”, insistió.
La doctora Liliana Vázquez, médica infectóloga (MN 67434), especialista en infectología perinatal y pediátrica en Funcei, dijo: “Es cierto que las características de Ómicron se parecen más a un cuadro de resfrío intenso con menos compromiso pulmonar. También, que los pacientes se internan menos. La gran mayoría que hoy lo están, es porque no fueron vacunados”. Y explicó: “Me parece que hay parte de la juventud que no ve las complicaciones que puede tener contagiarte o no cuidarte, por eso no es una buena idea hacerlo. Esta enfermedad no es como la varicela, que te contagiás una vez y ya quedás inmunizado. Aquí sabemos que los anticuerpos bajan con el tiempo y que es necesario la reinmunización. Lo mejor sería que todo nos sigamos cuidando, volviendo a la normalidad pero advirtiendo los riesgos que existen”.
Por su parte, la doctora Catherine Smallwood, directora de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirmó que es un error tratar el virus como una enfermedad endémica”, en lugar de una pandemia, sin registrar cada caso y sin hacer tests a todas las personas que presenten síntomas.
“Está muy lejos todavía”, dijo en la sesión informativa, agregando que la endemicidad requiere una transmisión estable y predecible. “Todavía tenemos una enorme incertidumbre y un virus que evoluciona con bastante rapidez, imponiendo nuevos retos. Ciertamente, no estamos en el punto en el que podamos calificarlo de endémico. Podría volverse endémico a su debido tiempo, pero precisar eso hasta 2022 es un poco difícil en esta etapa”, completó la experta.
Un estudio reciente, que incluyó a más de un millón de personas, publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), encontró que el riesgo de una enfermedad grave por COVID-19 era mayor en las personas no vacunadas de 65 años o más, personas con sistemas inmunitarios debilitados o personas que tenían al menos una de las siguientes condiciones de salud: diabetes o enfermedades renales, cardíacas, pulmonares, neurológicas o hepáticas crónicas.
“Incluso las personas sin problemas de salud subyacentes pueden sufrir una enfermedad grave. Tengo en este momento un paciente vacunado y con dosis de refuerzo, de más de 65 años sin factores de riesgo subyacentes, que está en el hospital y tiene dificultades”, señaló el doctor Robert Murphy, director del Instituto Havey para la Salud Global de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern.
2- Podrías sufrir COVID prolongado
Desde el comienzo de la pandemia, se aprendió que perder el sentido del olfato y gusto puede ser uno de los síntomas leves del COVID-19. Investigaciones muestran que alrededor del 80% de las personas recupera la capacidad en aproximadamente un mes. Pero hay otras que no pueden oler ni saborear aún después de seis meses o más. Incluso, es posible que unos pocos desafortunados nunca recuperen esos dos sentidos.
Por incómodo que pueda ser, es solo una de las muchas condiciones de salud que pueden permanecer un tiempo extenso después de un caso del nuevo coronavirus. Llamado “COVID largo o prolongado”, el fenómeno se caracteriza por síntomas tan debilitantes como dificultad para respirar, fatiga severa, fiebre, mareos, confusión mental, diarrea, palpitaciones, dolor muscular y abdominal, cambios de humor y dificultades para dormir.
Las formas graves del COVID prolongado pueden dañar los pulmones, el corazón y los riñones. También afectar tu salud mental. Además, pueden calificar como una discapacidad. “Todavía estamos tratando de entender el COVID prolongado. Como aún no lo comprendemos del todo, yo no sería tan rápido para querer contraer una infección de un virus natural”, indicó Offit.
3- Podrías contagiar a los más chicos
Los menores son la población que menos vacunas ha recibido. Los adolescentes y niños han sido los últimos en vacunarse por lo tanto, todavía muchos no tienen el esquema completo de vacunación. Y menos un refuerzo. Es más, la población menor de 3 años en Argentina y menor de 5 años en Estados Unidos no está vacunada (solo el 23% de los niños entre 5 y 11 años están vacunados con su primera dosis, según los CDC).
Eso significa que no extremar los cuidados de contagio puede indirectamente exponer a los más pequeños al coronavirus. “Recomiendo que todo el que pueda se vacune. La pueden pasar mal y contagiar a otros”, sostuvo Vázquez.
Los datos de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) muestran una tendencia al alza de infecciones en niños. La cual, además, supera con creces “el pico de oleadas pasadas de la pandemia”. “Durante la semana que finalizó el 6 de enero, se reportaron más de 580.000 casos de COVID-19 en niños”, según cifras publicadas el lunes por la AAP. “Esta cifra representa un aumento del 78% sobre los 325.000 casos adicionales que se reportaron la semana que finalizó el 30 de diciembre. Y casi triplica el número de casos de las dos semanas anteriores”, añadió la AAP.
“Diría que la mejor manera de mantener protegidos a esos niños es vacunarlos cuando sean elegibles y rodearlos de hermanos y padres que también se vacunen”, dijo la directora de los CDC, la doctora Rochelle Walensky, en una conferencia de prensa el viernes.
4- Sobrecargar al sistema de salud
Contraer deliberadamente coronavirus sobrecarga de por sí el sistema de salud y genera un problema en la economía de una región o país, debido a que el entorno del infectado debe aislarse.
“Hoy los servicios de emergencia están trabajando mucho. Y tiene que ver con la alta transmisión del virus que se registra actualmente. Antes, este personal estaba abocado a la demanda de casos moderados y graves. Hoy con el alto índice de positividad, tenemos las guardias colapsadas de gente que busca testearse. La situación sanitaria es otra, pero la alta demanda es la misma. En ese sentido, los servicios de emergencia no pararon”, aseguró a Infobae el doctor Gonzalo Camargo, presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias, entidad que nuclea los servicios hospitalarios de emergencias como las guardias. Camargo explicó que el 97% de los casos detectados hoy corresponden a síntomas leves y que las personas exigen ser testeadas.
Además, la alta positividad e infección circulante afecta directamente al sistema de salud, con médicos, enfermeros y personal sanitario que también se contagia y debe dejar de atender a quienes más lo necesitan. “Hay entre un 20 o 30% del personal de guardias infectados. Esto provoca más ausentismo con una mayor falta de atención o demoras registradas para atender a las personas”, sostuvo Camargo. Se espera que la escasez de personal crezca aún más, a medida que los trabajadores de atención médica de primera línea se infecten o deben cumplir cuarentenas después de haber estado expuestos al COVID-19.
5- No desafíes a la madre naturaleza
¿Ha sido alguna vez una buena idea contraer una enfermedad a propósito? Aquellos de cierta edad recordarán cuando los padres solían organizar “fiestas de varicela” para exponer a sus hijos pequeños a un niño infectado. Debido a que los casos de varicela en adultos son más graves, la idea era que su hijo se contagiara temprano para “superarlo”.
“Oh, eso también fue una mala idea. No desafíes a la madre naturaleza. Ella ha estado tratando de matarnos desde que salimos del océano a la tierra. Un virus natural siempre se denomina virus de tipo salvaje. Y hay una buena razón para ello: está fuera de control. Nunca te arriesgues a contraer una infección por un virus natural”, concluyó Offit.
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