A medida que el coronavirus SARS-CoV-2 infectaba gente, la mayoría se recuperaba. Con el correr del tiempo y el devenir de la pandemia, los médicos comenzaron a ver en pacientes que habían atravesado un cuadro de COVID-19, signos y síntomas de lo que luego dieron en llamar COVID prolongado, long COVID o síndrome post COVID.
Se trata ni más ni menos de afectaciones en órganos que van más allá del sistema respiratorio y que son propias del cuadro inflamatorio sistémico que provoca el SARS-CoV-2 en el organismo. Se estima que entre el 10% y el 30% de las personas desarrollan síntomas que duran meses después de la infección inicial, y que incluyen fatiga, problemas cognitivos, dificultad para respirar, taquicardia, lentitud mental, pérdida de memoria, niebla mental, confusión o esfuerzo excesivo para lograr recordar algo. También están los que refieren sentir fatiga, tos, persistente, anosmia y otros.
Con el surgimiento de las vacunas, y después de comprobar en más de 5000 millones de aplicaciones que las mismas eran seguras y efectivas, los científicos comenzaron a estudiar si la inyección preventiva también ayudaba a contrarrestar los síntomas de COVID prolongado.
Recientemente surgieron dos estudios muy interesantes que buscaron brindar una luz en este tema. Un estudio de septiembre en la revista médica Lancet encontró que las personas completamente vacunadas que contrajeron una infección irruptiva tenían aproximadamente un 50% menos de probabilidades de desarrollar COVID prolongado que las personas no vacunadas.
En el grupo vacunado, el 5% de las personas lo desarrollaron, en comparación con el 11,5% en el grupo no vacunado. “Esa es una reducción muy fuerte y significativa. Además, hay que resaltar que las personas vacunadas también tienen muchas menos probabilidades de infectarse en primer lugar”, afirmó Claire Steves, geriatra y académica clínica del King’s College de Londres y autora principal del estudio.
Pero otro estudio reciente analizó si la vacunación podría ayudar a reducir los síntomas prolongados de las personas que se infectaron primero y luego se aplicaron la inyección. Los hallazgos preliminares del estudio francés encontraron que un grupo de pacientes informaron un promedio de 13 síntomas cuatro meses después de la vacunación en comparación con los 15 síntomas anteriores. Es decir que la disminución de los síntomas no fue concluyente.
“El estudio demuestra que no mejoraron. La investigación publicada en The Lancet fueron a personas con COVID-19 atendidos en el hospital Mount Sinai de Nueva York, un lugar que se caracterizó por el seguimiento y las investigaciones realizadas durante la pandemia por COVID-19 y en una ciudad que fue especialmente afectada por el coronavirus debido al tráfico aéreo que tuvo en el mes de marzo de 2020 cuando llegó el virus a Estados Unidos”, explicó a Infobae el prestigioso neurólogo Conrado Estol, una voz referente sobre la actual pandemia.
Y agregó: “El número de personas estudiadas, casi 500, es un buen número para tener una significancia estadística. En la investigación vieron si los pacientes vacunados tenían mejoría en los síntomas pos COVID largos, es decir, síntomas persistentes luego de haber contraído y curado de la enfermedad. Los síntomas que miraron fueron la anosmia, disfunción respiratoria y problemas pulmonares, y los relacionados con la carga mental, como la ansiedad, depresión y estrés pos traumático. La comparación final entre vacunados y no vacunados no demostró diferencias significativas en la duración e intensidad de los síntomas”.
Según la publicación internacional, la tasa de remisión en el grupo vacunado fue del 16,6% cuatro meses después de la vacunación, en comparación con el 7,5% en un grupo de control de pacientes de Covid durante mucho tiempo que no se vacunaron. Los pacientes vacunados también informaron que la afección tuvo un impacto menor en sus vidas. Los hallazgos son preliminares y aún no han sido revisados por pares. El estudio incluyó a 455 pacientes de Covid de larga duración que se vacunaron después de que se desarrollaron sus síntomas y a 455 personas en un grupo de control que tenían Covid de larga duración pero no se vacunaron. La mayoría de los participantes vacunados en el estudio habían recibido la vacuna Pfizer.
Viet-Thi Tran, profesor asociado de epidemiología en la Universidad de París y autor principal del estudio, plantea la hipótesis de que la vacunación puede erradicar un reservorio viral en el cuerpo que puede estar causando síntomas a largo plazo en algunos pacientes. Pero dice que también es posible que haya un efecto placebo: los pacientes se sienten mejor después de vacunarse porque así lo esperan.
El doctor Ricardo Teijeiro, médico de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) afirmó a Infobae que aquella persona que tuvo la enfermedad y luego fue vacunado, aumenta su nivel de protección, inclusive medido por anticuerpos neutralizantes. Algunos estudios nos dicen que pueden ver disminuidos los síndromes de COVID prolongado tras vacunarse. Pero estos estudios todavía no son concluyentes.
Akiko Iwasaki, profesora de inmunobiología en la Universidad de Yale que estudia Covid durante mucho tiempo, afirma que el estudio francés es el primer análisis a gran escala del impacto de las vacunas en pacientes con COVID prolongado. (Ella no participó en el estudio francés). E introduce la idea de que los hallazgos también podrían respaldar la idea de que estos síntomas duraderos pueden ser causado por una reacción autoinmune. En ese caso, la vacunación puede amortiguar temporalmente la secreción de citocinas tóxicas, un tipo de proteína, que proporciona a los pacientes un alivio temporal.
David Putrino, director de innovación en rehabilitación en Mount Sinai Health System en Nueva York, tiene más de 400 pacientes de COVID durante mucho tiempo en un programa de rehabilitación. Aproximadamente la mitad ha informado sentirse mejor después de vacunarse, mientras que la otra mitad dice sentirse igual o peor. Él cree que el estudio francés es “convincente” en su hallazgo de que “la vacuna modula los síntomas”, dice, pero cree que es importante comprender mejor por qué algunas personas se sienten mejor y otras no.
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