(Desde Montevideo, Uruguay) - Los productos con octógonos que indican exceso de sodio, azúcar o grasas en los alimentos no pueden ser publicitados en las cantinas de los centros educativos de primaria y secundaria de Uruguay, aunque su venta hasta fin de año está habilitada. Sin embargo, a partir de enero de 2024 el comercio de los productos con el etiquetado frontal estará prohibido en escuelas y liceos de todo el país.
Esta medida, aprobada en una ley de 2022, promueve una alimentación más saludable en un país que tiene uno de los mayores niveles de sobrepeso infantil de la región.
Pero esta decisión tiene como contracara un efecto crítico sobre los cantineros. Más de la mitad de las cantinas de los centros educativos debieron cerrar porque implementar la normativa les hace “imposible” poder trabajar, informó a El País la presidenta de la Cámara de Cantinas de Espacios Educativos del Uruguay, Alejandra Ferreira.
Las cantinas de las escuelas y liceos renuevan sus contratos cada mes de octubre, una decisión que toma el comerciante o la dirección del centro de estudios. En las instituciones privadas, en cambio, los acuerdos varían según el colegio o la universidad.
Gran parte de las cantinas decidieron cerrar por “miedo” a lo que pueda ocurrir con sus negocios el próximo año, cuando comience a regir la restricción a la venta de los productos con octógonos. Algunos de los liceos más concurridos de Montevideo están en una situación “complicada”, definió Ferreira, porque los espacios de sus cantinas van a quedar libres y se deberán volver a licitar.
Una de las quejas de los cantineros es que la restricción se aplica dentro de los centros educativos, pero no abarca a los comercios que están cercanos a las escuelas y los liceos. Los estudiantes saldrán a comprar los productos menos saludables a los kioscos o almacenes aledaños.
Para la Cámara de Cantinas, esta restricción es aún más desafiante por los altos precios de los alquileres que hay en Uruguay. Los valores provocan que ya no sea “viable” tener un negocio en zonas de “contexto crítico” porque muchas veces la ganancia del mes es menor a las de un sueldo básico.
La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), la entidad rectora de la educación, considera que esta medida promueve el “consumo de alimentos saludables” y de productos frescos, como las frutas y las verduras, declaró la directora de Derechos Humanos de la institución, Gloria Canclini, al medio uruguayo.
Esta medida es complementaria de otras decisiones, como las que promueven el aumento del ejercicio físico para combatir el sedentarismo. Lo que pretenden, indicó, es que se genere un “cambio de hábito y cultural” con las diferentes actividades.
La decisión, aprobada en la Rendición de Cuentas de 2022, fue promovida por la Alianza para el Control de Enfermedades No Transmisibles. El presidente de este grupo, Diego Rodríguez, aseguró a El País que están a las expectativa de la fiscalización que realizará la ANEP y el Ministerio de Salud Pública. En los últimos años hubo una deficiencia en el control de la prohibición de la publicidad de estos productos.
“Si no hay fiscalización, no se cumple”, advirtió. Para esta alianza, la normativa aprobada aún tiene aspectos a mejorar porque, por ejemplo, está habilitada la venta de productos light. Estos alimentos no tienen octógonos, pero no deberían estar en los centros educativos por las pautas de alimentación saludable, según esta opinión.
La Cámara Industrial de Alimentos, en tanto, está en contra de esta decisión. La gremial considera que los alimentos con octógonos son “productos de venta libre, debidamente registrados y rotulados acorde a las reglamentaciones vigentes”. “Si bien es factible prohibir la venta de ciertos productos, dicha restricción siempre ha estado asociada con productos que se ha demostrado que son nocivos para la salud”, opinó este grupo de empresarios.