Ya pasaron dos años desde que China notificó la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) tardó más de tres meses en declararlo pandemia por causar la enfermedad COVID-19.
Y la sensación de incertidumbre en todo el mundo parece ser casi la misma, a pesar del increíble avance que supuso contar, en el tiempo récord de menos de un año, con vacunas que son seguras y previenen el contagio en un alto porcentaje y evitan las formas graves de COVID-19 que llevan a la muerte.
Incertidumbre porque el virus, lejos de desaparecer o atemperar su contagiosidad ha mutado en algunas variantes consideradas de preocupación por la OMS que aumentan las infecciones y por consiguiente, crea un escenario de mayor posibilidad de fallecimientos, que gracias a la existencia de las vacunas, no se contabilizan en la proporción de la primer ola de coronavirus.
Los infectólogos explican que no existe una inyección que brinde 100% de inmunidad frente al SARS-CoV-2. Lo que hacen las vacunas es prevenir en más de un 95% el riesgo de padecer COVID-19 en forma grave o morir a causa del patógeno. Las variantes Alpha, Beta, Gamma, Delta y Ómicron no han dado respiro a los sistemas de salud de todo el mundo que han visto como la evolución natural del patógeno ha mutado para convertirse en un virus cada vez más contagioso. Su código genético fue cambiando lentamente a medida que se propaga de persona a persona por todo el mundo.
Para la doctora Cristina Freuler, médica infectóloga, jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán, todos los virus mutan y sólo pueden hacerlo cuando se replican: “Las mutaciones de un virus pueden tener muchos alcances. Inclusive puede mutar para terminar destruyéndose”.
Y agregó a Infobae: “En el caso de Ómicron, se reconoció una gran cantidad de mutaciones que preocupan a los científicos. Con 32 mutaciones, preocupa que sea tan imprevisible el resultado de las mismas. El gran miedo es que la proteína S o pico esté tan modificada que las vacunas no puedan contrarrestarla. Por eso se realizan actualmente muchos estudios científicos para comprobar la efectividad de las vacunas. El coronavirus en sí mismo siempre ha mostrado una gran transmisibilidad”.
“Ómicron contagia más rápido, es muy probable que las vacunas sirvan sobre todo para los casos graves y si genera cuadros más graves todavía no lo podemos saber”, dijo Javier Farina, infectólogo y miembro del comité de expertos que asesora a Gobierno Nacional.
Sexta ola en Europa y tercera en Argentina
Como una película anticipada, nuestro país ha visto con meses de anticipación el actuar del coronavirus desde que surgió en China. Gracias a ello, se ha podido reforzar el sistema sanitario en todo el territorio para no tener que sufrir el colapso de centros de salud, sobre todo en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI).
Así, por ejemplo, Europa está viviendo actualmente la sexta ola de COVID-19, mientras que nuestro país está comenzando a ingresar en la tercera. De los últimos 100 contagios reportados en el mundo, unos 45 se han registrado en países de Europa. La región tiene en la actualidad un millón de nuevos contagios cada 3 días y ha registrado más de 82.285.000 desde que comenzó la pandemia.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) alertó que “en pocos meses” más de la mitad de los contagios en todo el continente corresponderán a casos de la nueva variante sudafricana. “Según el modelo matemático realizado por el ECDC, hay indicios de que Ómicron podría causar más de la mitad de todas las infecciones por SARS-CoV-2 en la Unión Europea en los próximos meses”, subrayó la agencia de salud pública del bloque comunitario.
Tan solo un día después de superar la barrera de los 100.000 casos diarios, el Reino Unido roza los 120.000 positivos. Sin embargo, pese al descomunal aumento de casos, el país no se plantea imponer restricciones antes de Navidad. Pese a todo, el riesgo de ingreso hospitalario es hasta un 70% menor para las personas con Ómicron en comparación con las infectadas con la variante Delta, según el primer estudio del Gobierno británico.
“Por supuesto, este aumento muy rápido de casos, y hemos visto que los casos nacionales han llegado a unos 100.000, significa más presión, porque, aunque una proporción menor pueda contraer una enfermedad grave o ir al hospital, eso podría dar lugar a muchos casos. Y, por supuesto, puede suponer una presión para el servicio sanitario”, asegura Paul Elliott, catedrático de epidemiología y medicina de la salud pública del Imperial College de Londres.
Francia confirmó el récord de 91.608 casos de COVID-19 en las últimas 24 horas, el número más alto en lo que llevamos de pandemia, por eso el gobierno pidió a las alcaldías cancelar los conciertos y fuegos artificiales previstos para la noche de Año Nuevo. En París se anunció este sábado la anulación de celebraciones en los Campos Elíseos. Italia ha contado 44.595 nuevos contagios en las últimas 24 horas. Y España contabilizó 72.000.
Y Holanda, que ayer sumó los mismos contagios que Argentina (13.000) declaró tras una reunión de emergencia por el avance de la variante Ómicron, un confinamiento estricto en Países Bajos que entra en vigor este domingo y se mantiene durante 25 días hasta el 14 de enero, por el que cierra de toda la actividad no esencial, pero también los colegios y universidades.
