Redacción deportes, 15 dic (EFE).- La estadounidense Gretchen Walsh se coronó como la 'reina' indiscutible de los Mundiales de piscina corta que concluyeron este domingo en Budapest, tras cerrar su participación en la capital magiar con un total de once nuevos récords del mundo y siete medallas de oro.
Una impresionante actuación que catapultó a una nueva dimensión la figura de la nadadora de Nashville, que hasta hace apenas unos meses se había visto relegada a un discreto segundo plano en el panorama internacional, en el que la Walsh que brillaba era su hermana mayor, Alex, plata en los Juegos Olímpicos de Tokio
Y eso que Gretchen Walsh parecía destinada a convertirse en una megaestrella cuando en 2019, con 16 años, conquistó seis medallas de oro en los Mundiales júnior disputados, quizá en un guiño del destino, en Budapest.
Resultados que Walsh no pudo trasladar a la categoría absoluta, en la que tardó en hacerse un hueco en el equipo de Estados Unidos, con el que no debutó en una gran competición internacional hasta los Mundiales de Fukuoka 2023.
Una cita en la que Gretchen Walsh, que cumplirá 22 años el próximo mes de enero, tuvo que 'conformarse' con la medalla de bronce en la única prueba individual que disputó, la de los 50 mariposa.
Ese resultado llevó a muchos a catalogar a la pequeña de las hermanas Walsh como una nadadora de exclusivamente de yardas, incapaz de trasladar sus éxitos en el circuito universitario a la piscina larga en una gran competición internacional.
Una etiqueta con la que Gretchen Walsh empezó a acabar el pasado mes de junio, cuando estableció un nuevo récord del mundo -55.18- en las pruebas de selección olímpica estadounidenses que le valió un billete para los Juegos de París, en los que logró la plata tras verse superada por su compatriota Torri Huske en una emocionante final.
Walsh hizo olvidar esa derrota, y de qué manera, en estos Mundiales de piscina corta, en los que se colgó siete medallas de oro y firmó once nuevas plusmarcas, casi la mitad de los treinta nuevos récords del mundo que se establecieron en los seis días de competición.
Los dos últimos los logrados este domingo en la final de los 50 libre, en la que Gretchen Walsh rebajó en 4 centésimas el tope mundial -22.83- que estableció en las semifinales del sábado tras alzarse con el triunfo con un tiempo de 22.83 segundos, y en la final del relevo femenino de 4x100 estilos en la que nadó la posta de mariposa
Una prueba en la que su compatriota Regan Smith estableció en la posta inicial una nueva plusmarca universal de los 100 espalda, tras completar los cuatro primeros largos en 54.02 segundos, 25 centésimas menos que el récord que ella misma estableció con un crono de 54.27 segundos el pasado 1 de noviembre.
Sensacional puesta en escena que puso al cuarteto estadounidense rumbo de un nuevo tope universal que Regan Smith, Lilly King, Gretchen Walsh y Kate Douglass dejaron en unos estratosféricos 3:40:41 minutos, casi cuatro segundos menos que la anterior plusmarca.
Dos récords del mundo que sumar al que logró Regan Smith apenas una hora antes en la final de los 200 espalda, en la que la estadounidense se impuso con un registro de 1:58.04 minutos.
Pero no sólo las mujeres brillaron en el Duna Arena, la piscina más rápida del mundo como no dudó en calificarla toda una leyenda de la natación mundial como el húngaro Laszlo Cesh, donde el estadounidense Luke Hobson llevó el récord del mundo de los 200 libre a una nueva dimensión.
Hobson, que se convirtió el pasado viernes en el primer hombre en la historia en bajar de la barrera del minuto y treinta y nueve segundos tras nadar la posta inicial de la final del 4x200 en un tiempo de 1:38.91 minutos, volvió a rebajar la plusmarca universal en la final del doble hectómetro.
El estadounidense, que se impuso con un crono de 1:38.61, rebajó en 30 centésimas su propio tope dejando definitivamente en el olvido el legendario récord de alemán Paul Bierdermamn, el último que quedada de la era de los 'bañadores mágicos', los trajes de baño de poliuretano prohibidos desde 2010, que seguía vigente al inicio de estos Mundiales.
Una plusmarca universal que el caimanés Jordan Crooks no pudo volver a rebajar en los 50 libre, tras revalidar este domingo el oro que conquistó hace dos años en Melbourne al imponerse en la final con un tiempo de 20.19 segundos.
Veintinueve centésimas más que el crono que el nadador de las Islas Caimán firmó en las semifinales del sábado en las que se convirtió en el primer hombre en la historia en nadar por debajo de los veinte segundos, tras firmar un crono de 19.90.
Marcas que, como la de Hobson, han oscurecido los éxitos de nadadores como el chino Haiyang Quin, que sumó este domingo a la victoria en los 100 braza el triunfo en la final de los 50 braza con un tiempo de 25.42 segundos, o el oro del húngaro Hubert Kos, el vigente campeón olímpico, en los 200 espalda, en los que se quedó a dos centésimas del récord del mundo tras firmar un crono de 1:45.65 minutos. EFE