Volvieron las clases en la Argentina y, aunque la dinámica es distinta con la nueva normalidad, algunas preocupaciones siguen intactas, como cuidar la alimentación de los chicos, ya sea en el colegio, como vianda, o en casa.
Con la nueva dinámica de las escuelas, la alternancia entre la presencialidad y la modalidad online, mantener un orden en la alimentación de los chicos es más difícil, ya que a veces comen en casa y a veces afuera. Y las opciones de kioscos o buffets en las escuelas no está disponible.
Consultados por Carbono News, la pediatra Sabrina Critzmann, la cocinera Natalia Kiako y el nutricionista Hernán Maroni, todos a cargo de talleres de nutrición y cocina, coincidieron en que la mejor opción es dejar de lado los productos ultraprocesados y sumar más comida casera a la dieta de los chicos y, en lo posible, de producción agroecológica.
Critzmann apunta al agua como lo más importante, y aconseja siempre tener una botella a mano traída desde casa, especialmente ahora, que el riesgo de contagio reduce la posibilidad de compartir o de usar bebederos.
Con respecto a las meriendas o colaciones recomendadas por la profesional, conviene separar en cuáles son las ideales para la escuela y cuáles son más convenientes para hacer en casa.
Para llevar:
-Frutas de estación. “Ahora serían cítricos, manzanas, peras. Son parte de desayunos y meriendas, y se pueden comer varias porciones al día”, indica Critzmann
-Proteínas, como huevos y palta. “Son alimentos que creemos que son parte de las comidas grandes y tranquilamente pueden ser snacks”, aseguró.
-Chips de kale seco. Se hacen en el horno y quedan ideales para llevar.
-Chipá casero.
Para comer en casa:
-Tostadas con mermelada, y si son caseras mucho mejor.
-Trocitos de fainá con untables de frutos secos. “No necesariamente tienen que ser caros, pueden ser de semillas de girasol trituradas”, explica la pediatra.
-Al fainá también se le puede agregar tomates y cebollas salteadas, recomienda el nutricionista.
-Albóndigas o croquetas de lentejas también son opciones recomendadas por Hernán Maroni.
-Y por último, buñuelos al horno de cereales, harina de legumbres y algún vegetal.
Alimentos ultraprocesados, la “otra pandemia”
La alimentación es fundamental para el desarrollo humano. Sin embargo, no todo lo que se ofrece como alimento en kioscos y góndolas de supermercados cumple con la función esencial de nutrir. Ese es el problema de los alimentos ultraprocesados.
Definidos por la Organización Panamericana de Salud (OPS), los ultraprocesados son “formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos”. “Estos productos —indica la OPS— están nutricionalmente desequilibrados, ya que tienen alto contenido de azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas”.
“Hace varios años, importantes organizaciones como la OPS y muchos científicos están alertando sobre el consumo de los ultraprocesados por su altísima concentración de azúcar, cafeína, edulcorante y conservantes que tienen impacto en el organismo, y ya se vio una generación con enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes e hipertensión”, indicó a Carbono News Critzmann.
Además explicó que estos alimentos están asociados a la malnutrición en la Argentina, que puede darse de dos formas: desnutrición o exceso de nutrientes. “El 40% de los niños tiene un peso por encima del que sería bueno para su edad, pero ese es solo un marcador, porque hay un montón de niños con peso adecuado según la tabla, que igual están malnutridos. Eso es lo que generan estos productos”, dijo.
Y sumó: “En la ciudad de Buenos Aires, el 60% de anemia por falta de hierro tiene que ver con el consumo de todos estos productos en momentos tan críticos como el desarrollo del cerebro, y puede tener impacto en el desarrollo de las infancias”.
Maroni, en consonancia con Critzmann, dijo que los ultraprocesados “están diseñados para que no podamos parar de comerlos”. “Muchas veces abrimos un paquete y cuando nos dimos cuenta ya nos lo terminamos”, ejemplificó.
“Estamos viendo población infantil que tiene complicaciones de salud propias de la población adulta. No es por estigmatizar el tema del exceso de peso, pero predispone a que los niños, cuando crezcan, tengan un montón de otras complicaciones, como por ejemplo diabetes, hipertensión, colesterol elevado, que son todos factores que van influyendo en los accidentes cardiovasculares, la primera causa de muerte en el país”, añadió.
Natalia Kiako, cocinera y autora de “Cómo como” y “A cuatro manos”, dijo a Carbono News: “Lo que sucede es que el paladar llega a un nivel de acostumbramiento increíblemente alto en azúcar y grasa que hace muy difícil que después podamos apreciar lo placentera que puede ser otro tipo de comida y otro tipo de ingredientes”.
“Estas enfermedades son la verdadera pandemia”, enfatizó la pediatra.
Para la cocinera, es importante entender que la división entre “rico” y “saludable”, y que lo sano también puede ser rico. “Un desayuno o una merienda saludables tienen que ver con recuperar sabores y texturas y el disfrute de la comida de verdad”, dijo.
Elegir lo agroecológico para una alimentación sana y un comercio justo
Los alimentos agroecológicos son más saludables y sustentables, ya que no requieren de agroquímicos para su producción. “Es un modelo donde todos ganamos”, destacó Kiako, y resaltó que la comida agroecológica es más sana, tiene más sabor, y comprarla contribuye con “un sistema de producción más noble, donde las personas que trabajan lo hacen en mejores condiciones”. “Se cuida la salud de esas personas además de la nuestra”, destacó.
Maroni celebró que la agroecología esté creciendo en la región: “Los bolsones agroecológicos pueden conseguirse a un precio menor que en cualquier verdulería tradicional”.
Además, resaltó que los alimentos con agrotóxicos terminan impactando en la salud de las personas: “Aumentan el riesgo de tener distintos tipos de cáncer pero, más allá de eso, actúan como disruptores endocrinos, eso significa que alteran a nivel hormonal, por ejemplo, el funcionamiento de la tiroides puede verse afectado por haber incorporado de manera prolongada agrotóxicos en la alimentación”.
Otra cuestión clave que marcó el nutricionista es la importancia de consumir alimentos de estación y locales. “Eso hace que varíe la composición nutricional del alimento. No es igual de nutritivo un tomate en pleno diciembre, que es su época, que comer uno en julio. Además, este último, al no ser de estación, necesita mucha más cantidad de agroquímicos para poder crecer sin que la producción se vea afectada”, puntualizó.
“De todas maneras, yo siempre trato de hacer hincapié en que hagamos lo mejor posible, que no dejemos de cocinar porque no tenemos plata, tiempo o acceso a lo agroecológico. Si comemos fruta y verdura, aunque no sea agroecológica, es mejor que no comerla. A las legumbres siempre va a ser mejor sumarlas, aunque no sean agroecológicas”, cerró.
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