Un nuevo estudio sobre la cafeína agregó todas las bebidas que la contienen —desde el café al té, pasando por la yerba mate y muchos refrescos— a la lista de consumo prohibido durante el embarazo. El trabajo, publicado en la revista académica British Medical Journal Open, señala que cuanto mayor es la ingesta de cafeína en la gestación, más probabilidad de obesidad infantil presentan los hijos.
En detalle, el trabajo detectó un crecimiento excesivo durante el primer año en los hijos de mujeres que consumieron más cafeína durante el embarazo, seguido por un riesgo mayor de sobrepeso ocho años más tarde. Ambos factores están asociados con un riesgo mayor de obesidad futuro.
Hasta el momento se aconsejaba que una embarazada consumiera un máximo de 200 miligramos diarios de cafeína, el equivalente a dos tazas de café. Se conocía que una cantidad mayor podía aumentar el riesgo de aborto y causar complicaciones al embarazo, como obstaculizar el desarrollo del feto. También un estudio de 2015 había mostrado que la exposición en el útero a la cafeína en dosis elevada se asociaba a un aumento del 87% del riesgo de obesidad infantil. Pero este nuevo estudio encontró también problemas asociados al consumo menor, de entre 50 y 199 miligramos.
Eso implica una atención especial a varios elementos de la dieta, además del café: el té, la yerba mate, las gaseosas, las bebidas energizantes, el chocolate, la leche chocolatada y algunos dulces.
Eleni Papadopoulou, investigadora del Instituto Noruego de Salud Pública y autora principal del trabajo, dijo a CNN que "los niños y los adultos que durante la infancia engordan más que sus pares presentan un riesgo mayor de tener sobrepeso o ser obesos".
Los investigadores siguieron a 50.943 mujeres y sus hijos entre 2002 y 2008, parte del Estudio Noruego de Madres e Hijos. Los organizaron en cuatro categorías según los alimentos que las mujeres habían consumido hasta la semana 22 del embarazo: hasta 49 miligramos de cafeína, o consumo bajo; entre 50 y 199 miligramos, o moderado; entre 200 y 299 miligramos, o alto, y más de 300 miligramos, o muy alto. Se comenzó a evaluar a los niños a las seis semanas de su nacimiento a partir de los patrones de crecimiento.
Las mujeres del grupo de mayor consumo presentaban un riesgo 66% más alto de tener niños con crecimiento excesivo durante el primer año, es decir con un peso mayor al promedio para la edad. Las del grupo de consumo alto, presentaron ese riesgo aumentado un 30 por ciento. Pero también las del grupo de consumo moderado —es decir, dentro de los estándares que hoy se consideran seguros del consumo de cafeína durante al gestación— lo presentaron, con un 10% de aumento.
Al seguir a los niños, el estudio encontró que los hijos de madres con un consumo moderado, alto y muy alto de cafeína en el embarazo tenían "riesgo significativamente más alto" de ser obesos a los tres y a los cinco años. A los ocho años —la última medición— seguían presentando un peso medio kilo mayor al promedio. Desde los 10 años otros factores se suman para influir en el peso, como la dieta y el ejercicio.
No hay investigaciones anteriores que estudiaran los patrones de crecimiento en el primer año, observó Papadopoulou: "Nuestros hallazgos sobre consumo de cafeína y crecimiento rápido en la infancia son novedosos". Sin embargo, todavía no se conoce el mecanismo que los vincula, observó, que se presume hormonal.
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