La vitamina D y su efecto protector contra el COVID-19: por qué niveles bajos predisponen a la enfermedad

Un reciente estudio de la Universidad de Boston en personas con insuficiencia de este nutriente, asoció su déficit con un mayor riesgo de padecer coronavirus

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La vitamina D es una
La vitamina D es una hormona que se encuentra en la naturaleza y que regula la homeostasis mineral y esquelética y modula el sistema inmunológico innato (Getty Images)

La pandemia mundial causada por la infección por el virus del SARS-CoV-2 afectó a personas de todos los ámbitos de la vida desde su aparición en China en diciembre de 2019. En todo el mundo, millones de personas se infectaron con el virus y murieron, y según observaron los especialistas, la propagación de la infección por COVID-19 fue especialmente alta entre los afroamericanos, que tienden a vivir en comunidades densas y de bajos recursos y trabajan en ocupaciones en las que es más probable que estén expuestos al virus.

Ahora, varios estudios recientes examinaron el papel de los niveles de vitamina D en relación con la infección por COVID-19. Y algunos de ellos encontraron una mayor incidencia de infección en aquellos individuos con niveles más bajos de vitamina D.

La vitamina D es una hormona que se encuentra en la naturaleza y que regula la homeostasis mineral y esquelética y modula el sistema inmunológico innato. En los seres humanos, la vitamina D se obtiene de la dieta como ergocalciferol (vitamina D2) y colecalciferol (vitamina D3) derivados de plantas, levaduras y hongos, o mediante suplementos dietéticos. Otra fuente importante es la exposición a la radiación ultravioleta B, que participa en la conversión del 7-dehidrocolesterol en vitamina D3 por el hígado.

El nutriente es fundamental para la salud ósea en todas las etapas de la vida, desde el desarrollo fetal hasta la tercera edad debido al rol que cumple en la homeostasis del calcio (acciones esqueléticas o clásicas). En los últimos años se reportó que la vitamina D también participa en la regulación de numerosos tejidos y órganos a través de lo que se conoce como las acciones extra esqueléticas o no clásicas de la vitamina D.

Por sus acciones inmunomoduladora, antiinflamatoria,
Por sus acciones inmunomoduladora, antiinflamatoria, antimicrobiana, reguladora del sistema renina-angiotensina-aldosterona, favorecedora de la indemnidad del epitelio respiratorio, la vitamina D podría tener efecto protector en la infección por COVID-19 (Getty Images)

“Los coronavirus pertenecen a una gran familia de virus (coronaviridae) que infectan aves y varios mamíferos. El coronavirus actualmente denominado SARS-CoV-2, fue descubierto en diciembre de 2019 en Wuhan, provincia de Hubei, China, y es el agente causal de la epidemia de neumonía atípica actual”. Con esa introducción, las investigadoras argentinas Mariana Seijo y Beatriz Oliveri del Conicet dejaron ver que “los casos más graves presentan un síndrome de dificultad respiratoria aguda que puede conducir a la muerte” y señalaron que “la vitamina D (VD), además del efecto bien conocido y positivo sobre la salud ósea y la homeostasis del calcio, tiene efecto pleiotrópico en varios órganos, con distribución casi universal del receptor de VD y de las enzimas de metabolización de 25 hidroxivitamina D (25OHD) en las células del organismo. Estas acciones extraesqueléticas dependen de la síntesis en dichas células del metabolito activo 1,25 dihidroxivitamina D por regulación paracrina y autocrina, dependiente de niveles circulantes óptimos de 25OHD”.

Por sus acciones inmunomoduladora, antiinflamatoria, antimicrobiana, reguladora del sistema renina-angiotensina-aldosterona, favorecedora de la indemnidad del epitelio respiratorio y la homeostasis redox celular, la vitamina D podría tener efecto protector en la infección por COVID-19.

Precisamente, “entre los grupos de riesgo para COVID-19 figuran los adultos mayores, obesos, diabéticos, hipertensos, con afecciones cardiovasculares, patologías con mayor incidencia en individuos con hipovitaminosis VD”, apuntaron las expertas. La suplementación con VD, para alcanzar niveles óptimos de 25OHD de 40-60 ng/ml, podría reducir la incidencia, severidad y riesgo de muerte en la actual pandemia por COVID-19, como medida complementaria mientras se desarrollan la vacuna y otras medicaciones específicas.

La principal fuente de vitamina
La principal fuente de vitamina D es la exposición solar (Getty Images)

Ahora, además, un reciente estudio de la Universidad de Boston demostró que “los negros estadounidenses suelen experimentar (25 (OH) D) insuficiencia (20 a 29 ng / ml; 50-72,5 nmol / l) o deficiencia (<20 ng / ml; <50 nmol / l), en gran parte debido a una pigmentación más oscura de la piel da como resultado una menor penetración de la luz solar y la posterior producción de vitamina D”.

Una vez infectadas con COVID-19, las mujeres negras son particularmente vulnerables a desarrollar una enfermedad grave, en parte debido a los altos niveles de afecciones predisponentes como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y la obesidad -señalaron los investigadores-. Dada la sobrerrepresentación de mujeres negras entre los casos y muertes por COVID-19 y los altos niveles de insuficiencia de 25 (OH) D entre las mujeres negras, es particularmente importante evaluar la relación de las concentraciones séricas de 25 (OH) D con el riesgo de infección por COVID-19 en este grupo de población”.

Entre 5.081 participantes del estudio, cuya muestra de sangre había sido analizada para 25 (OH) D, 1.974 informaron haber tenido una prueba de COVID-19 en 2020. En relación con las mujeres con niveles de 25 (OH) D de 30 ng / mL (75 nmol / l) o más, los OR ajustados multivariablemente para la infección por COVID-19 en mujeres con niveles de 20 a 29 ng / ml (50 a 72,5 nmol / l) y <20 ng / ml (<50 nmol / l) fueron, respectivamente, 1,48 ( 95% CI 0,95-2,30) y 1,69 (95% CI 1,04-2,72) (p tendencia 0,02).

Los resultados del estudio sugieren que las mujeres negras estadounidenses con niveles más bajos de 25 (OH) D tienen un mayor riesgo de infección por COVID-19, aunque reconocen que se necesita más trabajo para confirmar estos hallazgos y determinar el nivel óptimo de 25 (OH) D para un efecto beneficioso.

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