“Estoy aquí esta noche con un estado de ánimo sombrío. Para resumirlo en una frase, Holanda volverá al confinamiento a partir de mañana”, dijo el primer ministro en funciones, Mark Rutte, en una conferencia de prensa televisada. La medida regirá hasta el 14 de enero, precisó. Desde La Haya, Rutte explicó que solo permanecerán abiertas las tiendas imprescindibles, como supermercados, farmacias, estaciones de servicio, pero todo lo demás, incluidos comercios, restaurantes, cines, teatros o gimnasios, deberán cerrar sus puertas casi un mes.
Además, se permitirá un máximo de dos invitados por hogar al día, pero habrá una excepción de cuatro visitantes por casa durante Nochebuena, Navidad y San Esteban (26 de diciembre) y Nochevieja.
Para evitar el aumento de la variante Ómicron, muchos socios europeos han decidido restringir las entradas al país. Desde el 27 de diciembre, quienes entren a la República Checa deberán dar negativo en una prueba PCR. Austria ha establecido a Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca y los Países Bajos como zonas con variantes del virus. Desde el 25 de diciembre entrar en Austria procediendo de estos países será complicado, sin una tercera dosis de la vacuna y una PCR negativa.
Y Alemania, que sumó ayer 39.000 infectados, añade a su lista de “zonas de alto riesgo” a Estados Unidos, España y Portugal. En Irlanda, los bares y restaurantes deberán cerrar a las 20:00 a partir del domingo, y la medida se mantendrá hasta finales de enero.
En Argentina despierta la tercera ola
Después de haber vivido la primera ola en el invierno de 2020 y la segunda, que alcanzó un récord de 41.000 contagios en mayo y junio de este año, la tercera ola de COVID-19 llegó a la Argentina, producto del arribo de las variantes Delta y Ómicron de coronavirus.
El Ministerio de Salud de la Nación informó el 24 de diciembre que, en las últimas 24 horas, se registraron 29 muertes y 16.279 nuevos contagios de coronavirus. La última vez que se había superado esa cifra fue el 27 de julio de 2021, con 16.757 casos. A diferencia de Europa, donde Ómicron llegó hacer más de un mes, en Argentina los contagios en un 95% son producto de la variante Delta, según datos del Ministerio de Salud.
“El aumento es probablemente el resultado de todos estos permisos nuevos de actividades masivas, incluso en lugares cerrados, donde no se usan protección como los recitales donde se están haciendo en lugares con 100 por ciento de capacidad, más las actividades masivas, la reuniones de fin de año, los descuidos, etc”, dijo a Infobae Martín Hojman, médico infectólogo, miembro de Sociedad Argentina de Infectología.
Además, por quinto día consecutivo, la positividad pasó el 10% recomendado por la OMS y fue del 16,62%. Con estos datos, el país acumula un total de 5.428.957 casos positivos desde el comienzo de la pandemia, mientras que los fallecimientos fueron 116.979. En las últimas 24 horas se realizaron 80.924 testeos. Desde el inicio del brote, se llevaron a cabo 27.302.336 pruebas diagnósticas para esta enfermedad. A la fecha, se registran 63.296 casos positivos activos en todo el país y 5.248.682 recuperados.
“El actual crecimiento de casos era algo esperado con la llegada de fin de año. El movimiento social, la falta de protocolo, las manifestaciones, sumado la gran circulación de Delta y la llegada de Ómicron que son variantes más contagiosas hacía preveer este escenario, expresó a Infobae el infectólogo Ricardo Teijeiro, que hizo hincapié como hecho positivo que no se está teniendo una alta demanda sanitaria. “No hay camas críticas, el año pasado con 5000, 9000casos, tenias 150, 200 muertos. Hoy tenés un promedio de 20 muertos. Eso depende de la protección que tiene una población, por haber tenido ya contacto con el virus o por la vacuna. Vamos a ver cómo progresa esto. Recién comienza y aún no vinieron las Fiestas ni las vacaciones”, concluyó el experto.
Otros países de la región endurecen su lucha contra el coronavirus y apuntan a la vacunación como la principal salida a la crisis sanitaria.
Ecuador declaró obligatoria la vacunación anticovid para la población a partir de los cinco años de edad por la variante Ómicron. Y respaldó la medida en lo que establece la Constitución, que afirma que el Estado debe garantizar el derecho a la salud. Un 69% de los 17,7 millones de ecuatorianos ha recibido el esquema completo de vacunación anticovid.
Y Chile, con más del 86% de la población totalmente vacunada, anunció que aplicará una cuarta dosis de inmunizante anticovid a partir de febrero, comenzando por los grupos más vulnerables.
Al igual que las nuevas infecciones, la lucha contra el coronavirus no se detiene. Los expertos afirman que la única forma de combatir el virus, además de estar vacunado es mantener la distancia social de 2 metros, usar barbijo, permanecer en espacios abiertos e higienizarse las manos con frecuencia.
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