Al sur de Ecuador, a 40km de la ciudad de Loja, se encuentra la parroquia Vilcabamba, también conocida como el “Valle de la longevidad”, como la “isla de inmunidad para las enfermedades del corazón” o como “el país de los viejos más viejos del mundo”. Se le adhieren estas denominaciones debido a que una gran cantidad de sus habitantes han superado los 100 años con sus facultades cognitivas intactas y un excepcional estado de salud.
El nombre de este valle deriva de las palabras quechuas huilco y bamba, que significan árbol y valle. De ahí que se traduce a “valle del árbol sagrado”, que se relaciona con el árbol huilco, al que se le atribuyen propiedades curativas.
Vilcabamba es un valle subtropical ubicado a 1.700 metros sobre el nivel del mar, es de clima cálido y sin cambios bruscos de temperatura, que suele mantenerse entre los 18 y los 22 grados centígrados. Se cree que estas características del ambiente son favorables para el buen funcionamiento del corazón.
Este territorio ecuatoriano saltó a la fama en la década de los 70 cuando la revista National Geographic publicó un artículo en el que nombraba a Vilcabamba como una de las “tres islas de la longevidad” del mundo. En la lista también se incluían a Abjasia y al valle de Hunza situado en los Gilgit-Baltistán de Pakistán.
Este nuevo título llamó la atención de científicos, médicos y naturalistas, que llegaron a Vilcabamba a hacer investigaciones de todo tipo con el objetivo de descubrir el secreto de la longevidad de sus ancianos. Según un reportaje de 1994 en The Baltimore Sun, un diario estadounidense, incluso compañías tabaqueras se interesaron por los habitantes de este valle, que habían fumado “chamico” durante muchos años sin desarrollar ningún tipo de cáncer.
El chamico ha sido denominado como “el cigarro de los longevos”, este es un cigarro tradicional y natural. Aún ahora, los adultos de Vilcabamba se encargan de la siembra, cosecha y elaboración del “chamico”.
De acuerdo con la Gobernación de Loja, se han hecho investigaciones relacionadas con la dieta de sus habitantes, las condiciones de sus huesos, corazón y capacidades respiratorias. Estas han arrojado que los longevos conservan sus arterias permeables, su corazón completamente sano, y que sus retinas no son muy diferentes a las de una persona de 45 años.
Se presume que las razones para este excepcional estado de salud se relacionan con: el clima, la altitud, el estilo de vida y la calidad del agua.
En Vilcabamba no es raro encontrar a un adulto centenario realizando trabajos agrícolas como cualquier agricultor de mediana edad. Esta actividad, más las caminatas matutinas de los habitantes, contribuyen a mantener su físico. Su estilo de vida se complementa con una dieta baja en grasa y con alto contenido de fibra que adquieren de los propios cultivos del valle, que incluye: legumbres, granos, hortalizas y cereales. Según información obtenida en el portal de la Gobernación de Loja, los habitantes consumen un promedio de 1.700 calorías diarias, de las cuales solo 153 corresponden al consumo de carnes. Además, el consumo de café es habitual.
El agua de Vilcabamba, a la que se le ha atribuido el milagro de la longevidad, nace en los altos de la Cordillera de los Andes y sigue su camino por los ríos Chamba y Uchima. En el agua de estos ríos se ha encontrado magnesio, calcio y minerales como oro y plata coloidal. El magnesio tendría la capacidad de diluir grasas y minerales como el calcio, contribuyendo a la buena salud de quienes la consumen.
Todos estos factores juegan un papel en la longevidad de los habitantes de Vilcabamba. La periodista lojana Susana Roa, de 24 años, cuenta que, cuando ella era una pequeña niña, su bisabuelo, Albertano Roa, tenía 126 años. El oriundo de Vilcabamba fue entrevistado en el reportaje de The Baltimore Sun, cuando tenía 119 años, y mencionado en un artículo del periódico alemán Der Tagesspiegel. De acuerdo con el primero, Albertano era un hombre muy activo que se dedicaba a trabajar en el campo, a fumar, beber y tocar la guitarra.
Ignacio Aguilar, también conocido como Nachito, nació en 1901 en Quilanga, un cantón de la provincia de Loja, y vivió desde su juventud en Vilcabamba. En 2016 algunos medios locales informaron sobre el proceso que estaban siguiendo las autoridades provinciales para conseguir que fuera nombrado “el hombre más longevo del mundo”. En ese entonces Nachito tenía 115 años, no usaba lentes ni bastón y disfrutaba de bailar desde Sanjuanito –un género musical andino– hasta reggaeton. Sin embargo, el trámite nunca se finalizó y don Ignacio falleció en noviembre de 2020, cuando había alcanzado los 120 años de edad.
Como Albertano Roa e Ignacio Aguilar, hay muchos casos de personas que han superado los 100 años en el valle de Vilcabamba, lo que ha convertido al lugar en un destino popular para personas jubiladas o que buscan mejorar su salud. De acuerdo con las declaraciones de Carlos Ortiz, presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Parroquial de Vilcabamba, recogidas por RT Noticias en 2020, se contabiliza que alrededor de 1.000 extranjeros, principalmente de países angloparlantes, se han radicado permanentemente en el valle de la longevidad.
Sin embargo, el auge del turismo y la inserción de nuevas costumbres podrían ser la razón de la disminución del número de longevos en Vilcabamba. De acuerdo con los datos dados por Ortiz, en noviembre de 2020 se contabilizaban únicamente 47 longevos de los más de 7.000 habitantes de la parroquia.
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