(Desde Montevideo, Uruguay) - Los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y Economía de Uruguay autorizaron la creación de una nueva categoría para vinos sin alcohol y con baja graduación, una definición que se tomó tras una iniciativa del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi). La nueva normativa convierte a Uruguay en el segundo país de la región, luego de Chile, en contar con esta reglamentación.
El documento del gobierno, firmado por el presidente Luis Lacalle Pou e informado por El País, establece que es necesario definir nuevas categorías en los productos vitivinícolas. “Ello redundará en una vitivinicultura respetuosa con el medio ambiente”, asegura el texto.
El decreto establece que es conveniente modificar el envasado de los vinos livianos, de tal forma que no se limite a las botellas y las latas de aluminio. También sugiere que es oportuno que se regule el envasado de los vinos desalcoholizados y los parcialmente desalcoholizados.
La reglamentación incorpora como productos a la néctar de uva, néctar de uva gasificada, vino desalcoholizado (conocido como vino sin alcohol) y vino parcialmente alcoholizado (bajo en alcohol).
El vino desalcoholizado, según define el decreto, es una bebida “obtenida mediante técnicas de corrección del contenido de alcohol” y debe tener un grado alcohólico real final menor a 0,5 gramos por litros. El vino “parcialmente desalcoholizado” se fabrica de la misma manera, pero los márgenes son mayores: su grado alcohólico puede ser igual o superior a 0,5 gramos por litros y no superar los cuatro gramos por litro.
La norma, a su vez, define que el néctar de uva es una “bebida no fermentada, para consumo directo”. Se obtiene al agregar agua potable, azúcar, miel, jarabes y edulcorantes a algunos productos de la vid. Debe contener como mínimo un 50% de zumo de uva y/o puré de uva. La tolerancia alcohólica de graduación es hasta 1% de su volumen.
El néctar de uva gasificado, en tanto, es el mismo producto pero al que se le agrega dióxido de carbono.
Hasta ahora, la legislación nacional establecía que el vino podía tener un mínimo de 9,5 o 10 gramos por litro, según la cosecha del año.
Otro de los artículos establecidos por el gobierno uruguayo autoriza algunas técnicas separativas para la corrección del contenido del alcohol: evaporación parcial al vacío, técnicas de membranas, destilación, cono rotatorio y ósmosis inversa.
La reglamentación establece hasta un límite de un litro la capacidad para los envases que tengan vinos sin alcohol o con baja graduación. Los vinos livianos solo podrán ser envasados en botellas de hasta un litro y medio o en latas de aluminio.
El presidente del Inavi, Ricardo Cabrera, celebró la nueva normativa aprobada por el gobierno. El jerarca, promotor de la iniciativa, declaró a El País que esta decisión pone a Uruguay en una situación más acorde a la del consumo mundial del vino. “La tendencia muestra que el consumo del vino sin o bajo en alcohol está en crecimiento”, indicó.
El vino sin alcohol está dirigido a personas que, por ejemplo, quieren tomar una copa y conducir sin violar ninguna norma de tránsito (en Uruguay, el límite de alcohol en el manejo es 0). También es beneficioso para quienes tienen problemas de salud vinculados al alcohol.
Los productores uruguayos todavía ven con cautela este potencial mercado, en parte porque los consumidores deben adaptar su paladar al sabor del vino sin alcohol y también porque la tecnología para elaborarlo es más cara.
Cabrera, el promotor de la idea, es optimista. “Hay más apertura por parte de los importadores de vino, pero los productores nacionales se interesarán más a medida que se comiencen a vender estos vinos en el país y se haga más marketing”, afirmó.