En la comunicación humana el universo no verbal es varias veces más grande que el de las palabras: así es posible distinguir la alegría o llevar siglos en la exploración de las posibilidades de la expresión de Mona Lisa. Pero existen manifestaciones que se distinguen según la cultura. El orgasmo, por ejemplo, produce dos gestos faciales totalmente distintos en Occidente y Asia Oriental, según un estudio de la Universidad de Glasgow, Escocia.
"Los occidentales valoran los estados de alta excitación positiva como el ardor y el entusiasmo, que con frecuencia se asocian con movimientos de apertura de los ojos y la boca, mientras que los asiáticos tienden a valorar los estados de baja excitación positiva, que se suelen asociar con sonrisas con los labios juntos", escribieron los investigadores. Como resultado, los primeros identificaron como expresiones de orgasmo los ojos y la boca bien abiertos, mientras que los segundos las reconocieron en una sonrisa leve.
El estudio partió de objetar la idea aceptada según la cual la cara de orgasmo es indistinguible de la cara de dolor. Y encontró que, en efecto, mientras que la expresión del orgasmo cambia según la cultura, la del dolor es universal: contracción de las cejas, nariz apretada, mejillas elevadas.
"Los humanos suelen utilizar expresiones faciales para comunicar mensajes sociales", argumentaron los científicos. "Sin embargo, estudios de observación informaron que la gente que experimenta dolor u orgasmo produce expresiones faciales indistinguibles, lo cual cuestionaría su papel como una herramienta efectiva de comunicación".
Para el experimento emplearon "un enfoque basado en datos para modelar las representaciones mentales de las expresiones faciales", explicaron. Crearon un modelo matemático que generaba una cara dinámica a partir de un conjunto de 42 movimientos, entre ellos el estiramiento de los labios hacia los costados, el levantamiento de los párpados y el descenso de la mandíbula.
Los investigadores crearon animaciones a partir de 42 movimientos de cara.
"Elegimos este enfoque por dos razones", argumentaron. "En primer lugar, las representaciones mentales se arman a partir de encuentros con el ambiente exterior, ya sea directa o vicariamente (por ejemplo, aprendizaje de conceptos culturales)", y por eso se utilizan para predecir e interpretar el ambiente. "En segundo lugar, el enfoque basado en datos permite poner a prueba un rango más amplio de expresiones faciales para ver si son representativas de estos afectos intensos, porque surgen de muestras neutrales de un conjunto menos limitado que el de los enfoques tradicionales basados en teorías".
Aplicaron esos movimiento a una cara realista para producir breves animaciones y les pidieron a 80 personas, 40 de cada cultura, que miraran 3.600 animaciones y escribieran qué expresaban para ellos: "dolor", "orgasmo" u "otra cosa". También les solicitaron que evaluaran el grado de intensidad, desde "muy débil" a "muy fuerte".
Aunque el dolor se reconoce por los mismos gestos, el orgasmo varía entre la cultura occidental y la asiática.
A partir de ahí combinaron los resultados en modelos faciales que presentaron a 26 varones y 26 mujeres occidentales y 26 varones y 26 mujeres asiáticos, en caras que recreaban de manera realista la de una persona del género que atrajese a cada quien. Comprobaron que los participantes distinguían de manera idéntica las expresiones. Y que para los occidentales y los asiáticos la expresión del orgasmo era diferente, mientras que la del dolor, universal.
"Encontramos que las representaciones mentales de las expresiones faciales de los estados físicos extremos, negativo y positivo respectivamente, del dolor y el orgasmo son distintivas", concluyeron. "Nuestros resultados sugieren que podrían servir como herramientas efectivas de comunicación e interacción. También abordan preguntas existentes sobre si la cultura influye en cómo se representan las expresiones faciales y cómo se emplean para comunicar mensajes sociales básicos".
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