Más de 100 gobiernos se han comprometido a actuar para poner fin a la violencia infantil, que afecta a unos 1.000 millones de niños en todo el mundo, en el marco de la primera Conferencia Ministerial sobre Violencia contra los Niños, que se celebra este jueves y viernes en Bogotá (Colombia).
"A pesar de que es muy prevenible, la violencia sigue siendo una terrible realidad cotidiana para millones de niños en todo el mundo, que deja cicatrices que se extienden a lo largo de generaciones", ha señalado el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Se estima que más de la mitad de los niños del mundo sufren alguna forma de violencia, ya sea en forma de castigo corporal, acoso, abuso emocional o violencia sexual. En concreto, las estadísticas reflejan que tres de cada cinco niños son castigados regularmente con medios físicos en sus hogares; una de cada cinco niñas y uno de cada siete niños sufren violencia sexual; y entre el 25 y el 50 por ciento de los niños han sufrido acoso escolar.
Además, alrededor de nueve de cada 10 niños viven en países donde el castigo corporal o el abuso y la explotación sexuales no están prohibidas por ley. La mayoría de los casos de violencia infantil suelen permanecer ocultos, ya que menos de la mitad de los menores afectados cuenta su situación y menos del 10 por ciento recibe algún tipo de ayuda, según la OMS.
Esta violencia, además de suponer una grave violación de los derechos de los niños, aumenta el riesgo de problemas de salud inmediatos y a largo plazo, como trastornos de salud mental y del comportamiento, e incluso la muerte. Cada 13 minutos, un niño o adolescente muere como consecuencia de un homicidio, lo que equivale a unas 40.000 muertes evitables cada año.
Con el objetivo de prevenir y erradicar la violencia infantil, además de impulsar los servicios que prestan a los afectados, un centenar de países han asumido una serie de compromisos. Entre las promesas más notables, Burundi, Chequia, Gambia, Kirguistán, Panamá, Sri Lanka, Uganda y Tayikistán se han comprometido a aplicar leyes contra el castigo corporal en todos los ámbitos, y Nigeria ha señalado que lo hará en el ámbito escolar.
Decenas de países se han destacado que invertirán en apoyo a los padres en situaciones críticas, una de las intervenciones que más efectividad han demostrado para reducir los riesgos de violencia en el hogar. Tanzania ha apuntado que introduciría Oficinas de Protección Infantil en sus 25.000 escuelas y España se ha comprometido a impulsar una nueva ley digital para promover la seguridad digital.
Reino Unido, junto con otros socios, se han involucrado en la puesta en marcha de un Grupo de Trabajo Mundial para poner fin a la violencia en las escuelas y a través de ellas. A su vez, las Islas Salomón han prometido elevar la edad para contraer matrimonio de 15 a 18 años y muchos otros países han mostrado su acuerdo en fortalecer las políticas nacionales y desarrollar planes específicos para abordar la violencia contra los niños.
Todos los compromisos abordados cuentan con una evidencia probada que señala que aplicar estas estrategias de forma eficaz puede reducir la violencia contra los niños hasta en un 20-50 por ciento. En el marco de este evento, los gobiernos se preparan para acordar una nueva declaración mundial destinada a proteger a los niños de todo tipo de violencia, explotación y abuso.